martes, 14 de julio de 2020

La maldad femenina; Camilla Läckberg

Ilustración: Abraham Cruz


Por: Virginia Bautista

Mujeres silenciadas, maltratadas por sus parejas, a las que les han arrebatado sus derechos más básicos. Féminas que enfrentan esto en todas las sociedades, que “pueden ser nuestras amigas, vecinas, un familiar o nuestra doctora de cabecera”.

A ellas, afirma la editora española Miriam Vall, quiso darles voz la escritora sueca Camilla Läckberg (1974) en su novela Mujeres que no perdonan, que acaba de lanzar editorial Planeta; en la que Ingrid, Victoria y Birgitta, que viven sometidas a sus maridos, un día llevadas al límite planean, sin siquiera conocerse, el crimen perfecto.

Creo que Camilla ha logrado el final más ingenioso de toda su carrera”, comenta Vall en entrevista con Excélsior sobre una de las autoras de novela negra más reconocidas hoy en día, cuyas obras han vendido más de 26 millones de ejemplares en 60 países.

 
Esta historia llevaba mucho tiempo en su cabeza. Tenía que ver con los movimientos en defensa de los derechos de las mujeres, sobre todo el Me Too. Se dice que las mujeres hemos alcanzado un nivel de igualdad importante, pero Camilla no está de acuerdo”, agrega.

Vall, editora en Planeta España, explica que la inspiración para escribir Mujeres que no perdonan llegó a Läckberg de una manera tristemente fácil. “Todos los días aparecen en los medios noticias de mujeres maltratadas por sus parejas, de toda condición social y económica, como las tres protagonistas; que, si bien pueden parecer muy distintas, comparten mucho más de lo que se ve a simple vista”.

Está convencida de que esta obra también le ha servido a la narradora, quien publicó su primer título, La princesa de hielo, en 2003, para probarse a sí misma; es decir, “reinventarse en lo estrictamente literario y escribir una pieza más breve formalmente, pero igual de intensa, o más, que las anteriores”.

Ante la propuesta de que las mujeres, las dadoras de vida por naturaleza, también pueden quitarla, la promotora aclara que la crueldad y la maldad no entienden de géneros. “Pero sí es verdad que la gran mayoría de abusos son perpetrados por los hombres. Como lectoras, logramos entender y empatizar con tres mujeres que están siendo humilladas; y, si bien planean algo aterrador y execrable, comprendemos sus motivaciones y llegamos hasta absolverlas.

Pero no olvidemos que estamos, claramente, en una ficción; y, por ello, debemos tener claro que el asesinato nunca es la solución. La denuncia y la justicia tienen que prevalecer ante todo”, indica.

Con más de 15 años de carrea literaria, la autora de Las hijas del frío, La sombra de la sirena y La bruja, cuyas historias transcurren en Fjällbacka, la región costera en la que nació y creció, se ha convertido en “un caso excepcional” dentro del género negro, ya que sus lectores le son “tremendamente fieles”, dice la editora.

Su obra, caracterizada siempre por una serie de elementos que conforman ya su marca personal, como tramas perfectas y minuciosas, personajes cercanos y repletos de aristas, gran tensión psicológica y giros impredecibles hasta la última página, ha sabido ganarse el favor del público.

 
Su escritura ha evolucionado. Todas las trayectorias cambian. Novela tras novela, ha construido un mundo con el que resulta fácil identificarse. Ha volcado en sus tramas dos de sus grandes pasiones: el interés por el lado más oscuro del ser humano y la defensa de un perfil de mujer más allá de los tópicos”, destaca.

OSCURA FASCINACIÓN

Vall detalla que la fascinación de Läckberg por el género negro le viene desde joven. “Mientras sus amigas leían cuentos infantiles, ella devoraba las historias de fantasmas o los relatos de Edgar Allan Poe. Ya de adolescente, se interesó por los clásicos de la novela policiaca británica y norteamericana, entre los que destaca Agatha Christie.

Pero también le apasiona la sección de sucesos de los periódicos y los programas de radio y televisión sobre casos famosos. De hecho, como su padre fue policía durante varias décadas, ella también soñó con entrar al cuerpo policiaco y convertirse en investigadora. Curiosamente, su segundo marido era policía”, cuenta.

La editora piensa que la autora de Crimen en directo, Los vigilantes del faro y El domador de leones sentó un precedente cuando inventó a su protagonista Erica Falck. “Una mujer muy normal que no tenía nada qué ver con los protagonistas de la mayoría de novelas negras y de misterio de la época: siempre eran hombres, más bien maduros y solitarios, con adicciones, apasionados del jazz y llenos de amargura.

Con la creación de Erica, Camilla contribuyó a que la ficción dejará de estar dominada por este arquetipo masculino; conectando a su vez, por su originalidad, con un público ávido de nuevas voces e historias”, considera.

Concluye que el éxito de Läckberg se debe a que “ha logrado tejer siempre tramas ágiles, con unos personajes que piensan y sienten como cualquiera de nosotros y con los que puedes identificarte; además, de un escenario, en este caso Suecia, siempre fascinante”. Sobre este tema, la autora ha dicho: “Siempre escribo sobre gente normal y lo que detallo en mis novelas conecta con algo humano y universal”.

La editora adelanta que Camilla ya está trabajando en el próximo proyecto, que publicará Planeta, “y puedo decirte que es algo realmente potente”.

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