viernes, 15 de diciembre de 2023

Raquel Tibol, implacable y generosa; se conmemora el centenario de su nacimiento



Por: Virginia Bautista 

"Ella era generosa, pero implacable”. Así describe el investigador Renato González Mello a la crítica de arte y periodista Raquel Tibol (1923-2015), una de las voces más temidas en el ámbito del arte mexicano del siglo XX, de quien hoy se conmemora el centenario de su nacimiento.

"Hay dos cosas importantes que la caracterizaron y que se extrañan. La primera es su proyecto intelectual muy orientado a la crítica, a un ejercicio crítico sin cortapisas, sin confesiones. Y la otra cosa es que, aunque era muy vehemente al expresarse, era una persona que escuchaba”, destaca el doctor en Historia del Arte por la UNAM.

Era alguien que no se mordía la lengua ni se callaba, decía lo que pensaba. Y eso la llevó a tener un lugar fundamental en la escena de las artes en México, que es un país muy cortesano, donde no nos gusta decirnos lo que pensamos.

"Estaba muy convencida del proyecto de la pintura mural, de la pintura pública mexicana, incluso en una época realmente tardía; pero, cuando fue claro que Siqueiros no estaba siendo consecuente con lo que él mismo había defendido durante años, no dudó en decírselo y en decirlo en público”, agrega.

Añade que Tibol “supo escuchar argumentos distintos de los suyos y, aunque a lo mejor en la polémica, no era de dar cuartel, en el largo plazo sí es visible que hay una interacción de sus puntos de vista con puntos de vista distintos. Siempre tuvo una voluntad de controversia”.

Crítica e historiadora del arte mexicano, prolífica promotora y cronista cultural, periodista y conductora de programas de televisión, coleccionista, Tibol vivió en México desde 1953, se nacionalizó en 1961, donde dio vida a 40 libros.

Claridosa, como buena argentina, siempre estuvo rodeada por un halo especial que le generó haber vivido en la Casa Azul de Frida Kahlo, cuya obra y correspondencia estudió, al trabajar para Diego Rivera.

"Raquel realmente estuvo interesada en todo lo que pasaba en el campo de las artes. No hacía su crítica desde un punto de vista estrictamente ideológico, como a veces se cree. Ella hacía una crítica desde la noción de calidad”, indica González Mello.

"Pienso que lo que la llevó a quedarse en México, y la comprometió, no sólo fue la tendencia política de la pintura mural, también fue su calidad. Y luego, ya en las décadas de los 70, 80 y 90, a lo mejor uno podía discrepar de ella; pero iba de manera muy coherente buscando eso mismo, la calidad en el arte”, señala.

Para Ana Garduño, doctora en Historia del Arte por la UNAM, “el poder de Raquel era megavisible, muy sabido, donde ella entraba se notaba su presencia, no era alguien que pasara desapercibida”.

Asegura que, por un lado, “era una periodista, una investigadora independiente, que hizo libros que tienen un carácter dual: por un lado, los publica en editoriales comerciales y, al mismo tiempo, son productos de investigación, son trabajos donde recopila textos de artistas de los que le interesan sus ideas estéticas.

"Pero también trabaja colaborando con las instituciones artísticas mexicanas. La contratan para hacer exposiciones, curadurías, para dar conferencias. Entonces, fue personaje intermedio, porque tuvo una vida independiente, como periodista, y al mismo tiempo hizo investigación y proyectos con instituciones culturales”.

La catedrática concluye que Tibol tuvo “una vida muy rica”, pues participó en todos lados, y también trabajó con mucha libertad. “Donde yo abro un archivo, me encuentro a Raquel Tibol, ya sea en el Instituto Politécnico Nacional o en el Instituto de Cardiología, dio cursos, conferencias, charlas, visitas guiadas a exposiciones.

"Prácticamente, no hay una institución en México, cultural o no, donde ella no haya participado. Siempre con sus conocimientos, aportando sus descubrimientos, sus avances, sus investigaciones”, dice.

González Mello considera que hace falta estudiar lo que Tibol escribió antes de que colaborara en la revista Proceso; es decir, lo que publicó en revistas y periódicos antes de 1976, “donde se pueden encontrar verdaderas joyas”.

Una buena parte de su archivo, libros y correspondencia los resguarda el Museo Soumaya.

No hay comentarios: