Por: Virginia Bautista
El diario de la Elena Garro (1916-1998) adolescente, que empezó a escribir de 1932 a 1933, cuando la futura famosa escritora tenía 15 años, es una de las obras inéditas que la investigadora Patricia Rosas Lopátegui reúne en su libro más reciente, Elena Garro sin censura (Gedisa).
"Es tan delicioso. Muestra a una Elena jovial, fresca, feliz; claro, con problemas en su entorno familiar, sus travesuras en la secundaria, era tremenda; sus preocupaciones por si pasaba la clase de álgebra o no, sus bailes”, comenta la biógrafa en entrevista con Excélsior.
"Este diario permite conocer por fin la fecha cuando Garro conoció a su futuro esposo, el poeta Octavio Paz; fue el 9 de noviembre de 1933. Ella estaba terminando la secundaria. No fue en la preparatoria en 1935, como se pensaba.
"Al parecer fueron amigos, porque no hay registro en el diario de 1934. Lo vuelve a retomar en enero de 1935 y aquí ya vemos el cortejo de Paz, que hoy llamaríamos acoso, insistencia”, señala.
La egresada del Tecnológico de Monterrey aclara que el diario deja ver que Garro sí se sentía atraída por Paz, el futuro Nobel de Literatura. “Era un chico inteligente, muy culto. Ella era también fuera de serie para la época, culta, brillante. Pero, al mismo tiempo, se observa que no lo aceptaba como novio, no quería ser su novia, porque veía que era manipulador, controlador y machista.
"Lo supo desde el momento en que se conocieron, pero no había otro tipo de chicos. En el diario te das cuenta que todos sus amigos eran igual de misóginos, de truculentos. Por ejemplo, escribía que
Octavio Paz le reclamaba que la había visto coqueteando con X o Z y le decía que era de cascos ligeros. Ella hacía ese análisis y entraba en ese teje y maneje para defender su integridad”, agrega.
Detalla que el diario, que está escrito a mano y posee un formato tradicional, “de esos cuadernitos con su broche o cerrojo”, ameritaba publicarse solo. “Pero decidí incorporarlo a manera de apéndice, junto con su correspondencia, que muestra la intertextualidad que existe entre la vivencia y la ficción”.
La catedrática en la Universidad de Nuevo México (Estados Unidos) detalla que Elena Garro sin censura echa luz además sobre diversas obras de teatro, cuentos, inicios de novela, fragmentos de memorias y tres guiones cinematográficos inéditos; escritos desde la segunda mitad de los años 50 hasta 1991.
"La mayoría de este material lo creó en los peores años de su exilio en Europa, en la miseria, en el hambre. Cuando tenía que dejar sus escritos o su equipaje como prenda, porque no podía pagar, o empeñaba su máquina de escribir. Por eso, no podía terminar muchos escritos. Esto demuestra la persistencia de Garro, su compromiso con la escritura”, destaca.
La especialista explica que este material es parte del acervo que Garro y su hija, Helena Paz, le entregaron en enero de 1998. Indica que con él confeccionó los libros Yo sólo soy memoria (1999), Testimonio sobre Elena Garro (2002), su poesía Cristales de tiempo (2016) y ahora éste, “que se había quedado en el tintero”.
Añade que haberse tardado siete años en publicar el nuevo, le permitió llenar varios vacíos. “Para este volumen, tuve acceso a actas de nacimiento, de matrimonio y de defunción de personas y familiares que estuvieron cerca de Elena, que fueron parte importante de su vida, como la tía Eve, el primo Bony y el tío Bony, hermano de su padre”, dice.
Y comparte que, precisamente, Eve es el nombre de la protagonista de otra de las obras inéditas que aparecen en este libro, El cono de tinieblas. “Aquí Eve, su alter ego, está casada con Horacio, que evoca a Paz. No la publicó para no tener problemas, pues registra su vida de casada, las primera tres semanas, en la casa de la suegra. Es decir, ella se autocensuraba”.
Rosas Lopátegui admite que Garro sigue sorprendiendo y es una fuente inagotable. “Ahora, el material pendiente de analizar está en la Universidad de Princeton, pues varias personas le han estado vendiendo textos. Hay aún obra inédita e inconclusa que planeo rescatar. Ya es tiempo de desoír a Paz y a su grupo, y conocer la propuesta literaria de Garro en su totalidad”, concluye.
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