La coreografía Carmina Burana, de Nelly Happee, es una de las obras más aplaudidas del repertorio de la Compañía Nacional de Danza que en este 2013 cumplirá tres décadas de haberse estrenado.
“Ha sido una de las obras más vistas, pero también es uno de los montajes más caros, porque se presenta acompañada no sólo del cuerpo de baile de la CND, sino además del coro y la orquesta de Bellas Artes”, afirma la bailarina y coreógrafa quien cuenta con más de 60 años de trayectoria artística.
Carmina Burana, del compositor alemán Carl Orff, traducida al lenguaje de la danza por la coreógrafa Nelly Happee, con el arreglo orquestal del directorEduardo Mata, ha sido todo un éxito, en parte, porque rompió con los esquemas establecidos.
Se ha posicionado en el gusto del público como una de las piezas del repertorio de la CND, a pesar del tropiezo que tuvo en su primera presentación en el Teatro Juárez del Festival InternacionalCervantino. En esa ocasión, la noche del 10 de octubre de 1983, fue duramente criticada por la prensa, que la calificó como un “reventón de la Edad Media”.
No obstante, el máximo recinto cervantino, se vino abajo con los aplausos y la euforia del público y de los bailarines, segúnrecuerda Happee.
En ese momento las críticas también se encaminaban hacia que, los bailarines y los miembros del coro se veían todos amontonados en el pequeño escenario del Teatro Juárez, detalla la coreógrafa emérita del Sistema Nacional de Creadores, y quien fuera discípula de Nelsy Dambré y Bronislava Nijinska.
Lo que se perseguía con esta propuesta escénica era hacer una obra original donde se conjugara la música, el teatro y la danza, con la que se enriqueciera el acervo coreográfico de la CND.
Para que fuera una obra multidisciplinaria se contó con un presupuesto de seis millones de pesos, así como con la colaboración de la Orquesta dirigida por Eduardo Mata; el Coro de Bellas Artes, bajo la dirección de Jorge Medina; además del maestro José Solé, en la dirección escénica y Antonio López Mancera en la escenografía.
El nacimiento de un clásico
Nelly Happee, quien estudió en la Escuela Nacional de Danza y tomó cursos de técnica soviética, cubana y del sistema de la Royal Academy of London, recuerda que en un día recibió la llamada de Antonio López Mancera quien era, en aquel entonces, director del FIC, y al mismo tiempo, jefe de producción de Bellas Artes, y le pidió que hiciera una coreografían teniendo como base la música de la cantata Carmina Burana.
“Me dio algo de temor, pero él me dijo: no empieces, te mando la música para que vayas pensando en algo y luego hablamos”, señala Happee, quien engrosó las filas del Ballet Mexicano, del Ballet Independiente y del Ballet Clásico 70.
En aquellos años la música de Carl Orff no era tan conocida, por lo que para ella fue toda una sorpresa y un gran descubrimiento.
Si se pone atención a Carmina Burana, explica Happee, es como una viñeta de la vida, muy rica en contrastes.
“Lo que me animó a lanzarme a la aventura de crear la coreografía, fue que el maestro Eduardo Mata me mandó los versos de los poemas en latín antiguo traducidos al inglés”, revela la fundadora y directora del Ballet Folclórico de México, así como del Ballet Clásico de México hoy Compañía Nacional de Danza.
Tras escuchar una y otra vez la música, Happee descubrió su fuerza, dándose cuenta que necesitaba más hombres en el escenario, por que en ocasiones son más intrépidos, recurriendo así a 19 varones y a sólo ocho bailarinas.
Con el tiempo encima
Nelly Happe dice que esta coreografía la concibió en muy poco tiempo, que inició el montaje en el Palacio de Bellas Artes el 13 de agosto, mientras que el estreno tuvo lugar en los primeros días del mes de octubre de hace 30 años.
A la distancia, Nelly Happee considera que ya es tiempo de dejar descansar a Carmina Burana, ya que es una obra que perteneció a otra época, hay que considerar que el arte escénico y los aspectos técnicos han avanzado a pasos agigantados.
Con lujo de detalle, Happee narra que el día del estreno en la Ciudad de México: cuando subí al foro, Sylvie Reynaud --actualmente es la directora de la CND--, quien en aquellos años era la “prima ballerina de la Compañía, me regaló una medallita con un pequeño triángulo con la fecha y las iniciales de la CND. ¡Hay bueno! casi lloró de la emoción y de la respuesta de los bailarines, no hay nada más bello que sentir a los intérpretes contigo”.
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