domingo, 1 de septiembre de 2013

Los antihéroes al margen de la sociedad catapultan a la novela negra escandinava en un mercado millonario en lectores

 

Kenneth Branagh como Wallander (Foto: Especial)
Kenneth Branagh como Wallander (Foto: Especial)

Por Sigrid Harms, dpa
 
Henning Mankell, Håkan Nesser, Jo Nesbø, Jussi Adler-Olsen, Åsa Larsson, Arne Dahl, Anne Holt y Liza Marklund: la lista de exitosos autores escandinavos es cada vez más larga. Y el apetito por novelas negras suecas, noruegas y danesas no ha decaído.
 
Cuando el noruego Jo Nesbø publicó en junio su nueva novela sobre Harry Hole, Politi, los 270 mil ejemplares de la primera edición se agotaron en tan sólo dos días. Ningún otro libro se ha vendido tan rápido en Noruega.
 
Según los cálculos, en julio uno de cada 12 noruegos tenía el libro en su mesita de noche. “Leemos mucho”, explica Trine Stensen, de la Asociación de Libreros noruega. Y un fan de la novela negra lee más que la media.
 
Pero no puede ser sólo eso. La novela negra escandinava es diferente. Los encargados de resolver los casos de asesinatos no son personajes como la pícara Miss Marple o el perspicaz inspector Barnaby. La mayor parte de los investigadores escandinavos son tipos torpes con toda clase de problemas personales, casi al margen de la sociedad.
 
Así, no es casualidad que el autor danés Jussi Adler-Olsen decidiese dar el nombre de Carl Mørck a su poco ortodoxo protagonista. “Mørk” significa “oscuro” en danés, y el personaje de Adler-Olsen tiene su oficina en los sótanos de una comisaría de policía… porque ninguno de sus compañeros quiere trabajar con él.
Algo mejor es la reputación del depresivo Kurt Wallander, aunque el personaje de Mankell no es capaz de mantener relaciones sanas, sobre todo con las mujeres. Y tampoco el alcohólico Harry Hole ideado por Nesbø es ni mucho menos un héroe clásico.
 
“Toda historia, ya sea en un libro, en una película o en una obra de teatro, trata de conflictos”, asegura Nesbø. “En una novela policial hay un conflicto en la superficie -un asesinato que tiene que ser resuelto- pero es mucho más interesante el conflicto interior y para eso se necesita un personaje apropiado”, agrega.
 
Su investigador, Harry Hole, lo es sin ninguna dada: fracasado en el amor, trabajando en el límite de la ilegalidad y su compañero más fiel es una botella de Jim Beam.
 
“Casi todas las novelas policiales escandinavas tienen un ambiente oscuro y melancólico y un investigador con una carga (personal)”, afirma el traductor Max Stadler, que ha traducido al alemán varios autores daneses, suecos, noruegos y también franceses y alemanes.
 
“En el caso de los escandinavos no se trata tanto del asesinato, sino del personaje principal, que es muy complejo. Cuando se tiene un buen personaje principal, entonces funciona toda una colección”, agrega.
 
LOS MEJORES EJEMPLOS DE LA NOVELA ESCANDINAVA
 
Jo Nesbø, Jussi Adler-Olsen y Håkan Nesser son los mejores ejemplos. Cada uno de sus nuevos libros llega a las listas de más vendidos en Escandinavia. Ese éxito anima a muchos a seguir los pasos de esos escritores. En Estocolmo hay una buena variedad de cursos en los que se aprende a escribir novela negra, y así cada vez son más los autores de este género.
 
“Muchos autores tienen algo que decir”, explica Tone Ravlo, de la cadena de librerías Tanum, en Oslo. Han sido historiadores, periodistas, abogados o profesores universitarios antes de empezar a escribir historias policiacas.
 
También Nesbø está seguro de que muchos escritores escandinavos utilizan la novela negra sólo como herramienta para mostrar su talento escribiendo. Aunque con esos libros no se consiga el Premio Nobel de Literatura. “¿O a lo mejor sí?”

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