lunes, 29 de junio de 2020

Con nueva normalidad, Lago de los Cisnes y Cascanueces, imposibles


Por: Adriana Góchez

Ver a 70 bailarines en escena en ballets clásicos como El cascanueces o El lago de los cisnes, así como piezas de danza contemporánea de gran formato es imposible debido a la pandemia de coronavirus. Las compañías alistan su retorno, pero adaptadas a la Nueva Normalidad, primero con funciones sin público con solos, duetos o tríos; y luego con espectáculos en teatros o foros al aire libre con máximo 10 bailarines, guardando la sana distancia y con repertorio que implique el menor contacto posible.

La Compañía Nacional de Danza sólo volverá a sus salones cuando el semáforo esté en color verde, en las dos primeras semanas de su retorno contempla clases escalonadas y por grupos, detalló a La Razón, su codirector artístico, Cuauhtémoc Nájera.

“Los salones están diseñados para poder soportar hasta 50 bailarines, no va a haber más de 15 o 14 en cada sesión para que puedan tener una distancia de aproximadamente cinco metros. En la primera fase vamos a hacer clase, no va a haber ensayos, para evitar el contacto y para hacer un seguimiento muy puntual de que no haya ningún contagio”, compartió Nájera, quien junto con Elisa Carrillo dirige la agrupación que depende del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).

Si todo marcha bien, después de esas dos semanas se comenzarán a ensayar obras con pocos bailarines —solos, duetos y tríos— para hacer funciones sin público.

“Respecto al repertorio, no habrá ningún espectáculo con muchos intérpretes en el escenario, al menos durante este semestre todo lo que presentemos serán espectáculos con pocos bailarines en el escenario y evitando al máximo el contacto”, explicó.

Una vez que haya confianza para subir a los escenarios habría máximo 10 bailarines para que puedan guardar su distancia.

VA POR FUNCIONES AL AIRE LIBRE
En el caso del Centro de Producción de Danza Contemporánea (Ceprodac), que también depende del INBAL, tiene un protocolo para tres etapas. Primero los bailarines se dividirán en grupos de 10 para retomar sus entrenamientos en sus salones y estarán a una distancia de dos metros y medio.

“Tenemos salones muy ventilados. Esparemos que la autoridad sanitaria nos dé las indicaciones pertinentes, pero hemos encontrado que el uso de cubrebocas, sudando, no es lo más recomendable; si es funcional se utilizará, pero si es un riesgo para la salud no lo ocuparemos. En un corto plazo la sana distancia será la premisa, los salones están cuadriculados”, compartió en entrevista el director del Ceprodac, Marco Antonio Silva.

Para poder regresar a los salones de manera presencial tenemos que esperar a llegar al semáforo verde, para hacer ejercicio físico en un espacio cerrado, antes de eso tendríamos que seguir ejercitándonos a la distancia y trabajando proyectos desde casa”

Cuauhtémoc Nájera
Codirector artístico de la CND
También habrá horarios corridos, sin escalas para salir a comer —antes tenían un horario matutino y uno vespertino— y se contará con una bitácora de cada uno de los bailarines para saber los lugares que visitan durante su trayecto a la sede de la agrupación.

“A mediano plazo está considerado que el entrenamiento sea de bajo a alto impacto, es decir, primero de recuperación del tono muscular y ya más adelante se iría incrementando esta actividad”, adelantó.

A largo plazo, en el Ceprodac se considera ofrecer funciones cortas, de entre 10 y 20 minutos, en espacios al aire libre —parques, plazas y canchas deportivas—, siguiendo los protocolos sanitarios establecidos.

“Estamos contemplando que sean grupos pequeños, máximo de 10, para tener un mínimo de dos metros entre uno y otro (ejecutante). Tenemos planeadas las adecuaciones de obras que ya teníamos, un trabajo que se llama Memoria en espera, claro de luna, que llevábamos a los centros hospitalarios, eran duetos, pero en los que no había contacto”, señaló Silva.

Para el también coreógrafo, la danza contemporánea a diferencia del ballet, permite mayores posibilidades para estar “cerca aun a la distancia”.

La danza, continuó, “no son movimientos, son ideas en movimiento, partiendo de este fundamento, creo que lo que se va a requerir y lo que va hacer que el público asista a un espectáculo de danza es la idea de que algo que se va a presentar ahí lo refleja a él. El contacto a través de la experiencia de los sonidos, la mirada y la presencia de los bailarines es el primer reto. Octavio Paz decía, ‘el mundo cambia cuando dos se miran’, y creo que ése es el punto de partida, cómo nutrir la mirada del que va a esa suerte de encuentro con el otro”, destacó.

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