Por: Víctor Hugo Michel
Una de las mentes más brillantes de México, por décadas José Sarukhán ha sido una piedra angular de la ciencia y el pensamiento mexicanos y hoy, más que nunca, sus perspectivas medioambientales y sociales son esenciales para entender y dimensionar la crisis que vive el planeta por el covid-19.
Generoso con sus palabras, el doctor Sarukhán no duda en ubicar a la pandemia como otro de muchos balazos en el pie que se ha dado la especie humana desde que bajamos de los árboles y guardamos nuestra cola en la caja de Darwin. La forma en que el virus irrumpió en nuestras vidas es, para todo fin práctico, una dislocación del medio ambiente propiciada por nuestra búsqueda de un siempre elusivo desarrollo.
Y aunque es optimista sobre el futuro del homo sapiens, admite que estamos escribiendo una historia que tiene varios finales posibles, algunos de ellos no tan malos, otros aterradores. Y para ilustrarlo da un ejemplo: si no tomamos decisiones duras en las que prive la ética, terminaremos en Un mundo feliz, como el de Aldous Huxley.
Usted ha dicho que la actual es una epidemia debida al daño ocasionado por el hombre a los ecosistemas. A la luz de un mundo que quedó postrado ante un microorganismo, ¿podemos decir que como especie nos dimos un balazo en el pie?
Nos hemos dado varios. Uno de ellos es la generación de este tipo de epidemias, que no es la única; otra es el cambio climático. Hay una gran cantidad de cosas que hemos generado por el tipo de desarrollo que hemos decidido adoptar, estándares de vida que se han vuelto atractivos, aunque nadie ha medido si son o no sustentables. Apenas ahora nos estamos dando cuenta de que aquí y en China no lo son. Toda la tendencia de estilos de vida está enfocada hacia cosas materiales y entonces nos seguimos dando de balazos en el pie.
“No sé si en el futuro vamos a seguir viviendo de esta manera. Ahora todos hablan de que hay que cambiar las cosas, pero nadie dice qué cosas hay que cambiar ni que somos responsables de ese cambio. Todos buscan un primer ministro, un presidente, un diputado, lo que sea, para hacerlo responsable de ese cambio, cuando en realidad los que tenemos que cambiar somos nosotros, y eso no es nada sencillo”.
Todos y nadie se hace responsable, ahí es donde reside la principal dificultad para cambiar de paradigma
Tiene usted razón. La gente puede decir: todo el tiempo hemos hecho lo mismo, todo el mundo lo hace. Sí, pero antes no sabíamos los efectos de este tipo de comportamientos, de formas de vida, pero ahora ya lo sabemos y entonces surge la gran pregunta ética: ¿qué vamos a hacer para que las cosas no sigan por ahí? Tenemos que encontrar la información y las respuestas para que esos cambios ocurran.
“Ninguna generación anterior a la nuestra tuvo tanta información tan confiable, científica, sólida, objetiva, sobre los efectos de los estilos de vida de los países y de la gente que consumen la mayor parte de recursos y generan la mayor parte de los gases de efecto invernadero. El hecho es que ninguna generación del futuro va a tener el tiempo que nosotros tenemos para arreglar las cosas con el menor costo —social, humano, ecológico, ético— posible.
¿Cómo decirle a la gente de México, por ejemplo, que no podremos alcanzar los niveles de industrialización de los países desarrollados porque no hay planeta que alcance?
No tenemos espacio para que eso pueda ocurrir, pero sí para mejorar el bienestar de la gente sin los costos ambientales, sociales, éticos que se han tenido que pagar. No podemos cambiar la historia, pero sí podemos aprender de ella, tener la información y las formas de reconducir el desarrollo de países como el nuestro sin que esté basado en un modelo que pone como meta la acumulación de bienes materiales: dos coches, una casa y media o tres casas, no sé cuántos trajes. Debemos resolver las necesidades fundamentales para que las cosas alcancen para todos.
“¿Vamos a repetir la misma historia, vamos a hacer lo mismo que ya hicieron otros países sin lograr resolver los problemas básicos? Existen cosas creativas que debemos apoyar; vamos apoyando la creatividad de la gente, vamos creando las oportunidades para que toda la gente pueda expresar su creatividad y no pensar solo en el desarrollo. ¿Usted sabe que México es el segundo comprador de material bélico en América Latina (el primero es Brasil)?”
Evidentemente no podemos seguir con lo mismo.
Además, tenemos que asumir otra ética de comportamiento hacia los miembros de nuestra especie. Por qué seguimos enfrentando a la civilización del oeste del planeta con la del este, o por qué enfrentamos a una raza o una religión con otras. Eso ha sido enormemente dañino y hay que cambiarlo. Claro, esto es mucho más fácil decirlo en esta entrevista que lograrlo. Hemos sido indoctrinados, no puedo usar otra palabra: no hemos sido educados sino indoctrinados, desde el momento en que nacemos, a tener una visión de nosotros y del planeta que está totalmente distorsionada.
Dado el materialismo que prevalece, los cambios que usted propone chocan con una de las más corrosivas tendencias de la naturaleza humana, que es la codicia.
No hay manera de hacer estos cambios sin tomar en consideración una serie de defectos humanos, como el que usted ha mencionado, como las ganas de tener lo más posible lo más rápidamente que se pueda, sin importar las consecuencias. Esto ha sucedido durante mucho tiempo y los cambios éticos y filosóficos serios no se van a lograr en dos patadas. Le hago una pregunta: ¿cuánto tiempo llevó convencer a la humanidad de que la esclavitud no es compatible con la civilización? Fueron cientos de años, de guerras; todavía ahora tenemos esclavitud camuflajeada de muchas maneras, pero ya no es esa cosa abierta de “yo soy el propietario de equis o zeta persona”. Fue un cambio costoso. Ahora tenemos que hacer otro cambio para no seguir deteriorando los ecosistemas, lo que sucede mucho más rápido que las acciones que tomamos para detener ese deterioro. Necesitamos hacer ese cambio todos juntos. Es fácil decirlo, pero es muy difícil hacerlo; sin embargo, tiene que haber un cambio en serio.
Actualmente se lleva a cabo un gran trabajo de colaboración global para encontrar una vacuna contra el covid-19, al que se le ha dedicado mucho tiempo, dinero y neuronas. ¿Cree usted que la materia gris de la humanidad nos alcance para vencer al covid-19 y vislumbrar salidas para que esto no vuelva a ocurrir?
La materia gris alcanza para eso y más. Pero hay otra materia, que es la de los sentimientos, la de la ética, la del convencimiento de que tenemos la obligación de conservar el planeta Tierra. Tenemos la responsabilidad ética de no ver a la gente de este planeta como miembros de un país, de una religión, de una secta o de una forma económica de pensar, sino como congéneres. Materia gris tenemos a chorros, la cuestión es que si no le metemos este otro elemento (ético), los que usen esa materia gris se van a apoderar del resto. Usted ha leído Un mundo feliz: ese es el escenario hacia el que vamos si no cambiamos.
Usted dice que la crisis que estamos viviendo es la más grande que hemos enfrentado como especie
No ha habido otra de dimensiones globales, aunque ha habido retos muy serios. Algunos le han atribuido un sentido mágico. Por ejemplo, la peste bubónica se vio como un castigo divino porque no sé qué diablos había hecho alguien. Todas las cosas mágicas con las que hemos tratado de interpretar los eventos catastróficos ya no pueden ser, a pesar de que sigue habiendo gente muy propensa a pensar en esta dirección, incluso mandatarios de algunos países.
Con la batalla que libra la ciencia contra el covid-19, ¿podemos esperar avances en otras áreas del conocimiento científico en los próximos años?
No soy médico, pero creo que algunas áreas que tienen que ver con el conocimiento de los sistemas reproductivos, genéticos y demás van a tener un avance muy grande a nivel molecular, porque ahí es donde está habiendo una revolución muy grande, y todo depende de si, por ejemplo, ese avance se dirige hacia cómo mejorar las posibilidades de sobrevivencia, de bienestar de la gente con propensión a la diabetes, el alzhéimer, el párkinson o lo que sea.
¿Cree que vamos a salir bien librados de esta crisis?
Soy optimista porque somos una especie enormemente creativa que a lo largo de decenas de miles de años ha ido acumulando experiencias y conocimientos.Tengo una gran confianza en el homo sapiens, siempre y cuando el resultado de su creatividad no sea capturado por intereses pequeños, y por pequeños me refiero al número no a su capacidad económica.
José Sarukhán Investigador emérito de la UNAM. Nació en Ciudad de México, en 1940. Miembro de El Colegio Nacional, fue rector de la UNAM entre 1989 y 1997. Es autor de diez libros, entre ellos Las musas de Darwin y El cambio climático. Causas, efecto y soluciones. Es fundador del Instituto de Ecología y la Conabio.
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