Por: Ricardo Quiroga
El cese de las actividades públicas por la emergencia sanitaria a causa de la propagación de Covid-19 ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de gremios artísticos inherentes al contacto físico y la interacción, como el de las artes escénicas.
El 27 de mayo, este diario publicó una nota sobre el encuentro virtual que sostuvieron artistas escénicos de distintas latitudes, en el marco del Festival de Arte y Ciencia El Aleph, donde conversaron sobre el confinamiento y la imposibilidad de ejecutar un arte que, por antonomasia, es presencial. Entonces coincidieron en que no hay manera de digitalizar las artes escénicas y que una expresión viva a través de una pantalla debe recibir otro nombre.
En entrevista vía digital desde Bélgica, la coreógrafa interdisciplinaria mexicana Gea Zazil coincide con lo último, mas no con la imposibilidad de hallar nuevas maneras de expresión corpórea a través de los medios digitales.
“No solamente en México la mayoría de los artistas están en la reticencia de lo que tiene que ver con la virtualidad”, argumenta quien en 2011 fue beneficiada con el programa de Proyectos Especiales del Fonca por la videodanza “De Hierro y Carbón”. “A la mayoría de los artistas nos molesta saber que no estamos tocando ni oliendo nada, que no sudamos y sentimos el sudor y el aliento del otro”.
Gran parte de su trayectoria creativa ha estado vinculada con las herramientas digitales. Es una creadora todo terreno: colabora como técnica en iluminación y vestuario para la Ópera Nacional de Bélgica y en el Téâtre de la Parole, en Bruselas. Su ímpetu creativo no mermó por el distanciamiento físico de la pandemia, y decidió impulsar el proyecto de investigación bilingüie VideoconfeDANSES, una serie de laboratorios de enseñanza de las artes vivas del que ya han tomado parte artistas de otras disciplinas. La iniciativa está concluyendo una primera etapa en la que se enfoca en la enseñanza a niños de entre 5 y 12 años de edad.
Al principio de la pandemia, “mis primeros dilemas de la nueva realidad eran sobre cómo asumir lo virtual y no querer hacer como si estuviéramos en el teatro. Me di cuenta que a esto no podía llamarle artes escénicas, porque no hay escena, no existen los códigos y no hay el mismo consenso, pero siguen siendo artes vivas, un término más amplio. Quería humanizar lo virtual, tener las experiencias artísticas en colectividad a distancia. Así desarrollé experimentos a través de estos laboratorios de creación a los que invité a otros artistas: directores de teatro, músicos y performers”.
La convocatoria al proyecto de Zazil tuvo gran respuesta. La gente, argumenta, mantiene la necesidad de estar conectada. Ahora, VideoconfeDANSES genera ingresos para la artista. A los talleres virtuales atiende gente desde Bélgica, Francia y Suiza. Esos ingresos le permitieron becar a 10 alumnos mexicanos para cursar los laboratorios.
“Antes de hacer cualquier cosa hay que saber a quién diriges tu proyecto. Como artistas de las artes vivas, muy pocos saben quién es su público. En la televisión escuchaba a una artista decir que no comprendía por qué la gente cree que nos están apoyando al consumir arte gratis (vía streaming). Pero eso es formación de públicos. Que una persona que nunca ha pisado el teatro se encuentre con un video de ópera, una obra o una danza que le muevan, cuando todo esto pase, va a querer ir al teatro. Nunca antes tuvimos la oportunidad de formar públicos como en el momento de Covid-19. Todo esto nos sacó de nuestro sitio de confort, de nuestra burbuja, y nos hace confrontarnos a problemáticas que siempre estuvieron pero solo ahora estamos asumiendo. No todos los artistas tienen la capacidad de enfrentarlo propositivamente, por eso hay tanto desgano y frustración”, argumenta.
En Bélgica las autoridades han definido por el momento que no será antes de noviembre cuando puedan retornar las actividades escénicas a los teatros, pero han hecho convocatorias para que los artistas y las compañías presenten proyectos adaptados para las plazas públicas, otro tipo de escenario y formato en el que Gea Zazil también planea incurrir. No descarta incorporar en el futuro los resultados de su investigación a una propuesta que involucre coreografías presenciales y digitales en un mismo escenario.
¿Quién ese Gea Zazil?
Gea Zazil se graduó de la licenciatura en Coreografía de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBAL. Formó parte del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, en México, y de la Compañía Nacional de México, de Viviana Sánchez, en España.
En 2008 Gea ganó el “Premio a la mejor iluminación” del Concurso de Creación Coreográfica Contemporánea Miguel Covarrubias INBA-UAM. En 2011 recibió un apoyo del programa Fonca-Conaculta Proyectos Especiales para el proyecto de videodanza “De Hierro y Carbón”.
Desde 2009 reside en Bélgica y ha trabajado para la Ópera Nacional de Bélgica, el Téâtre de la Parole, donde actualmente es directora técnica de proyectos puntuales y festivales de la temporada 2020-2021. En 2018 fue reconocida como profesional de la artes por la Fédération Wallonie Bruxelles Culture, en Bélgica.
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