lunes, 22 de junio de 2020

Su padre, fortaleza que inspira a tres creadores mexicanos



Por: Virginia Bautista

Entereza, honradez, disciplina de trabajo, sentido de responsabilidad, protección, equilibrio emocional y cariño; pero también su buen humor y su capacidad de motivar la imaginación al contar las historias de sus pueblos natales o leer cuentos en las noches. Éstas son las enseñanzas que más valoran de su padre tres creadores mexicanos, quienes confiesan que éste ha inspirado su obra.

Convocados por Excélsior para reflexionar sobre cómo los ha nutrido la figura paterna, cómo recuerdan a su progenitor y qué significa la paternidad, el poeta y ensayista Juan Domingo Argüelles, el dibujante Bernardo Fernández Bef y el coreógrafo Roberto Martínez Alonso comparten su sentir con los lectores este Día del Padre.

Domingo Argüelles recuerda, sobre todo, “su entereza y su honradez”; Bef, “una disciplina de trabajo férrea, una devoción por el pensamiento crítico y un sentido negro, casi morado, del humor”; y, Martínez Alonso, “su sentido de responsabilidad, el grado de atención que ponía al realizar su trabajo, su calma y su silencio”, destacan.

Nacido en Chetumal (Quintana Roo) en 1958, Juan Domingo comparte que su padre, Antonio Domingo y Espinosa, murió el primer día de 2016. “Fue un hombre bueno y amó a su familia: a su esposa, que le sobrevive, y a todos sus hijos: mis cuatro hermanas y mi hermano menor, también ya fallecido.

Lo recuerdo aventurándome con él en la selva; yo era un niño. Y lo evoco, sobre todo, como un contador de historias al momento de irnos a dormir. Que nos contara sobre su vida fue determinante para mí. No tuvo educación universitaria, pero era lector de libros populares, y ésa es otra cosa que determinó mi vida”, explica.

El editor y crítico literario tiene presente el cariño de su progenitor “siempre expresado con amor y con humor”, afirma. “Por otro lado, de tanto verlo leer sus ‘novelitas del Oeste’, del español Marcial Lafuente Estefanía, me hice lector; comencé con Corazón, diario de un niño, uno de los libros que había en casa. No me obligó a leer jamás, pero me mostró el camino de la lectura, y soy lector gracias a su ejemplo”.

Destaca que su padre está en muchos poemas relativos a su infancia. “Especialmente en mi Cuaderno de bitácora, un poema extenso que le dediqué, en el que hablo de su amor, sus enseñanzas y todo cuanto le sigo debiendo.

Escribí también un poema doloroso referente al último día de su vida. Se llama, justamente, El último día de mi padre, y es un texto que todavía releo con un nudo en la garganta. Está incluido en mi libro El último strike, publicado en 2016”, detalla.

Y, sobre la paternidad, el promotor de la lectura agrega que “soy un padre que encuentra muy padre ser padre. Me siento feliz de mi paternidad. Tengo una hija escritora, Claudina, y un hijo músico. Los amo y los admiro.

“Y ser padre, gracias a la felicidad que me ha regalado Rosy, mi esposa desde hace más de 40 años, es lo mejor que me ha pasado en la vida, pues todo lo demás es menos que anecdótico, incluida la literatura. Quisiera ser un padre como mi padre, pero no sé si lo consiga”, indica el autor de Todas las aguas del relámpago. El primer lector

Bef detalla uno de los recuerdos más preciados de su infancia con su padre, Bernardo Fernández Jiménez, quien aún vive. “Tenía ocho años, habíamos ido de vacaciones a Cancún. La mar estaba brava y me daba miedo entrar a nadar. ‘Ven, vamos’, me dijo, y nos asimos del antebrazo. Nos sumergimos, yo muerto de miedo, pero sintiéndome protegido. No sé cuánto tiempo nadamos, después de un rato salimos. El mar ya no me aterraba.

Mi papá es ingeniero, el ingeniero de chiste: pragmático y poco sentimental. De temperamento muy fuerte, pero también con un gran sentido del humor, que nos forjó a mi hermano y a mí. Siempre acudo a él por consejo y es invariablemente el primer lector de mis novelas”, agrega.

El historietista nacido en la Ciudad de México en 1972 admite que su padre y su mamá aparecen en su novela gráfica Habla María. “Cuando nacieron mis hijas, mi vida adquirió sentido. Son la luz de mi camino y a ellas dedico todos mis afanes”, añade el diseñador.

Por su parte, Roberto Martínez señala que su padre, Gabriel Martínez Bárcenas, era un hombre de fe, proveniente del campo. “Tenía un profundo amor a Dios. Era muy entregado a su esposa y a sus hijos; trabajador, ecuánime y sabio. Nos transmitió el sentido de honradez, disciplina y responsabilidad. Luego de enterrar a su padre, mi abuelo Conrado, dejó Querétaro y se vino a la Ciudad de México”.

El coreógrafo confiesa que le gustaba acompañarlo a su trabajo. “Los domingos se levantaba temprano y con sumo cuidado se afeitaba y se arreglaba para llevar a mi madre y a mis hermanos de compras al mercado. Eso me ponía contento.

Un día, ya casi al final de su vida, salimos a caminar y compramos una bebida. Platicamos como dos amigos. Recuerdo su cabello blanco muy fino. La última vez que estuve cerquita de él fue en el hospital, con su rostro apacible, acaricié su cabello, le di un beso en la frente y me despedí de él. Ya había partido media hora antes”, recuerda.

Añade que disfrutaba “verlo contento y conectado consigo mismo, arreglando un jardín o cortando un árbol, sembrando una planta, injertando rosales. Las historias fantásticas de su niñez marcaron mi mundo interior, llevándome a universos cargados de misterio, de misticismo y asombro. Quizás eso alimentó mi vena artística”.

El bailarín asegura que la obra que más le inspiró su padre fue Péndulo, en el 2000, año de su muerte. “Es una coreografía creada con Butoh y danza ritual que evoca la partida de un ser amado. Con la danza buscaba darle las gracias por tantas cosa bellas y valiosas que dejó en mi vida. Despedirme de él. Con esta obra gané el Premio INBA-UAM y fundé Sukha Danza de la Luz”.

Concluye que “puedes tener una paternidad activa o ausente; una paternidad volátil, donde estoy allí, pero no estoy; una nula, donde sí quiero a mi hijo, pero no estoy con él. O una paternidad que inyecta seguridad y valor, confianza; una nutrida por el amor a ti mismo y a tu autoestima”.

No hay comentarios: