Por: Ricardo Quiroga
Hace 25 años, en 1998, cuando el Festival Internacional de Cine Guanajuato (GIFF) se llamaba Expresión en Corto International Film Festival, impulsado por Sarah Hoch y Ernesto Herrera, en este proyecto descentralizado y absolutamente gratuito en un momento en el que no había apoyos para la producción cinematográfica, un grupo de deseosos actores y cineastas apostaron y se sumaron a esta idea loca para hallar espacios para un cine propositivo, entre estos jóvenes había nombres entonces desconocidos como Amat Escalante, Juan Carlos Rulfo, Carlos Hagerman, Michel Franco o Ernesto Contreras, por decir solo un puñado de personas que luego se consolidaron como pilares de nuestro séptimo arte.
Gradualmente, ese festival que a la postre se convirtió en el GIFF fue reconocido como un valuarte de la exhibición cinematográfica y el impulso de nuevos talentos. El festival comenzó a llevar a los callejones y plazuelas de Guanajuato, y con ello a acercar a la gente de a pie, a grandes nombres del cine mundial, empezó a gestar cinéfilos. ¿Qué tal Oliver Stone o Tim Burton, por solo decir dos de decenas de cineastas que por extraños despertaron el interés masivo y aceptaron asistir al encuentro?
Todo este más trajín que idilio ha sido documentado en el libro “GIFF. 25 aniversario”, que este viernes se presentó en el marco de la edición de plata del encuentro fílmico, en el Museo de Arte e Historia de Guanajuato, en la ciudad de León, la primera de tres sedes del año.
El ejemplar presenta una valiosa colección de imágenes tomadas en los intersticios del encuentro fílmico desde su primer año, en 1998, y rescatadas de los distintos archivos del festival con los rostros de jovencitos como Carlos Cuarón, Guillermo Arriaga, Vanessa Bauche, Bruno Bichir, Diana Bracho, Héctor Bonilla, Pedro Armendáriz Jr., Juan Carlos Rulfo, Ofelia Medina o Diego Luna. Estas fotos, acompañadas por textos en español y en inglés que dan constancia de cómo el festival ha apostado por la innovación.
Historias entrelazadas
“Para nosotros era importante documentar la historia del GIFF, porque también es la historia del cine mexicano, es decir, es un retrato de los 25 años de nuestro cine”, introdujo la directora del festival, Sarah Hoch, y agregó:
“Ha sido un camino para crear un espacio dentro de la industria, donde los cortometrajistas pudieran brincar y buscar financiamiento. Hay que recordar que eran las épocas donde no había apoyos para el cine mexicano y el GIFF fue el primer festival de cine en traer espacios de industria como el pitching market y la incubadora. Empezamos a ser un festival de formación, de apoyo a nuevas generaciones, nuevas historias y nuevas formas de contar. Y todo este recorrido está documentado en el libro”.
Las anécdotas en cinco lustros de un encuentro de esta magnitud, añadió Hoch, han ido desde lo más conmovedor hasta lo más jovial. “Todos los años nos vemos sonriendo en el festival, pero yo traigo el chícharo en el oído y me entero de que se está cayendo o se está quemando, pero a la vista de todos los demás, todo va bien”, bromeó la también productora.
El dilema de las plataformas
Acto seguido, Hoch ofreció su perspectiva del panorama de la industria cinematográfica mundial en términos de exhibición.
“Estamos en un momento de cambios en el cine. Tenemos un tema con las plataformas, que nos dieron la oportunidad de vivir como industria (durante la pandemia), pero nos está alejando de las audiencias, de la celebración de cada película. Estamos observando y revisando a fondo el futuro de la relación de la audiencia con nuestro cine, con el talento y la creatividad. Ahora mismo vivimos más aislados, en nuestra propia película, que es Instagram, pero no somos tan talentosos como nuestros cineastas. No estamos más que volteando a ver solamente hacia nosotros mismo sin voltear hacia el mundo y no vemos el cine que nos hace cuestionarnos”.
Para retomar el tema de la publicación, Jesús Herrera, coordinador editorial y diseñador del ejemplar, destacó que este libro se siente tan cercano porque se siente mucho más como un álbum familiar.
“Sigo agradeciendo de que sigamos imprimiendo libros, en este caso, para contar la historia de la familia cinematográfica nacional e internacional. Por eso pienso que este libro es como un álbum de familia. Ha sido un camino de perseverancia, pero sobre todo de inclusión, donde cabemos todos los que estamos en la industria, desde los niños que empiezan con su primer taller, después con los estudiantes que en la maravillosa plataforma de Identidad y Pertenencia empiezan a hacer su propio corto, hasta los estudiantes más encarrerados en el Rally Universitario, hasta los directores que participaron en sus primeros años, como Amat Escalante o Michel Franco, que presentaron aquí su ópera prima, y los consolidados, como Iñárritu o Peter Greenaway y los de culto, como David Lynch o Tim Burton”.
El libro “GIFF. 25 aniversario”, detalló Hoch, es un proyecto de mil ejemplares cuyo primer tiraje es de 500. Será gratuito y gran parte será donado a bibliotecas, instituciones culturales, el Imcine, el gobierno de Guanajuato e instituciones en el extranjero donde el festival es muy conocido.
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