Considerado uno de los más importantes creadores del siglo XX, el coreógrafo ruso George Balanchine es recordado a 30 años de su deceso, que se cumplen mañana, como una artista que logró posicionarse en el gusto de intérpretes, coreógrafos y público en general.
Nacido el 22 de enero de 1904, en San Petersburgo, Rusia, fue el creador del estilo neoclásico, que le fue reconocido por el gremio y el público.
Según la biografía del artista, tenía apenas cinco años cuando demostró su gusto por el arte e inició sus estudios de piano.
Poco después, su sensibilidad musical se fortaleció cuando pasó a ser parte del Conservatorio de San Petersburgo.
A partir de ahí, el ascenso fue inevitable. Infinita es la lista de logros: formó parte del cuerpo de baile de lo que hoy conocemos como Ballet de San Petersburgo, comenzó a formarse como coreógrafo, fundó grupos como el Ballet Joven y los Ballets Rusos.
En París, Balanchine creó su propia compañía, Les Ballets 1933, en colaboración de las principales figuras artísticas de la época, entre ellos, Bertolt Brecht, Kurt Weill, Pavel Chelishchev, Darius Milhaud y Henri Sauguet.
Durante este período se produjo una reunión que iba a cambiar la historia de la danza del siglo 20. Un hecho que marcaría aún más su destino fue cuando emigró a Estados Unidos en esos años, pues su labor como coreógrafo se engrandece, en tanto que empieza a compartir su experiencia a través de la School of American Ballet, creada por él.
Su gran escaparate en este país fue sin duda el NYCB, donde pudo darse a conocer como un gran coreógrafo.
Desde ese momento hasta su muerte, Balanchine trabajó como director artístico del Ballet de Nueva York.
Su vasta trayectoria le permitió cosechar grandes reconocimientos, entre los cuales destacan el galardón del Kennedy Center, la Medalla de Oro de la Sociedad Nacional de Artes y Letras de Estados Unidos y la Medalla Presidencial de la Libertad, el máximo honor que puede ser concedido a un civil en Estados Unidos, entre otros.
George Balanchine fue el responsable de la exitosa fusión de conceptos modernos con las ideas anteriores de ballet clásico.
De acuerdo con el portal de Danza de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la filosofía del coreógrafo se apoyaba en el movimiento mismo, es decir, no le apostaba tanto a las cualidades de los bailarines, sino a la fuerza de la danza misma. Balanchine confiaba plenamente en el equilibrio, el control y le precisión del movimiento.
La música, para Balanchine, era trascendental en la creación artística, de ahí que sus conocimientos musicales le permitieron aprovechar, como pocos, las bondades de la música, dándole a cada movimiento una estructura sonora peculiar.
El mundo le debe 425 piezas, algunas catalogadas como obras maestras, tales como "Los cuatro temperamentos", "Tema y variaciones", "Sinfonía en Do", "Joyas", "Agon" y "Sinfonía en tres movimientos".
Fue el 30 de abril de 1983, que George Balanchine murió a la edad de 79 años. Este personaje fue, es y seguirá siendo una referencia obligada para quienes aman el arte del cuerpo en movimiento.
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