viernes, 26 de abril de 2013

Fernando Alonso, el padre del ballet en Cuba

 
 
Por: Martha Sánchez
 
La Habana (PL) Maestros y críticos de danza reconocieron en Estados Unidos la trayectoria profesional de uno de los fundadores del ballet en Cuba, Fernando Alonso, con la presentación de un libro que le acredita como padre de la escuela cubana.
 
La autora, Toba Singer, atestiguó que en ningún rincón del mundo existe otro estudio tan riguroso como el del maestro Alonso sobre las reconocidas escuelas de ballet de Francia, Italia, Dinamarca, Rusia e Inglaterra, que él tomó de base para elaborar la metodología definitiva de la suya.

Muchos profesores poseen una especie de sensibilidad, pero no existe un programa comprensivo que entrene cientos de estudiantes, y además de convertirlos en bailarines, los forme como grandes maestros, aseguró a Prensa Latina la autora del texto.

 De acuerdo con Singer, Alonso desarrolló muchos bailarines virtuosos en varias generaciones desde que fundó la academia en 1950 con la colaboración de su entonces esposa, Alicia, cuyas declaraciones abren el libro.

  Azari Plizestki, Ramona de Sáa, Menia Martínez, Jorge Esquivel, Aurora Bosch, Lázaro y Joel Carreño, Lorena y Lorna Feijóo, John White, Donald Saddler y Carlos Acosta, entre otros, también ofrecieron sus puntos de vista e historias personales en relación con el legado del maestro de maestros.

  El decano de la crítica mundial de ballet, Arnold Haskell, definió a Alonso como meticuloso en sus correcciones, un científico y un artista.

Además de estudiar las distintas escuelas de ballet, Singer insistió en que el maestro se acercó a la psicología y la filosofía, así como a la kinesiología, la anatomía del cuerpo y la actuación, a fin de integrar lo útil a la enseñanza danzaria.

  Los estudios anatómicos realizados en Estados Unidos le permitieron en la década de 1930 trabajar como radiólogo en Harlem, Nueva York, y así reunir el dinero para llevar a ese país a Alicia Martínez, quien se convertiría en su esposa y en una de las grandes bailarinas del siglo XX.
 
El matrimonio Alonso tomó parte en los musicales de Broadway intitulados Great lady y Stars in your eyes, donde debieron incluso cantar y bailar tap, además integraron el Ballet Theatre en su época fundacional.  

Singer definió al primer director del Ballet Nacional de Cuba (1948-1975) como curioso y pensativo, pedagogo comprometido y no dogmático, que al mismo tiempo insistía en lograr diariamente los más altos estándares de disciplina y rigor.

Del legado resaltó la entrega a los bailarines entrenados por él de experiencias y conocimientos a fin de alcanzar un dominio total del instrumento: sus cuerpos.

  Sobre todo los inspiró para que se sobrepusieran a enormes desafíos, mediante la eliminación de sus "fantasmas", las dudas que a veces pueden ser el peor enemigo del bailarín, declaró la investigadora, hasta hace dos años co-jefa del Centro de Arte y Música de la Librería Pública de San Francisco.

Los artistas de danza y maestros con quienes conversé le dan a Fernando el crédito de haberles mostrado todo un universo de conocimientos sobre ciencia, arquitectura, culturas antiguas, música, literatura, teatro, diseño, filosofía, todo ello más allá del estudio del ballet, expuso Singer.

  Ellos le llaman el gran amigo, un honesto sirviente de las artes, un hombre dedicado a encontrar respuestas y soluciones, sin importarle cuán larga o ardua pueda ser la búsqueda, señaló.

  El libro titulado Fernando Alonso, padre de la escuela cubana de ballet, reconoce el apoyo brindado por la Federación Estudiantil Universitaria a la compañíaÂádesde los inicios y cuando a mediados de la década de 1950 el gobierno dictatorial de Fulgencio Batista le retiró la escasa subvención.

  El hecho atrajo la mirada de los líderes que construían una revolución política, social y económica en Cuba, y favoreció el desarrollo posterior del ballet en la Isla como una manifestación extendida al pueblo, comentó Singer, graduada de la Escuela de Artes Escénicas de Nueva York.

  Otro suceso relevante en la vida de Alonso fue su nombramiento en 1975 como director del Ballet de la ciudad de Camagüey, ubicada en la región central del país.

 Según la autora, el maestro una vez más demostró sus capacidades pues esta compañía experimentó un éxito sin precedentes durante su liderazgo, e incluso el Ballet Nacional comenzó a seleccionar a los mejores bailarines para integrarlos a la institución.

  Tras dar por concluida la labor en Camagüey, Alonso ocupó el cargo de director de la Compañía Danza Nacional de México en 1992, luego del Ballet de Monterrey y el puesto de asesor de la Cátedra de Ballet de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en el propio país.

  Desde 2001, el laureado educador, definido por otros profesionales de la rama como humilde, elegante y exigente, asesora ensayos en distintas escuelas de ballet en Cuba pues el trabajo con las nuevas generaciones le apasiona.

 Próximo a cumplir 99 años de edad, este Doctor Honoris Causa en Arte, Premio Nacional de Danza (2000) y Premio Benois de la Danza (2008) participará como pedagogo en el XIX Encuentro Internacional de Academias para la Enseñanza del Ballet, a celebrarse en La Habana del venidero 23 de marzo al 6 de abril.

  Singer dedicó el presente libro a Fernando González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Gerardo Hernández y René González, cinco cubanos sentenciados a largas penas en Estados Unidos por luchar contra el terrorismo.

  Los Cinco, como se conocen internacionalmente, son patriotas leales que desean ser liberados para regresar a su Patria, y Alonso comparte con ellos esa misma lealtad y sentimientos patrióticos con respecto a Cuba, alegó.

  Fernando Alonso es honesto consigo mismo, con sus pensamientos y con lo que considera las mejores prácticas en la vida, sin importarle el costo, sostuvo.

  Sin él, sin hombres como los Cinco, y la particularidad de su coraje y compromiso, no habría ballet hoy en Cuba, aseveró Singer.

  La escritora, que ha publicado artículos en Charleston Gazette, San Francisco Chronicle, Dance Magazine y Dance Europe, entre otros reconocidos medios de prensa, agradeció a la hija de Alicia y Fernando Alonso, Laura, la colaboración para este libro.

  Singer advirtió que la descendiente también contribuyó mucho al prestigio del Ballet Nacional y luego al de su propia compañía, el Centro Pro-Danza, además de demostrar dentro y fuera de Cuba su gran capacidad como maître.

  Para la crítica, esta investigación fue toda una aventura que se convirtió en la más agradable y fructífera colaboración que haya tenido jamás.

  Después de la presentación de la obra el pasado 11 de marzo en la librería Brazos, de Houston, Texas, se realizarán otras acciones similares en California, Nueva York, San Francisco y Londres (Reino Unido), en las cuales intervendrán maestros de ballet, críticos y aprendices de Alonso.

  El venidero año la autora prevé presentar el libro en otras ciudades de Estados Unidos y el mundo, al tiempo que también espera lograr una edición en castellano.

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