Por: Roberto A.
Valenciano Capín
Como la finalidad de
brindar un espacio de expresión a los jóvenes músicos potosinos y dirigir esta
mirada, da inicio a este coloquio de
conciertos vespertinos en el Centro de Difusión Cultural del IPBA que promociona
dicha institución cultural.
Al tener el honor de
abrir este nuevo ciclo de este decano escenario con el concierto de piano que
ofreció el joven pianista Vladimir Petrov.
Un recital pianístico
que se decantóo desde la pulsación doliente dramatismo de Prokofiev para
transitar por el pleno romanticismo de Scribian y el virtuosismo y lo lúdico de
Franz Listz, todo bajo el manifiesto en la madurez y aplomo en su interpretación.
Considerada la sonata
No. 7 en si bemol mayor, Op. 83 en sus tres tempos: Allegro inquieto, andante
caloroso y precipitato. También conocida como "Stalingrado", referida
como la más dura en conjunción con la sonata no. 6, mejor conocidas como
"las sonatas de la guerra". Al reflejar los horrores de la invasión
alemana y ser considerada como una de las obras maestras del siglo XX.
Una pieza abordada con
gran talante y poner en juego su dote
artístico para exponerse ante unas de
sus iniciales encuentros con un Prokofiev apasionado, en momentos alcanza ese doliente dramatismo que le exige
la obra e incluso su violencia intensa y muy descriptiva llevada a buen puerto.
Un Vladimir que
complementa perfectamente la rapidez y contundencia-preciosismo o virtuosismo-
aunado a su gran musicalidad refleja en la conjunción de su calidad y rigor
para detentar en cada nota pulsada e irla decantando, sentirla y amalgamarla en
un discurso musical sorprendentemente
potente a partir de lo planteado por el compositor.
Así como lo hizo con el preludio y nocturno
para la mano izquierda sola Op.9 de Alexander Scriabian.
Unas piezas que surgen
a partir del período de su gran lesión
de su mano derecha dieron como resultado, el quedar estas dos piezas para la
mano izquierda: Op. 9 Preludio y Nocturno.
Un preludio que es
triste y que se prolonga en su profundidad e incidiendo en cierta claridad y en
si contraparte un nocturno que nos remite a ser un recuerdo-reflexión congelado
en los sonidos.
De ahí que estas obras
estén tan «saturada» y a la vez ser tan transparentes que parece imposible
abarcar su creativa individualidad la inspiración de un genio, la tensión
emocional, la espontaneidad con el mayor grado de sentido, la belleza y la
armonía musical.
Para concluir este
concierto pianístico con el Vals Mephisto No. 1 de Franz Liszt.
Una obra que es
considerada de una belleza arrebatadora, sensual, erótica, mórbida, con un
punto de desquiciamiento vanguardista que, en efecto, lo sitúa a la sombra de
algo mefistofélico, diabólico.
Incidió en un largo y
extendido aplauso del respetable y ser correspondido con una contagiante
sonrisa de este adolescente pianista quien se prepara para participar este
próximo 9 y 10 de Septiembre en un importante Festival de Música en Mauyen,
dedicado al Maestro Denis Matsvev Irkutuk, en donde se presenta los más
importantes músicos de Rusia, en donde en palabras de Vladimir Petrov busca
hacer un buen papel a pesar de su estatus en el ámbito internacional.
Mucha suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario