Por Marta Rizo
García
TVMORFOSIS. La televisión abierta hacia la sociedad de
redes, parte de una pregunta clave: ¿Cómo desarrollar una televisión abierta
que sea relevante para transitar a la sociedad de redes y fortalecer desde su
pantalla una cultura de participación entre su audiencia?
Todos sabemos
que la televisión, como medio masivo, sigue siendo el más consumido en México,
con cerca de un 95% de penetración en los hogares mexicanos, y vislumbro que así
seguirá siendo, al menos en un futuro próximo. Lo que también es un hecho, sin
embargo, es que en las últimas décadas hemos asistido a muchos cambios en el
medio televisivo: mayor oferta, nuevos canales, diversidad programática,
hibridación de géneros y nuevas modalidades de consumo, entre otros muchos. Como
afirma el investigador Guillermo Orozco, coordinador del libro, en la
introducción, “hoy la globalización, con todo lo que conlleva, detona, inhibe e
impone, está modificando significativamente la manera en que se produce, se
difunde y se consume televisión. Sobre todo está transformando los modos en que
la televisión y las audiencias existen como tales. No obstante, la vieja
televisión “no acaba de morir y la nueva no acaba de nacer”, como en su momento
dijera Gramsci con respecto al sistema económico”.
En el actual
escenario de proliferación de nuevas formas de comunicación digital, la red de
Internet y los nuevos dispositivos tecnológicos modifican y amplifican la
relación entre los productores, los emisores y las audiencias televisivas.
Existe mucha mayor competencia, por un lado, y las audiencias cambian, pues ya
no sólo son audiencias de la pantalla televisiva, sino que simultáneamente son
audiencias (y productoras de mensajes) de otros dispositivos. Esta situación no
debe hacernos pensar que todas y todos, por igual, tenemos acceso a la misma
televisión, ni a las mismas fuentes de información que nos proveen los nuevos
entornos tecnológicos digitales. La tan mencionada brecha digital, al contrario
de lo que pudiera parecer, se muestra hoy con mucha fuerza.
Orozco
plantea, al respecto, las siguientes interrogantes: “¿Cuál es, entonces, el
papel que tienen los medios públicos y en particular la televisión abierta, ante
las brechas digitales y culturales que propician las tecnologías y frente al
cambio al mundo digital? ¿Cómo enfrentar el desafío de la comunicación como
entretenimiento cargado de espectáculo desde canales universitarios de
televisión? Y especialmente, ¿cuál es la viabilidad de una interlocución más
activa entre televisión y audiencias y entre éstas a partir de la televisión,
teniendo en cuenta sus trayectorias de silencio?”.
Preguntas, sin duda,
sugerentes, y que nos colocan en la posición óptima para reflexionar qué está
sucediendo con la televisión en la actualidad, y sobre todo, qué retos enfrenta
el medio ante una audiencia que, cada vez más, está acostumbrada a ser
interlocutora activa de los contenidos de los medios que consume. El reto es,
entonces, promover una nueva televisión para una nueva audiencia que, pese a ser
nueva, sigue adoleciendo de algunos rasgos de la ecología mediática tradicional.
De su capacidad de adaptación a los nuevos entornos dependerá, en gran medida,
el futuro (o ya presente) de la televisión. En palabras de Carlos Scolari, quien
es autor del prólogo del libro, “los medios, al igual que las especies
biológicas, deben adaptarse para sobrevivir. Pequeñas mutaciones en sus
contenidos, cambios en su relación con los consumidores y las contaminaciones
con las formas interactivas de los nuevos medios son algunos de los síntomas de
este proceso de adaptación. A esta televisión que se tiñe las canas para
adaptarse al nuevo ecosistema de medios la he denominado hipertelevisión”.
Que la televisión debe renovarse y adaptarse al nuevo entorno es algo
que difícilmente podemos poner en duda. La clave es si sabemos cómo promover de
forma óptima esta renovación. TVMORFOSIS contribuye a ofrecer algunas
propuestas para ello. “¿Estamos preparados como televidentes y ciudadanos para
asumir roles de productores y emisores de nuestras producciones y de las de
otros? ¿Estamos siendo consumidores más críticos y selectivos aprovechando la
interactividad y la convergencia mediáticas actuales? ¿Está la televisión
aprovechando estas nuevas formas de audiencias? ¿Se está posibilitando la
emergencia del periodismo ciudadano en la pantalla?”, son algunas de las
interrogantes que permean esta obra.
El reto es, entonces, fomentar una
cultura de participación que apele a las nuevas audiencias y que, por ende,
contribuya a cambios significativos en el medio televisivo. Una televisión
abierta, pública y universitaria que busca ser “la señal de todos” y que busca,
también, trascender el horizonte del campus universitario, fue la base de la
discusión llevada a cabo en el marco del Segundo Foro Internacional del cual
este libro toma su título y el motivo por el que durante dos días de finales de
noviembre del año 2011 se convocó, en la ciudad de Guadalajara (Jalisco,
México), a 24 especialistas académicos, directivos de medios, productores y
periodistas a dialogar y proponer frente a la pantalla, vinculados con las redes
sociales, ideas y argumentos para hacer realidad una propuesta televisiva más
enfocada en fortalecer una cultura de participación.
El libro
TVMORFOSIS está compuesto por un prólogo y catorce capítulos, organizados
en tres partes. La obra presenta las miradas expertas y reflexivas de Alejandro
Piscitelli, Alejandro Spiegel y Mario Carlón, de Argentina; Javier Darío
Restrepo, de Colombia; Alberto García Ferrer y Javier Redondo Rodelas, de
España; Toby Miller, de Estados Unidos; Diana Sagástegui, José. A. Amozurrutia,
Aimée Vega, Delia Crovi, María Elena Meneses, Guillermo Orozco y Gabriel Torres
Espinoza, de México.
La multiplicidad de voces y procedencias de los
autores del libro es ya un símbolo de riqueza, pues ver hoy la televisión,
mirarla y pensarla como objeto de estudio, obliga necesariamente a tomar en
cuenta qué se está pensando en otras latitudes, compartir sugerencias con
colegas de otros países, conocer de qué manera se enfrentan los retos actuales
de la televisión pública desde otros lugares que, si bien pueden ser muy
distintos a nuestro entorno mexicano, seguro comparten algunos elementos de los
que aquí enfrentamos y experimentamos cotidianamente.
TVMORFOSIS. La
televisión abierta hacia la sociedad de redes, es una obra coordinada por el
Dr. Guillermo Orozco, en coedición con la Operadora Televisión Abierta de la
Universidad de Guadalajara y la Editorial Tintable. Los 3 ejes temáticos sobre
los que gira esta obra son los siguientes:
1. La pertinencia de la televisión abierta en una sociedad de
redes, en la parte titulada “LA TV QUE ES POSIBLE EN UNA SOCIEDAD DE
REDES”
En este primer eje temático encontramos cuatro textos: “El ahora y
el futuro de la televisión”, de Toby Miller, “Una reflexión sobre los debates
anglosajón y latinoamericano sobre el fin de la televisión”, de Mario Carlón,
“Televisión pública e internet: posibilidades y obstáculos de la convergencia.
El caso de México”, de María Elena Meneses, y “La televisión del futuro es
social y es móvil”, de Gabriel Torres. En conjunto, los textos abogan por pensar
a la televisión del futuro desde un presente marcado por la digitalización, la
movilidad y las nuevas formas de consumo comunicativo digital. La televisión no
va a morir, pero que está mutando hacia algo distinto es algo que no podemos
poner en duda.
2. La segunda parte de la obra, titulada “Educaciones
y deseducaciones entre televisión y audiencias” plantea Propuestas educativas
sobre la televisión
En ella encontramos seis textos: “Video TV, ergo sum.
Cuando la cultura audiovisual también sirve para pensar(se) ya hacer pensar”, de
Alejandro Piscitelli, “De la cibercultura a la cibercultur@: hacia una
convergencia disciplinaria”, de José Antonio Amozurrutia, “Pantallas
eslabonadas: oferta incesante de recursos para educar”, de Delia Crovi, “La
mediación tecnológica en la educación en la era de la transmediación y nuevos
analfabetismos”, de Diana Sagástegui, “Abrir porosidades en la relación
universidad-sociedad con docuficciones en la televisión educativa”, de Guillermo
Spiegel, y “Educar la televisión y comprender el espacio digital”, de Alberto
García. Como los propios títulos apuntan, en esta segunda parte se aborda el
binomio educación-televisión, una relación que ha dado lugar a múltiples debates
académicos, políticos y sociales en las últimas décadas. Lo novedoso en la
actualidad, y de lo que dan cuenta las distintas aproximaciones al tema, es que
la televisión educativa no puede pensarse sin tomar en cuenta los nuevos
entornos digitales, las nuevas formas de alfabetización y los nuevos géneros
emanados de esta nueva ecología mediática. Sin duda alguna, la programación
mediática en general y televisiva en particular, esté o no hecha con propósitos
educativos, es un agente de socialización y educación de los más potentes. De
ahí la importancia de atender las nuevas modalidades televisivas que están
contribuyendo a pensar, o mejor dicho, a seguir pensando, de qué manera la
ciudadanía piensa y se piensa a través de lo que consume.
3. El
tercer y último eje temático de la obra es la participación de la audiencia en
el ejercicio del periodismo ciudadano, en la parte titulada “La revolución de
las audiencias: ¿realidad o espejismo para una nueva cultura de
participación?”
Esta tercera parte está conformada por cuatro capítulos:
“Audiencias conectadas y desconectadas. Dos modos de esta frente a la pantalla
televisiva y buscar la interlocución”, de Guillermo Orozco, “El derecho de las
mujeres a comunicar. Claves del acceso y participación de las mujeres en las
industrias de comunicación”, de Aimée Vega, “La banalización de la política.
Espacio público, participación y deliberación en los dominios de la
postelevisión y los nuevos medios”, de Javier Redondo, y “El potencial
comunitario de internet”, de Javier Darío. El eje temático, en esta ocasión, es
la participación de las audiencias, una participación que no puede pensarse sin
la misma modificación y mutación de las audiencias: de pasivas a activas, de
receptoras a productoras de contenidos, de consumidoras estáticas a consumidoras
móviles, etcétera. Si la televisión está cambiando, quizás sea porque las
propias audiencias ya no pueden pensarse como se pensaban hace sólo un par de
décadas. Hoy la audiencia tiene más poder de decisión, más capacidad para
participar en la selección y generación de contenidos y, sobre todo, mayores
medios para difundir, desde la lógica de la horizontalidad, estos contenidos en
espacios distintos a los tradicionalmente asignados para el consumo mediático en
general y, particularmente, televisivo.
El acceso a Internet, la
red de redes, representa un campo de oportunidades para quienes logren adaptarse
a los cambios tecnológicos. Que la televisión aproveche las ventajas de
trasmitir por medio del Internet y recibir retroalimentación a través de las
redes sociales, significa, hoy, una gran oportunidad para interactuar con la
audiencia y para, con ello obtener, en principio, más y mejores beneficios para
la sociedad en general. La relación entre emisores y receptores puede ser más
horizontal y la comunicación mediática se nutre de una retroalimentación sin
precedente, con mayor interacción entre televisión y audiencia, y lo más
novedoso, entre los mismos televidentes.
El consumo se extiende hacia
ámbitos antes impensables. Esta capacidad de la audiencia para no sólo recibir
sino generar contenidos diversos apunta hacia una televisión mucho más
participativa y horizontal. Y es que la reflexión sobre la televisión no puede
obviar la reflexión sobre las nuevas modalidades comunicativas emanadas de la
red de redes. Es más, hoy es casi imposible pensar el consumo televisivo (y su
producción) sin tomar en cuenta que las audiencias cambiaron y son productoras y
consumidoras (prosumidoras, como se ha dicho) de muchos mensajes
simultáneamente.
TVMORFOSIS. La televisión abierta hacia la sociedad
de redes, nos ayuda a pensar no sólo cómo está cambiando la televisión, sino
de qué manera podemos aprovechar el potencial de este medio de comunicación para
crear una ciudadanía más consciente y participativa. Las contribuciones de este
libro a la reflexión sobre la televisión son más que obvias; lo interesante es
que la obra no se queda sólo en meras descripciones o especulaciones, sino que
propone nuevas lecturas para que juntos, medios y ciudadanía, contribuyan, al
fin y al cabo, a una mejor sociedad.