Por: Daniela Medina
La medicina homeopática ha estado siempre en medio de debate, unos defienden la práctica de curarse de manera natural sin antibióticos, mientras que otros más la descalifican hasta equipararla con otras técnicas alternativas como la aromaterapia y el reiki.
Aquí sólo hay una hecho: los efectos de la homeopatía carecen de evidencia científica.
Pese a que desde 1978, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció oficialmente la terapia homeopática, (no la normalizó ni regularizó), a lo largo de los años siguientes ha emitido diferentes informes en los que aconseja tomar precauciones sobre el consumo único de este tratamiento frente a enfermedades sobre todo crónicas.
En 2009 respondieron a la petición de un grupo de médicos ingleses y africanos que estaban preocupados por la popularización del uso de este tipo de medicamentos para atender el VIH/SIDA, la tuberculosis, la malaria, la diarrea infantil y la gripe común.
En su respuesta, la OMS fue muy clara: la homeopatía no es efectiva ni para la prevención, ni para la cura de estas enfermedades.
“Necesitamos que los gobiernos reconozcan el peligro de promocionar la homeopatía. Esperamos que difundiendo la postura de la OMS, conseguiremos apoyar a la gente que está luchando contra estas prácticas, potencialmente desastrosas”, dijo Robert Hagan, uno de los médicos integrantes del grupo The Voice of Young Science que mandó la carta.
Sin embargo, el uso de este tipo de remedios está extendido en 80 países, que la aceptan como una práctica complementaria a la medicina tradicional, dan cursos y certificaciones en escuelas de renombre.
¿QUÉ ES LA HOMEOPATÍA?
Esta técnica está basada en el principio de la relación de similitud, con el que diluidos de distintas sustancias totalmente naturales se intenta imitar los síntomas del paciente, para que en dosis bajas, lo termine aliviando.
En esta práctica no se busca aliviar enfermedades como un “estándar” si no que se concentra en las particularidades del individuo, bajo la creencia de que “no existe la tuberculosis, sino los tuberculosos”.
Además, funciona con el dicho de Primum non nocere o “primero no dañar”, con el que, al igual que en la medicina tradicional, se busca evitar todo efecto secundario de las terapias y sólo devolver la salud al paciente.
Las sustancias que los médicos, identificados con el naturalismo, utilizan para sus compuestos pueden ser de origen vegetal, mineral y animal.
Lissete García Salgado, médico cirujano egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, dice a SD: ”considero que la práctica de la medicina homeopática no tiene bases científicas sólidas, pues se basa en la administración de dosis mínimas muy diluidas de sustancias de origen vegetal, mineral o animal, contenidas en pequeños glóbulos azucarados”.
Por otro lado, hablamos con Margarita, una madre de familia de 54 años residente en el DF que usa la homeopatía para curar las pequeñas dolencias propias y de sus hijos.
“La usé por primera vez con mi primer hija, por las recomendación de un tío que era médico homeópata y además pediatra, para contrarrestar el exceso de medicinas que desde muy chica había tocado por diversos problemas en su salud.
Ya no la quería medicar más, pues comenzó a desarrollar problemas en el estómago debido a ello, entonces recurrí a los chochos para tratarles resfriados y dolores de garganta, que tardaban más tiempo en aliviarse, pero sí se lograba”, dice.
“Con el tiempo ellos mismos comenzaron a preferir ir al doctor y tomar medicina alopática para tener una mejora más rápida y los chochitos desaparecieron de mi casa”, finaliza.
EFECTO PLACEBO
En diciembre de 2011, un estudio ordenado por el ministerio de sanidad de España, concluyó que el principal efecto de la homeopatía es el de un placebo, es decir, que mediante la sugestión, las personas muestran una mejoría en su salud aún cuando no se les ha suministrado ningún fármaco o agente alópata.
Asimismo, la revista británica The Lancet, había publicado en 2000 un informe emitido por el Comité Parlamentario Especial del Reino Unido de Ciencia y Tecnología en el que analizaba los efectos de la medicina alternativa o complementaria, en el cual recomendó que “cualquier terapia que haga afirmaciones específicas para poder tratar condiciones específicas debe tener evidencia de ser capaz de hacer esto por encima y más allá del efecto placebo”.
Para 2010, el gobierno de este país recibió un duro estudio en el que el Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes le solicitaba dejar de asignar fondos públicos a la medicación homeopática, debido a que “cualquier efecto que puedan tener, se debe a la fe del paciente en dicho tratamiento”, publicó la BBC entonces.
El mismo medio cita al doctor Tom Dolphin de la Asociación Medica Británica cuando llama a este tipo de tratamientos “pseudociencia”, y dice “nos arriesgamos como sociedad a retroceder al estado de pensamiento mágico cuando la ciencia inventada pasaba por discurso racional”.
“Aunque los placebos pueden funcionar, no son medicinas porque no tienen un ingrediente activo. Así que si la gente quiere tener acceso a estas costosas píldoras de azúcar, debe pagar por ellas con su propio dinero”, dijo en ese entonces el doctor Gordon Lehany en conferencia de prensa.
Cuando todo se había nublado para el panorama homeopático internacional, el Gobierno de Suiza presentó los resultados de un ensayo que realizó a lo largo de cinco años, para determinar si los seguros debían seguir cubriendo los tratamientos homeopáticos.
En su momento fue aprobaron, pero años después el doctor David Martin Shaw de la Universidad de Glasgow hizo un extenso estudio en el que concluyó que dicho informe “es científica, lógica y éticamente deficiente”.
La doctora García Salgado hace alusión a ello, “varios estudios han demostrado que los tratamientos que prescriben no tienen una mayor efectividad al efecto placebo.
Lo que prescriben los médicos homeópatas son extractos muy diluidos por lo que su consumo es como si no tomaras nada, debido a las dosis ínfimas de las sustancias activas en su medicamentos”, dice, además de que se notan conflictos de interés entre los autores.
Pero ¿es este efecto del todo negativo? Los defensores de la práctica a lo largo del tiempo han argumentado a favor de que puede estimular el mecanismo de autocuración del organismo.
Los doctores José y Omar Matuk, médicos homeópatas establecidos en la Ciudad de México, señalan en su sitio de internet Homeopata.org, que la comunidad científica se comporta escéptica en cuanto a los aspectos teóricos de esta disciplina, “por desconocer el mecanismo de acción mediante el cual la Homeopatía ejerce sus efectos”.
“Sin embargo esta situación no es única de la Homeopatía, considerando que algunos medicamentos alopáticos de uso común como el ácido acetilsalicilico, el litio, los antipsicóticos, antidepresivos y la metformina fueron descubiertos por suerte y usados empíricamente con gran éxito terapéutico sin comprender su mecanismo de acción”, defienden.
Recordemos también que la medicina homeopática está en el mercado legalmente debido a que los órganos de salud de cada país lo permiten, prueban su calidad y seguridad de su composición y de su proceso de fabricación, no así su eficacia.
Y parece que del mismo punto se agarran quienes están a favor, pues de que hay casos de éxito, los hay, mas nunca se ha comprobado que sea por el suministro de esta sustancia.
El problema aquí, dice la experta, es el tiempo que puede perder un paciente al no estar recibiendo ningún beneficio (quizá meramente psicológico), es decir, el medicamento homeopático no causará daño al paciente al ingerirlo, pero sí por omisión, donde entra también un tema de ética -o falta de- por parte del doctor.
Además, menciona la egresada de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, “ningún medicamento está exento de tener efectos secundarios, es necesario hacer estudios controlados, estandarizados y reproducibles para conocer los efectos que producen en nuestro organismo. Sin embargo los medicamentos homeopáticos no son evaluados por protocolos estrictamente estandarizados, razón por la cual al consumirlos existe el riesgo de que se desencadene un efecto no deseado”.
Por su parte, Edzard Ernst, médico que ha investigado por largos años la homeopatía concluyó después de una larga compilación de estudios sobre el tema que “hasta que los resultados más convincentes están disponibles, la homeopatía no puede ser visto como una forma basada en la evidencia de la terapia”.
EN MÉXICO, LEGISLADA Y CERTIFICADA
De acuerdo con la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía, la historia de esta disciplina en México data del año de 1850, cuando llegó a nuestro país por médicos extranjeros que dieron a conocer la obra del galeno alemán, Christian Friedrich Samuel Hahnemann, considerado su fundador.
Desde ese momento y a través de varias controversias y altibajos a lo largo de los años, la homeopatía en México forma parte de los organismos de salud y educación oficiales, de manera regulada por el gobierno.
En marzo de 2013 el pleno de la Cámara de Diputados aprobó unas reformas a la Ley General de Salud para que los médicos homeópatas sean los únicos profesionalesreconocidos para brindar un servicio óptimo en este ramo.
El objetivo fue poner al servicio de la población la homeopatía, a través de profesionales capacitados y con alto sentido de responsabilidad social, que tiene alta aceptación entre la sociedad.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) expide la cédula profesional a egresados de la licenciatura como médico homeópata, “reconociendo entonces que los únicos profesionales reconocidos para brindar un servicio óptimo en el ramo de la homeopatía son precisamente los médicos homeópatas”.
Estos profesionales tienen la formación esencial de médico general y son instruidos en exclusiva, con los conocimientos de la terapéutica homeopática.
Para ello está la mencionada Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Escuela Libre de Homeopatía; asimismo, existe el Hospital Nacional Homeopático de la Secretaria de Salud, inaugurado en 1893 y brinda atención médica, quirúrgica, gineco-obstetricia y pediátrica, además de utilizar la terapéutica homeopática.
Entonces, pese a la evidencia en contra (o más bien, falta de evidencia a favor), los consultorios y hospitales homeopáticos siguen atendiendo a cientos de pacientes alrededor del mundo, que se suman a los casos exitosos, sin embargo, como los expertos mencionados a lo largo del texto mencionan, se puede considerar sólo una práctica complementaria, no una para tratar enfermedades crónicas ni a pacientes graves.
La falta de acceso a atención médica y tratamientos gratuitos en los países en vías de desarrollo – como México- son otras de las razones por las que cierto sector recurre a este tipo de remedios. “El costo mínimo de la salud pública es prohibitivo para la mayoría, y esto hace a la población muy vulnerable a las terapias sin fundamento”, dijo Juliet Stevens, interna en el Hospital Somerset State en Ciudad del Cabo, citada por BBC.
Y nuestra experta recalca, “como médico lo importante es dar el tratamiento más adecuado y con menos riesgos de manera oportuna para lograr el alivio de un padecimiento y evitar complicaciones. Es necesario sustentar con bases científicas la eficacia de los fármacos homeopáticos para sustentar la validez de los mismos”.
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