Por: Roberto A. Valenciano Capín
Indudablemente se podría decir que el escuchar a Prokofiev y Bizet juntos en un mismo programa es a lo mejor algo incomprensible, pero parece ser que se volvió en un ejercicio musical fascinante y además de este plus, contrastante, pero aun así muy enriquecedor musicalmente.
Es por lo que se apostó en este quinto concierto de su temporada primavera-verano 2015 de la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí, bajo la batuta del Mtro. José Miramontes Zapata.
Aunado a este ejercicio musical fue la buena convocatoria del público para disfrutar de este concierto que tuvo como fiel testigo el Coloso de Villerías.
Un programa que en su primera parte nos remite a degustar los oídos y sentidos con dos obras puntuales del compositor ruso, Sergei Prokofiev: la Obertura sobre temas hebreos, Op. 40 y concluir con el concierto para violín y orquesta No. 1 en Re Mayor Op. 19.
En donde su música es extraordinariamente compleja a pesar de que a menudo suena pretendidamente ligera como lo fue en la Obertura para contraponerse por su fuerza, sutileza y congruencia musical del concierto para violín y orquesta.
En donde su música es extraordinariamente compleja a pesar de que a menudo suena pretendidamente ligera como lo fue en la Obertura para contraponerse por su fuerza, sutileza y congruencia musical del concierto para violín y orquesta.
Es de destacar que siempre se ha pensado que los conciertos de Prokofiev debido a su gran talante y robustez musical no se necesita de un gran solista, sino más bien, se requiere claro está, de éste pero con una técnica sólida y que además tenga estos recursos para detonar y expresar la personalidad de Prokofiev siempre presente en cada recoveco de la partitura y, por tanto, no hay cabida para el lucimiento personal, y es lo que paso con la violinista concertante Olga Goryachkh quien supo resolver estos intrincados pasajes, gracias a una depurada técnica con tal apremio en cuanto a la dificultad interpretativa que conlleva este concierto, gracias también al buen soporte de las voces acompañantes de la orquesta, a pesar de la cierta frialdad ejecutoria pero puntualidad en cuanto a su interpretación.
Al ser recompensada tal esfuerzo con un cálido aplauso y en pie que se extendió por varios minutos, para incidir en que salieran tanto la solista como el director tres veces para agradecer y lo hicieron al ofrecer una pieza más como encore.
Con este buen halito de esta primera parte, se concluye con esta segunda parte con las Suite No. 1 y No.2 "Las Arlesianas" de George Bizet, a partir de esta música incidental creada para una pieza teatral escrita por Alphonse Daudet.
Aunque algunos esperaban con más inmediatez la segunda por ser más conocida y por tanto, por su gran riqueza expuesta a través de esta gran paleta de colores musicales, aunado a su belleza, lirismo y el pleno reflejo de este mundo físico como emocional que se desarrolla en la obra del escritor y dramaturgo francés.
Ante el fallecimiento prematuro de Bizet, el compositor Ernest Giraud publicó la Suite No.2 de la Arlesiana, como resultado de los arreglos realizados por él a partir de algunos temas originales de Bizet y otros que no formaban parte de la música incidental original.
Al no desmeritar en su importancia de la Suite No.1 " la Arlesiana", también fue agraciada con los aplausos del respetable.
Y como puntualmente Nietzsche diría que «la música le ofrece a las pasiones el medio para gozar de ellas mismas», es lo que sucedió en este concierto que se unió en una solo voz en esta solidaridad quienes integran esta orquesta sinfónica, al refrendar a través de la música que el Gobierno reconozca y valore su trabajo de más de 15 años.
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