Por : Rosario Reyes.
Celestún Petén y Nicté Ha son dos cachorras de jaguar que fueron rescatadas hace 10 meses. La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas las halló recién nacidas en la Península de Yucatán, a donde se planea que regresen al cumplir dos años de edad. Viven en Oaxaca, en la sede de la Fundación Jaguares en la Selva.
Las hembras son fundamentales para preservar esta especie en extinción. “Ellas ocupan territorios más pequeños, los machos se mueven en extensiones de hasta 500 kilómetros cuadrados, desplazando a otros que estén en esa área; a las hembras les bastan 140 kilómetros cuadrados y hasta menos, y pueden estar dentro del territorio de los machos”, explica Víctor Rosas, presidente y fundador de Jaguares en la Selva.
Para financiar parte del proyecto de liberación de crías, que requiere al menos un millón y medio de pesos, la sociedad civil organizó una subasta.
Un total de 17 réplicas de cráneos de jaguar, cuyo modelo fue facilitado por el Instituto de Biología de la UNAM, saldrán a puja mañana, a precios entre 3 mil pesos y 3 mil dólares.
La pieza estrella fue intervenida por Francisco Toledo, quien se unió a la iniciativa junto con Sergio Hernández, Guillermo Olguín, Francisco Limóny Siegrid Wiese, entre otros artistas.
Rosas explica que las cachorras rescatadas conviven sin vigilancia permanente, alejadas de contacto humano, pues deben desarrollar sus habilidades naturales para sobrevivir en libertad, como territorialidad, agilidad, vocalizaciones y hábitos nocturnos de vagabundeo.
“No las podemos ver cuando están en su madriguera o en actividades normales, necesitamos cámaras robóticas, torres de observación, y construir un área de investigación para estudiar su comportamiento, para posteriormente, liberarlas en su hábitat”.
La fundación tiene 18 jaguares bajo resguardo en diferentes sitios de Oaxaca; no pueden ser liberados porque no sobrevivirían, pero les procuran una buena calidad de vida. La liberación de Celestún Petén y Nicté Ha será la primera en América Latina.
Además de ser una deidad prehispánica, el jaguar es vital para el ecosistema; al ser el depredador tope, controla la población de presas y a su vez éstas controlan la vegetación. “Está en la cúspide de la cadena alimenticia y se encuentra en peligro de extinción, sólo hay 4 mil en México y 50 mil en todo el continente”.
Según el censo realizado en 2012 por la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, se estima que en Oaxaca hay cerca de 440 ejemplares distribuidos mayormente en el Istmo de Tehuantepec y la Sierra Norte. Habitan del sur al norte del país, en la selva, el desierto, el bosque o manglares, por su capacidad de adaptabilidad.
Más información en www.jaguaresenlaselva.org.mx
Fuente: El Financiero
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