Por: Mariel Sánchez
Coxcatlán.- Este municipio, posee una mágica belleza y una exuberante vegetación que se acompaña por vestigios de una ermita que data de la época de la Colonia, construida por órdenes del conquistador español Hernán Cortés hacia el año 1523. Las ruinas buscan no perderse entre la flora, lugar que hoy en día habitantes de la localidad de El Jopoy utilizan como un camposanto. El Jopoy se ubica a 8.4 kilómetros de la cabecera municipal de Coxcatlán. A pesar de la distancia y de la vegetación esparcida, es posible apreciar los restos deteriorados de una construcción empedrada que carece de techado y, a su alrededor, algunas tumbas centenarias. En 1522, acompañado del ejército español, Cortés se dirigía a lo que hoy se conoce como la Huasteca Potosina, proveniente del estado de Veracruz y durante el trayecto, tuvo pequeñas batallas, en las que sumaba la conquista de pueblos y localidades, hasta que en 1523 llegó a Ayototchcuitlatlán (en lengua nahuatl, que quiere decir “lugar de gargantilla de agua”. Debido a la dificultad de los españoles para pronunciar la lengua materna, lo llamaron Coxcatlán, nombre que en la actualidad mantiene este municipio. La ermita fue coronada –según cuentan los pobladores- con una enorme campana elaborada en oro arrebatado a los pueblos conquistados.
Coxcatlán.- Este municipio, posee una mágica belleza y una exuberante vegetación que se acompaña por vestigios de una ermita que data de la época de la Colonia, construida por órdenes del conquistador español Hernán Cortés hacia el año 1523. Las ruinas buscan no perderse entre la flora, lugar que hoy en día habitantes de la localidad de El Jopoy utilizan como un camposanto. El Jopoy se ubica a 8.4 kilómetros de la cabecera municipal de Coxcatlán. A pesar de la distancia y de la vegetación esparcida, es posible apreciar los restos deteriorados de una construcción empedrada que carece de techado y, a su alrededor, algunas tumbas centenarias. En 1522, acompañado del ejército español, Cortés se dirigía a lo que hoy se conoce como la Huasteca Potosina, proveniente del estado de Veracruz y durante el trayecto, tuvo pequeñas batallas, en las que sumaba la conquista de pueblos y localidades, hasta que en 1523 llegó a Ayototchcuitlatlán (en lengua nahuatl, que quiere decir “lugar de gargantilla de agua”. Debido a la dificultad de los españoles para pronunciar la lengua materna, lo llamaron Coxcatlán, nombre que en la actualidad mantiene este municipio. La ermita fue coronada –según cuentan los pobladores- con una enorme campana elaborada en oro arrebatado a los pueblos conquistados.
Los vestigios constan de una planta arquitectónica rectangular de 350 metros cuadrados, sus gruesos laterales conservan sus enormes ventanales y una arquería de enorme belleza, construidos piedra sobre piedra. Hoy, la ermita mantiene en el interior de su planta varias tumbas y en la parte posterior, un gran número lápidas, donde los pobladores han enterrado a sus familiares. Cuenta la leyenda, que debido al deterioro de la ermita, y a los robos posteriores al dominio español, los pobladores decidieron bajar la campana y enterrarla en algún lugar del cerro e inclusive, habitantes aseguran haberla escuchado sonar cuando llega el atardecer, lo que presagia la muerte de alguien cercano. Las ruinas de El Jopoy, como se le conocen, se encuentran abandonadas, a pesar de la existencia de un proyecto de rescate, este no se ha podido materializar, pues se requiere de más de dos millones de pesos. En 2009, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), realizaron algunas exploraciones en el sitio, donde presumen, se podrían localizar otras riquezas inexploradas y no conocidas por el hombre moderno.
Fuente: Quadratin SLP
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