viernes, 3 de abril de 2020

Fallece Ellis Marsalis, patriarca del jazz de Nueva Orleans


Por: Estebán Linés

El músico de jazz, profesor y educador Ellis Marsalis falleció el pasado miércoles a los 85 años de edad. La causa del óbito, según explicó su hijo Brandford en un comunicado, fue una neumonía derivada de la Covid-19, la enfermedad ocasionada por el coronavirus. Desde el sábado pasado estaba hospitalizado en Luisiana.

Responsable de un enorme legado musical, Ellis también fue una persona muy estimada en numerosos ámbitos, comenzando en el familiar.“Mi padre era un gigante en la música y la enseñanza, pero un padre aún mayor. Puso todo lo que tenía para permitirnos desarrollar lo mejor de nosotros mismos”, añadió Brandford en su comunicado. Su hermano Wynton colgó fotos de él con su padre en Twitter junto a un emotivo “Ellis Marsalis, 1934 - 2020. Murió mientras vivía: aceptando la realidad”.

“Mi padre era un gigante en la música y la enseñanza, pero un padre aún mayor”, afirma su hijo Branford

Además de músico y profesor, Ellis Marsalis era conocido para el aficionado musical –y no solo el jazzístico- sobre todo por ser el padre de cuatro hijos –de un total de seis- que se han labrado sólida carrera musical. Especialmente dos de ellos, los citados Wynton y Brandford, que comenzaron a deslumbrar a comienzos de los años ochenta con una admirable y hermosa refundación del jazz tradicional en unas coordenadas contemporáneas.

Ellis Marsalis recibiendo de su hijo Branford el premio Donostiako Jazzaldia en 2016 durante el Festival de Jazz de San Sebastián (JAVIER ETXEZARRETA / EFE)

Y seguramente el cuarto elemento que caracteriza su densa biografía es su papel clave como revitalizador y agitador de la escena jazzística de su Nueva Orleans natal a lo largo más de medio siglo. Formaba parte de la idiosincrasia de la ciudad, tal como testimonió ayer la propia alcaldesa de la urbe La Toya Cantrell en un tuit, donde decía que “Ellis Marsalis fue una leyenda. Fue el prototipo de lo que entendemos cuando hablamos de jazz de Nueva Orleans”.

Nació en la ciudad sureña en 1934 hijo de un empleado de uno de los hoteles donde se alojaban los músicos negros que no podían hacerlo por razones raciales en los hoteles del centro de la ciudad donde tocaban. Era saxofonista en sus tiempos de high school aunque también se defendía al piano cuando estudió en la universidad.

Buena parte de la carrera del patriarca de la saga Marsalis estuvo estrechamente ligada a la ciudad de Nueva Orleans, y eso hizo que su nombre y su dimensión artística no trascendiesen hasta que sus dos hijos mayores comenzaron a ser conocidos. Y su fidelidad a dicha ciudad es doblemente valiosa si se tiene en cuenta que durante muchos años su apuesta personal por el bebop y otras corrientes “rompedoras” del jazz no fueron nada bien vistas en el los círculos dominantes de la escena musical de Nueva Orleans, enraizada en la tradición.

Su magisterio, en cualquier caso, en la ciudad y en su casa marcaron época. Harry Connick jr. Fue uno de sus alumnos en el New Orleans Center fot th Creative Arts, al igual que los trompetistas Nicholas Payton y Terence Blanchard o los saxos Donald Harrison y Victor Goines.

El patriarca de la saga Marsalis, saludando al público en el New Orleans Jazz and Heritage Festival en 2013

La descendencia que deja su persona como progenitor es remarcable: Wynton, trompetista, es la personalidad más destacada formalmente del jazz estadounidense en su condición de director artístico de jazz del Lincol Center de Nueva York; Brandford, saxofonista, posee una amplísimo panel de colaboraciones aunque por encima de todas destaca la que acompañó a Sting ; Delfeayo, trombonista, es cotizado instrumentista y productor de estudio de grabación, y Jason, percusionista, está considerado solvente músico tanto al frente de su propia banda como de apoyo a terceros.

Lo importante y más rompedor: en una época en la que dominaban en la ciudad el jazz tradicional y el nuevo sonido de moda en los años era el rock and roll, el joven Ellis era un apasionado forofo del bebop y del jazz moderno. Como le definía un especialista en el género hace unas horas, “era un modernista en una ciudad de tradicionalistas”. Eso sí, siempre tocando con el piano acústico sus piezas melódicas y dejando que las improvisaciones se cebasen de su mano derecha con veloz brillantez. Estuvo haciéndolo hasta el pasado diciembre.

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