Con el propósito de conservar nuestras tradiciones de Semana Santa, en esta ocasión, el Museo Nacional de la Máscara, dedica un espacio a la gastronomía.
En San Luis Potosí, algunas familias conservan el gusto por los guisos que sus ancestros les ofrecían: habas, lentejas, garbanzos, nopales en ensaladas o bañados en chile rojo y adornados con tortitas de camarón; pipián con papitas del monte y romeritos, son quizá ejemplos representativos. En si constituyen un manjar completo muy codiciado y al mismo tiempo, pueden ser magníficas entradas o guarniciones de exquisitos platillos elaborados a base de pescados y mariscos.
Ingredientes como la papita del monte son exclusivos de esta región, los nopales y la tuna, ya sea tapona o cardona, los cabuches, o las flores de maguey, normalmente de carácter silvestre y propios de la temporada, convierten a la gastronomía potosina en una exótica experiencia.
De consumo en todo el año y en especial en esta época, el mezcal potosino es una bebida de fuerte arraigo en la gastronomía regional. Su materia prima se sitúa principalmente en las zonas centro-norte y altiplano; su elaboración sintetiza siglos de experiencia y un profundo conocimiento del territorio, el clima y los recursos de la tierra en general, aspectos esenciales en el cultivo del maguey, así como del procesamiento y distribución del producto.
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