Por: Alejandra Ojendi
El 30 de diciembre de 2004 marcó un antes y un después para la juventud rockera de Buenos Aires. Esa noche, la banda Callejeros daba un concierto en el boliche República Cromañón, donde la chispa de una bengala provocó un incendio. Al menos 194 jóvenes muertos y más de mil heridos fue el saldo de esa tragedia, que la escritora argentina Camila Fabbri (Buenos Aires, 1989) vivió muy de cerca: su novio, amigas y amigos habían asistido al recital, y ella misma, que entonces tenía 15 años, había presenciado el concierto que Callejeros ofreció una noche antes en el mismo lugar.
El suceso enfrentó a los rollingas de esa generación con la pérdida y el miedo, con la muerte. Y, más de 10 años después, fue el punto de partida de El día que apagaron la luz (Almadía, 2021), el libro más reciente de Fabbri publicado en México.
“Empecé a escribir el libro hacia 2017, 2018. Con una grabadora de sonido que me prestaron, contacté y me reuní con algunos amigos, conocidos, de mi colegio secundario. Me reencontré con ellos y empezamos a conversar sobre nuestro pasado, nuestra adolescencia, nuestras costumbres en los barrios en los que nos movíamos, y a hablar sobre esa noche, que era un tema del que no habíamos vuelto a hablar después de que pasó”, cuenta la también dramaturga y actriz en entrevista por videollamada.
“Cuando empecé a desgrabar estas voces, estas entrevistas, estas conversaciones, descubrí que ahí había un posible libro y empecé a diagramar la estructura. Me llevó más o menos como dos o tres años hacerlo”, añade sobre el origen de este libro híbrido, que se lee como crónica pero que es también novela, que es ante todo un testimonio a distintas voces, una memoria.
“Es un libro que fue modificándose mucho en el proceso porque, por un lado, yo no quería ficcionar esto, quería contar lo que había pasado, mi anécdota personal, exponer lo que yo recordaba. En ese sentido se me volvió un libro de no ficción, pero también me parece que tiene muchos elementos de novela, como esa prueba que hago de contar los futuros de los personajes, que es un invento, no es real. Me gusta llamarlo un Frankenstein porque hay un ejercicio entre la ficción y la no ficción. Originariamente lo llamamos una novela de no ficción, que en sí es una contradicción porque la novela es una novela y la no ficción es una crónica. Es un libro que es una contradicción en sí mismo”, comenta la también autora del libro de cuentos Los accidentes (Almadía, 2018).
Para Fabbri, que este año fue incluida en la lista de mejores narradores en español menor de 35 años por la legendaria revista Granta, lo que intenta El día que apagaron la luz es contar más a las personas que al hecho en sí.
“La tragedia que aparece en el libro es un disparador, no es un libro que cuenta únicamente el hecho trágico sino que intenta contar la periferia de lo que pasó en Cromañón, tanto a la gente que estaba en otros países, en otras ciudades, y que se enteró, como a la gente que estuvo allá dentro. Hay en él una necesidad de contar algo a nivel más macro, de salir de la noticia, del amarillismo, de esas imágenes tan tremendas que nos mostraron los medios de comunicación, para poder humanizar un poco el hecho en sí”, concluye.
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