Blanca Garduño
El Ballet Folclórico de la Universidad de Colima bajo la dirección del coreógrafo Rafael Zamarripa Castañeda, recibió los honores oficiales del Conaculta, INBA y de Miguel Ángel Aguayo López, rector de la máxima casa de estudios de Colima. Al finalizar la función, Juan Carlos Gaytán, subdirector de la compañía colimense, entregó un reconocimiento de ellos mismos a su mentor, todo ello dentro del escenario del Palacio de Bellas Artes.
Los reconocimientos se han ganado a pulso con trabajo esmerado y constante. A escasos 18 meses del debut del ballet el 23 de julio 1983 -fecha que se ha tomado como fundacional- , el entonces rector de la Universidad de Colima, licenciado J. Humberto Silva Ochoa, apoyado por la gobernadora Griselda Álvarez Ponce de León, invitaron a la presentación del Ballet Folclórico de la Universidad de Colima el día 1 de febrero, a las 21:00 horas, ejecutando así su primera función en el espacio cumbre para las artes escénicas: el Palacio de Bellas Artes, del Instituto Nacional de Bellas Artes, en la Ciudad de México.
El cuerpo de danza de esa primera compañía de Rafael Zamarripa estuvo constituido por 29 ejecutantes: 16 bailarinas y 13 bailarines además del conjunto de voces formado por nueve mujeres y nueve varones. El primer programa que también anuncia el primer repertorio de la función, contiene un texto de la poetisa Griselda Álvarez. La producción fue totalmente costeada por la UdeC.
La representación fue grabada en un programa especial transmitido por los canales 7 y 13 en diversas ocasiones. Previamente se había realizado una presentación en el mes de enero, en el Canal 2, dentro del programa En vivo conducido por Ricardo Rocha. Toda una campaña de difusión en apoyo a la compañía universitaria.
Dos años después, en el mes de junio de 1987, se hizo la segunda presentación; la tercera, el 8 de septiembre de 1990. Pasaron 13 años para que sucediera la cuarta presentación el 19 de julio de 2003 y justo cinco años para la quinta, este 26 de julio de 2008 en el Palacio de Bellas Artes. El director Zamarripa agradece y aplaude el paso de 900 artistas por sus filas durante estos cinco lustros y alude que el ballet ha sido un barco que ha tocado muchos puertos. Hoy la compañía está conformada por 90 integrantes.
En esta quinta función de gala tan esperada, los bailarines desgranaron uno a uno los pormenores de las coreografías firmadas por Zamarripa quien a su vez dota de música en vivo a sus obras. Uno de los logros del coreógrafo desde hace 25 años fue hacer frente al
dilema de cómo trasladar al lenguaje coreográfico el horror derivado de la vida y la muerte hasta lograr el soplo de la vida. La fuerza de la percusión musical lograda por tres músicos ilustra esta lucha tribal en una de sus obras clásicas, Juegos de magia y muerte.
Otro "clásico" de Zamarripa es el corrido de Rosita Alvírez. Al público le emocionó todo el programa dancístico, pues ratificó de pie, con vítores y aplausos llenos de calor humano, su complacencia. La gran cortina roja cayó separando esta euforia del espectador y los cuerpos sudados y aún agitados de los bailarines por su entrega, dejando un grato sabor en el espectador que a estas alturas, ya está completamente absorto con las coreografías del jalisciense, Rafael Zamarripa Castañeda, que no negó la cruz de su parroquia.
El Ballet Folclórico de la Universidad de Colima bajo la dirección del coreógrafo Rafael Zamarripa Castañeda, recibió los honores oficiales del Conaculta, INBA y de Miguel Ángel Aguayo López, rector de la máxima casa de estudios de Colima. Al finalizar la función, Juan Carlos Gaytán, subdirector de la compañía colimense, entregó un reconocimiento de ellos mismos a su mentor, todo ello dentro del escenario del Palacio de Bellas Artes.
Los reconocimientos se han ganado a pulso con trabajo esmerado y constante. A escasos 18 meses del debut del ballet el 23 de julio 1983 -fecha que se ha tomado como fundacional- , el entonces rector de la Universidad de Colima, licenciado J. Humberto Silva Ochoa, apoyado por la gobernadora Griselda Álvarez Ponce de León, invitaron a la presentación del Ballet Folclórico de la Universidad de Colima el día 1 de febrero, a las 21:00 horas, ejecutando así su primera función en el espacio cumbre para las artes escénicas: el Palacio de Bellas Artes, del Instituto Nacional de Bellas Artes, en la Ciudad de México.
El cuerpo de danza de esa primera compañía de Rafael Zamarripa estuvo constituido por 29 ejecutantes: 16 bailarinas y 13 bailarines además del conjunto de voces formado por nueve mujeres y nueve varones. El primer programa que también anuncia el primer repertorio de la función, contiene un texto de la poetisa Griselda Álvarez. La producción fue totalmente costeada por la UdeC.
La representación fue grabada en un programa especial transmitido por los canales 7 y 13 en diversas ocasiones. Previamente se había realizado una presentación en el mes de enero, en el Canal 2, dentro del programa En vivo conducido por Ricardo Rocha. Toda una campaña de difusión en apoyo a la compañía universitaria.
Dos años después, en el mes de junio de 1987, se hizo la segunda presentación; la tercera, el 8 de septiembre de 1990. Pasaron 13 años para que sucediera la cuarta presentación el 19 de julio de 2003 y justo cinco años para la quinta, este 26 de julio de 2008 en el Palacio de Bellas Artes. El director Zamarripa agradece y aplaude el paso de 900 artistas por sus filas durante estos cinco lustros y alude que el ballet ha sido un barco que ha tocado muchos puertos. Hoy la compañía está conformada por 90 integrantes.
En esta quinta función de gala tan esperada, los bailarines desgranaron uno a uno los pormenores de las coreografías firmadas por Zamarripa quien a su vez dota de música en vivo a sus obras. Uno de los logros del coreógrafo desde hace 25 años fue hacer frente al
dilema de cómo trasladar al lenguaje coreográfico el horror derivado de la vida y la muerte hasta lograr el soplo de la vida. La fuerza de la percusión musical lograda por tres músicos ilustra esta lucha tribal en una de sus obras clásicas, Juegos de magia y muerte.
Otro "clásico" de Zamarripa es el corrido de Rosita Alvírez. Al público le emocionó todo el programa dancístico, pues ratificó de pie, con vítores y aplausos llenos de calor humano, su complacencia. La gran cortina roja cayó separando esta euforia del espectador y los cuerpos sudados y aún agitados de los bailarines por su entrega, dejando un grato sabor en el espectador que a estas alturas, ya está completamente absorto con las coreografías del jalisciense, Rafael Zamarripa Castañeda, que no negó la cruz de su parroquia.
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