Por: Tere Estrada
La primera vez que ví a Laura Abitia fue en la tele a fines de los ochenta. Tenía un espectáculo que se llamaba “La Mujer: se prendió” junto con Hebe Rosell y Nayeli Nesme y lo estaban anunciando en el Canal 11. Leyó algo de poesía y me asombró una frase suya que decían algo de los topos y el infierno. Ese fue mi primer acercamiento con su trabajo. Yo apenas tenía algunas canciones mías y acababa de entrar a la Facultad de Ciencias Políticas en la UNAM. En ese tiempo no me hubiera imaginado que tocaríamos juntas algún día.
Diez años más tarde, me la topé en vivo y en directo en las reuniones para organizar el Primer Encuentro de roleros organizado por Paco Barrios en 1997. Ahí también conocí a María Tort con quien más adelante formamos Mujeres en Fuga. A veces las reuniones se hacían en casa de Laura Abitia en la colonia Roma. Me gustaba su casa llena de plantas, sus imágenes de Remedios Varo y su gatita siamés llamada Pérsima. En un armario viejito que había en la sala guardaba todos los chocolates, adornos y tacitas que le regalaban invariablemente cada año todos sus niños de la primaria Amado Nervo. Ahí daba clases de música, una chamba que le había endosado el compositor Armando Rosas.
Tenía talento para enseñar, nos compartía que se disfrazaba de bruja para hacer reír a sus alumnos. Cada día del maestro o fin de año escolar, su hijo tenía que ir por ella a la escuela para recoger todos los regalos de los alumnos. Ella nunca se imaginó lo que sembró en ellos. Amaron la música por ella. Cuando trabajó con en el estudio de Amparo Rubín en los noventa, algunos de sus alumnos fueron Diego Luna, Gael García Bernal y Ludwika Paleta.
Su abuelo, el impulsor del cine mexicano Jesús H . Abitia, le regaló una guitarra fabricada por él mismo y sin saberlo marcó el destino de su nieta. Laura estudió en la Escuela Nacional de Música y compartió aula con Marcial Alejandro. No acabó sus estudios, pero se formó en las peñas en la década de los 70 y formó parte del Comité Mexicano de la Nueva Canción. Compartió codo a codo el furor de las peñas con cantantes como Tania Libertad, Guadalupe Pineda, Eugenia León, Judith Reyes, Margarita Bauche y Amparo Ochoa. Representa la generación de la resistencia, de abrir caminos, de seguir cantando a pesar de los pesares, incluso de ser madre soltera. “Todos te pedían solidaridad para muchas causas, pero cuando yo la pedía para que alguien cuidara a mi hijo no la encontraba”, me comentó alguna vez. Para mí era una vieja loba de mar, una sirena ancestral, una bruja sabia. Había tomado varios cursos de poesía y le atraía lo esotérico. Las letras banales le provocaban urticaria. Una de sus más grandes enseñanzas para mí es que la letra de una canción tiene que releerse y reescribirse cuantas veces sea necesario. Jamás quedarse con la primera intención.
Laura nos convocó a un ciclo de Compositoras en el Multiforo Alicia a Aura (María Tort), Ana Pizarro, Adla Cano y a mí en julio de 1998. Decidimos llamarle a este encuentro Mujeres en Fuga, 5 compositoras en aquelarre musical. Nos gustó tanto la experiencia que decidimos tocar juntas, al principio, cada quien con sus rolas y después ya armamos el ensamble. Todas cantábamos y tocábamos varios instrumentos: guitarras, mandolina, bajo, percusiones, flauta, clarinete, piano. Recuerdo los ensayos en la calle de Álvaro Obregón en el depa de Ana Pizarro. Los hijos de Ana, Alvarito y Ely jugaban mientras ensayábamos. Me encantaban las improvisaciones vocales que hacíamos antes de cada ensayo y antes de cada concierto. Los ensayos funcionaban como una especie de catarsis. Cada quien podía contar los secretos de su corazón: sueños, fracasos, desencuentros, pasiones. La música sanaba nuestras almas. Después de varios intentos, por fin apareció nuestro único disco en 2004 producido en Abuela Records, Cyan Producción y editado por Pentagrama. Nuestro álbum se llamó Brujas, un tema que Laura escribió cuando nos presentamos por primera vez en el Multiforo Alicia. En este disco también había otro tema de ella: Una más en Juárez, que cuando nos lo mostró se nos erizó la piel. Siempre estuvo comprometida con los temas sociales.
A Laura le encantaba la parte del diseño del vestuario, nos íbamos a las tiendas a escoger telas. También adornábamos el escenario con velas e incienso. Eran un ritual los conciertos. Nos separamos en junio de 2005. Nuestro último concierto fue en La Planta de Luz. Laura se fue a vivir a Zihuatanejo donde vivió los últimos años de su vida.
Es una lástima que como solista únicamente dejó un cassette que grabó en el estudio de Jorge García Montemayor y un CD, Desde el Caracol que produjo en 2003 con su entonces pareja Sergio Arellano y su hijo Fernando Navarro. Estas dos producciones para mí son una joya. Me encantan: De tarde…amor, Cuarto de azotea y La cana.
Era buena para hacer rolas, muy poéticas y redondas musicalmente hablando. Es una de mis compositoras consentidas. Escogí uno de sus temas “El último deseo” para mi disco Compositoras de México. La busqué en el verano de este año para preguntarle con qué editora tenía su canción y entonces supe que estaba enferma del hígado, tenía algunas semanas en México donde estaba recibiendo un tratamiento. Para la promoción de mi disco, el músico y periodista Jorge Velasco, me pidió que convocara a algunas compositoras para hacer una nota en Canal 11. Le dije a Laura y aceptó gustosa. Mi esposo Darío y yo fuimos por ella en el auto. Muy despacito subió los cuatro pisos para llegar a mi casa. La vi muy amarilla y agotada. Se reencontró con Ana Pizarro a quien no veía desde que nos separamos de Mujeres en Fuga. Platicamos un momentito como en los viejos tiempos. Le entusiasmó mucho la entrevista. La vi contenta, la fuimos a dejar a su casa, como cuando veníamos de algún concierto con Mujeres en Fuga. La abracé y le dije que se cuidara mucho. Me dio las gracias y fue la última vez que escuché su voz.
El concierto de Compositoras de México fue a los pocos días de la entrevista. Laura llegó caminando con mucha dificultad al Lunario acompañada de su hijo. Me encantó presentarla, pedirle que se parara y la gente le aplaudiera. “Quiero que amen sus canciones como las amo yo” —le dije al público. Fue la última vez que la vi y con ese recuerdo me quiero quedar: Laura sonriendo y el público ovacionándola. Sin saberlo fue su último homenaje en vida.
Laura murió por problemas del hígado el 28 de octubre de 2012. Descanse en paz mi compañera de Mujeres en Fuga. Hoy miércoles 31 de octubre a partir de las 4 pm le harán un homenaje en el Foro Tecuicanime ubicado en Tonala 99 col. Roma, D.F.
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