Por: Citlali N. Ibarra
(6 junio 2008).- Segura de sí misma, disciplinada, apasionada, Irma Morales, primera bailarina de la Compañía Nacional de Danza (CND), supo desde pequeña que aquel flechazo que sintió por la danza desde su primer encuentro sería para toda la vida. La danza y ella se hicieron una.
Con esa misma entrega, respeto y vehemencia que la distinguen al hablar de su arte, esta mujer morena de 42 años, de esbelta y fina figura, forjó una carrera caracterizada por su impecable técnica y su capacidad dramática, que le ganaron tanto el aplauso de la crítica como del público.
En 1984 se integró a la Compañía Nacional de Danza. Rápidamente obtuvo el grado de primera bailarina, el cual mantuvo durante 17 años.
Ha interpretado los roles principales del repertorio de la agrupación en coreografías como Don Quijote, El Cascanueces, Carmen, Coppélia, Giselle. Ahora, para decir adiós a la CND después de 22 años, eligió Romeo y Julieta de John Cranko, que interpretará en Bellas Artes en una función especial.
"Romeo y Julieta vino a la compañía en un momento clave de mi carrera, reforzó mi nivel artístico. Interpretar este ballet me dio la culminación, creo que maduré mucho pues la cuestión técnica es muy peculiar: debes llegar a lo sutil, a lo etéreo para que el público no
note el esfuerzo. Pienso que es la decisión correcta para esta ocasión", comenta la bailarina, después de un ensayo de esta obra en las instalaciones de la CND.
Dejar los escenarios ha sido algo difícil para ella, pero lo ha sido aún más pensar qué viene después.
"Mis mejores años fueron de 1990 al 2000, fue mi culminación. Después me mantuve, crecí artísticamente, maduré mis roles, pero uno sabe de antemano que esta carrera es corta, así que he tratado de planear lo que voy a hacer posteriormente. No habrá ningún descanso, seguiré haciendo ballet, quien es un apasionado de la danza no la puede dejar así porque sí", dice emocionada, la intérprete.
Después de la función en Bellas Artes, Morales seguirá impartiendo clases en el Ballet Independiente como lo ha venido haciendo desde hace cinco años. Entre sus planes a largo plazo están integrarse como maestra en la Escuela Nacional de Danza, experimentar en lo
contemporáneo y formar su propia escuela.
"Desde que comencé a dar clases sentí que era lo que realmente quería hacer : legar todas las experiencias de mi vida. Una vez que terminas tu carrera es importante compartir todo ese conocimiento, llevártelo a casa no es bueno para uno ni para la sociedad que está esperando algo".
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