Cartas a mis hijas (Aguilar), la historia de Fawzia Koofi, una mujer que ha desafiado a los talibanes, es el testimonio demoledor, descarnado y lleno de verdad de una mujer viuda y madre de dos hijas pequeñas, que en sus 38 años de vida se ha enfrentado demasiadas veces a la muerte, la guerra y la sinrazón.
Una mujer que ha visto como asesinaban impunemente a muchos de sus seres queridos y a la que han intentando matar en no pocas ocasiones. Una mujer que, a pesar del miedo, no ha dejado de luchar por el país que ama, Afganistán, y por un sueño, que todos los seres humanos de su país tengan los mismos derechos.
Esa mujer es Fawzia Koofi, la autora de este conmovedor relato sobre su vida, la única mujer que ha llegado a ser portavoz de la Asamblea Nacional afgana, desafiando así a los poderosos y crueles talibanes y que el año próximo será candidata a la presidencia de su país. Si consigue mantenerse con vida.
EL GÉNERO DE LA CORRESPONDENCIA
Cartas a mis hijas recupera el género de la correspondencia y ofrece opiniones de la parlamentaria afgana sobre la vida en su país, sobre los derechos de las mujeres, la política y la justicia.
Porque cada vez que sale de casa no sabe si volverá con vida, por la incertidumbre a la que se enfrenta cada día desde que ejerce la política, porque sabe que hay muchos que intentan silenciarla por opinar contra la corrupción y el mal gobierno, Fawzia Koofi ha decidido dejar a sus hijas, de 12 y 10 años, testimonio de su historia, la de su familia y la de su país.
El libro muestra asimismo las cartas que escribe a sus hijas antes de partir de viaje, para que las lean si no vuelve. Unas cartas en las que Koofi resume algunas de las enseñanzas más importantes que les quiere transmitir, como la importancia de la educación, la lealtad a la familia, los amigos y las ideas, la capacidad de resistencia del ser humano, la tolerancia y la fe.
En Cartas a mis hijas, Koofi cuenta en primera persona la historia de Afganistán marcada por las leyes muyahidín y de los talibanes y su experiencia en la guerra, así como las consecuencias que aquellos trágicos acontecimientos tuvieron para las mujeres del país.
En definitiva esta es la extraordinaria historia de una persona valiente que lucha cada día por los derechos humanos en un país donde las mujeres valen menos que las cabras; una historia de amor y esperanza capaz de inspirar valor y fortaleza a todas las mujeres del mundo.
La política está en la sangre de los Koofi. El padre de Fawzia fue miembro del Parlamento durante 25 años y un político muy apegado a la tradición afgana. Cuando fue asesinado, su madre, que era analfabeta, decidió mandarla al colegio. Mientras la Guerra Civil se recrudecía, Fawzia destacaba en clase y terminaba sus estudios de medicina. Se casó con el hombre al que amaba y tuvieron dos hijas muy queridas: Shuhra y Shaharzad.
La llegada de los talibanes puso fin a estas libertades de forma trágica. Su marido fue torturado y tras su muerte Fawzia descubrió la política. En 2005 fue elegida para el Parlamento. Tuvo el cargo de portavoz de la cámara baja de la Asamblea Nacional de Afganistán, fue postulada en 2009 al premio a la Líder Joven Global del Foro Económico Mundial y ahora es la representante de la provincia de Badakhshan.
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