Por: Luis Alvarado Alonzo
Dar inicio a un proyecto, trabajarlo, consolidarlo y proyectarlo por muchos años nos habla de una conjunción de tiempos, vocaciones, creación de públicos y renovación constante en la presencia escénica, con la intención de lograr y mantener la atención y el favor de públicos, cambiantes, heterogéneos.
El Festival Nacional e Internacional de Danza Contemporánea, surgido en tierras yucatecas, se ha enraizado en el pensamiento de una generación de coterráneos.
Los balbuceos dancísticos de 1994 dieron paso a un movimiento constante y consolidado en los registros culturales y artísticos del país.
Es motivo de orgullo que en esta región la danza contemporánea haya avanzado sustancialmente en tal período de veinte años. Indiscutiblemente, ha sido fruto de un trabajo esforzado y la fe de una persona merecedora de aplauso y reconocimiento públicos.
El proyecto surgió de la mente de la Maestra Graciela Torres Polanco. Ella es fuente de energía, conocimientos profesionales y creaciones. El soporte ha sido, invariablemente, su acrisolada vocación forjada en aulas, lecturas, visión cultural y orgullo de lo nuestro. Quienes conocemos su entrega a la danza damos testimonio de su mentalidad abierta a las cuestiones trascendentes de Yucatán.
Traducir la historia convirtiéndola en movimiento, en impacto emocional, ha sido la tarea de su vida.
Por veinte años, ahora conmemorados, el extremo cuidado en las puestas en escena se ha visto incrementado con su dominio de los espacios escénicos y la luminotecnia que ha estudiado y que ahora maneja para causar emociones variadas en los espectadores.
Desde el principio de “OC´OHTIC”, según indica la maestra Graciela, “los proyectos que hemos operado realzan nuestros valores, son de consenso, pero también entendemos que deben tener un contenido que, al destacar lo nuestro, permita dar, para realzar nuestras raíces y crear efectos promocionales a los visitantes del Estado”.
Así se hizo en 1990 con el programa “Mi Yucatán,” en mancomunidad de tareas con la Orquesta Típica Yucalpetén. “Todo apegado a detalles históricos como en ‘Leyenda de la Xtabay” en que tuvimos – nos dice – música de Alejandro Vega y textos dramatúrgicos de Raúl Cáceres Carenzo”.
“Así también, con textos de Juan de la Cabada y trabajo escénico de Pindaro Uriostegui y Eloy Padilla, realizamos ‘Incidentes Melódicos de un Mundo Irracional’. Con este proyecto realizamos una gira por todo el país”.
Comenta la Mtra. Torres Polanco que una de sus tareas más interesantes ha sido “Cautivo Monte Maya”, proyecto en el que se ensamblaron tres géneros de danza: regional, clásica y contemporánea. “Tuvimos música original y también participación de coros. También contamos con el apoyo coreográfico de Alonso Alarcón, exitoso bailarín veracruzano”.
“La suite ‘Danzas y Andanzas’, que contó con la participación de la Orquesta Típica Yucalpetén, también fue una excelente obra.”
Son veinte años a partir del inicio, que se dio con apoyo de la Coordinación Nacional de Danza, cuando estaba a cargo del Mtro. Jorge Domínguez Cerna quien conoció y aprobó la realización de Festivales de Danza en el sureste de México. Antes de esa decisión, estos festivales solamente se llevaban a cabo en el norte del país. Desde eso, mucho se ha logrado en cuanto a nuevas vocaciones y presencia de públicos en la región del sureste de México.
De unos pocos aspirantes a participar en danza contemporánea que había en 1994, a los centenares que ahora se preparan en enseñanza formal en la Escuela de Bellas Artes del Estado, y en los centros de estudios avanzados como los de Vania Durán y Tatiana Zugazagoitia, entre otros espacios, hay una gran distancia.
“Las manifestaciones dancísticas surgen ahora en todas las especialidades y lugares, especialmente en los municipios”, señala la Mtra. Graciela Torres. Esa es una buena noticia: saber que están en formación muchos nuevos talentos que actuarán en el futuro inmediato.
Congratulaciones por este excelente trabajo llevado a cabo en lo que dura un katún de nuestra raza original.
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