martes, 6 de enero de 2015

Los libros deberían estar en jugueterías y ser opción para Los Reyes



Por: Virginia Bautista
 
Un libro también es un juguete, incluso, los libros de literatura infantil deberían estar en la caja de los juguetes, donde los niños puedan alcanzarlos, tocarlos y, por qué no, hasta maltratarlos un poco, afirma el estudioso del hábito de la lectura Juan Domingo Argüelles (1958).
“Los libros deben estar en la caja de los juguetes y no en un librero. A veces los ponemos en un lugar inaccesible y les decimos a los niños que no los toquen, que no los maltraten. Yo creo que los libros son para jugar, para entretenerse y gozar con ellos”, comenta el también poeta y ensayista.
Por eso, el editor y crítico literario recomienda a los padres de familia que, junto con un videojuego, una muñeca, una pelota o una bicicleta, regalen a sus hijos un libro este Día de Reyes para que, al relacionarlo con un juguete, lo conciban como un objeto lúdico y divertido.
“Pero deben regalar un libro en un sentido muy grato y gratuito a la vez, porque si obsequias uno para luego interrogar al niño o prácticamente hacerle un examen de si ya lo leyó, esto no les agrada e incluso les molesta. No encuentran que un libro sea un buen regalo si después de eso los vas a examinar. Si vamos a regalar un libro que sea en el sentido de un disfrute pleno, auténtico”, comenta.
El autor de Leer es un camino y Si quieres... lee. Contra la obligación de leer y otras utopías lectoras aclara que el libro como obsequio para los niños debe estar vinculado a sus propios intereses y temas que les fascinan.
“Muchas veces, los padres regalamos libros que nos gustaría que nuestros hijos leyeran, pero que ellos no quieren leer. Queremos que nuestros hijos lean los libros que nosotros leímos de niños, cuando ya ellos pertenecen a otra época”.
Para el autor de Escribir y leer con los niños, los adolescentes y los jóvenes. Breve antimanual para padres, maestros y demás adultos, la clásica división que se hace entre juguetes que desarrollan y juguetes que entretienen es un tanto excesiva.
“Creo que todo juguete que entretiene desarrolla. Algo que hemos olvidado es que los niños necesitan jugar, que el juego es parte del desarrollo cultural, espiritual, emocional, se juega para la vida. Los juguetes son sencillamente cosas que sirven para hacer felices a los niños sin preguntarse si eso los ayudará a un desarrollo intelectual. Y el libro no es la excepción”, añade.
Entre las novedades de literatura infantil y juvenil que destacaron en 2014 y que pueden ser excelentes regalos se encuentran ¿Qué tal si...? (FCE), del británico Anthony Browne, que narra los temores que tiene Joe, el protagonista, cuando va a su primera fiesta en casa de su amigo Tom.
 
También está El piloto y el Principito (Sexto Piso), de Peter Sís, que ilustra la vida del francés Antoine de Saint-Exupéry 70 años después de su muerte y recrea los paisajes que probablemente inspiraron su obra cumbre, El Principito, el famoso personaje que cae a la Tierra desde un asteroide y que mira con asombro nuestro mundo.
 
José Emilio Pacheco: A mares llueve sobre el mar (SM), de Laura Emilia Pacheco, es una buena opción para que los niños conozcan la vida del poeta mexicano de la mano, o de la garra, de Orso, un gato anaranjando y pachoncito.
 
 
Y a los amantes de la aventura les gustará El inventor de juegos (Alfaguara), de Pablo de Santis, en la que un niño realiza un viaje en globo y enfrenta cosas como el hundimiento de un colegio, una niña invisible y un laberinto que esconde pesadillas.

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