martes, 29 de noviembre de 2016

La samba es centenaria; soundtrack carioca


            La samba es un género musical convertido en la banda sonora brasileña por.  
                                     excelencia. Foto: Especial

DPA


Pocas cosas identifican tanto a Brasil como ese ritmo, importado a sus costas por esclavos africanos y encumbrado a la categoría de emblema nacional en Río de Janeiro, la ciudad más universal del gigante sudamericano. La samba, el género musical convertido en la banda sonora brasileña por excelencia, celebra este domingo oficialmente su centésimo aniversario.



El jefe de la policía / me manda avisar por teléfono / que en la Carioca / hay una ruleta en marcha”, rezan las primeras estrofas de Pelo telefone, celebrada como la primera grabación de samba.


Según documentos de la Biblioteca Nacional, fueron el compositor Ernesto dos Santos, Donga, y el periodista Mauro de Almeida los que llevaron en 1916 al papel las estrofas de la canción en una casa de la céntrica Plaza Onze en Río. Pelo telefone fue registrada como la primera composición de samba el 27 de noviembre de ese año.



Y mientras su autoría es hasta hoy objeto de discusión, su letra parece describir aún a la perfección el sentir de la samba tal y como ésta evolucionó en Río a partir de las danzas africanas originales: una fiesta callejera, también contra todas las adversidades.



La samba es una fusión de numerosos ritmos y también punto de partida de varios subgéneros, algunos de igual fama mundial, como la bossa nova. Las melodías sensuales son además casi una seña de identidad exclusiva de Brasil.



Es nuestro mito fundacional, el alma carioca”, dice el catedrático universitario João Baptista Ferreira, especializado desde hace 14 años en explorar los lugares en los que se forjó la historia de Río. Los puntos de encuentro de la samba, en pasado y en presente, son algunos de esos lugares. Uno de ellos es la Pedra do Sal, una escalera incrustada entre las viejas casas del barrio de Saúde, en el centro de Río, y encrucijada para la llegada de los esclavos en el siglo XVII y el nacimiento de la samba carioca. Como muchos otros géneros musicales, también la samba, que desembarcó sobre todo en las costas del noreste brasileño y de Río de Janeiro, más al sur, era menospreciada en un comienzo por sus raíces pobres.



En la Pedra do Sal trabajaban siglos atrás los esclavos que descargaban los costales de sal del vecino puerto de la ciudad colonial para transportarlos hasta el mercado. Y la pequeña plaza al pie de la escalera sigue siendo un símbolo de la cultura negra: cada lunes y viernes los dueños de un restaurante vecino, la Bodega de la Sal, organizan una fiesta de samba al aire libre, que atrae a cientos de personas.



La influencia de la samba se extiende por toda la cultura musical brasileña. Las escuelas del famoso Carnaval de Río celebran cada año una variante de tambores, la samba-enredo, con coloridos desfiles por la ciudad y un apoteósico fin de fiesta en el Sambódromo.


De la samba clásica, la melodía que causó furor en el mundo a partir de los años 60, partió también un estilo salpicado de elementos de jazz y reggae, amasado frente las playas de las clases blancas más acomodadas de Ipanema, la bossa nova.



Frente a ese mar nació uno de los temas legendarios de ese otro gran ritmo brasileño: Garota de Ipanema (La chica de Ipanema). Dos iconos de la cultura carioca, el músico António Carlos Jobim y el poeta Vinicius de Moraes, lo compusieron en un bar del famoso barrio, desde el que veían pasar todos los días a una bella joven rubia cuando iba a bañarse a la playa. A sus 71 años, Helo Pinheiro sigue siendo conocida hasta hoy en Brasil como la musa que inspiró la célebre canción escrita en 1962.



De la samba nacieron también el pagode o la samba-funk y la samba-rock. Para celebrar el nacimiento del ritmo más brasileño, Río organiza hasta finales de noviembre varios conciertos y exposiciones, aunque en las calles cariocas la fiesta de la samba se vive en realidad permanentemente en bares y esquinas como la Pedra do Sal.

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