Por: Arcelia Velázquez
La Feria Nacional del Libro que actualmente lleva a cabo la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y que se extenderá hasta el próximo 22 de marzo ha tenido una excelente respuesta por parte de los potosinos, pues a pesar de las condiciones climáticas adversas un número considerable de personas han visitado los stands en el edificio central de la máxima casa de estudios potosina.
Una actividad de este tipo, acerca sin duda a los lectores cautivos, y sobre todo ayuda en el impulso del hábito de la lectura que se ha ido perdiendo a raíz de la entrada de nuevas tecnologías, así lo consideró Yeudiel Servín Becerril, representante de uno de los grupos editoriales que se encuentran presentes en dicha feria, y quien además consideró que las autoridades deberían impulsar éste tipo de eventos con mayor regularidad, pues sin duda impactan directamente en el grado cultural de la ciudadanía.
Destacó que en lo que lleva actualmente el evento se ha dado cuenta de que son los adolescentes quienes han mostrado un mayor interés, tras señalar que los títulos de sagas son los más buscados.
Asimismo, el representante editorial manifestó que a últimas fechas la Secretaría de Educación Pública se ha mostrado más flexible respecto a las recomendaciones de lecturas y material bibliográfico sobre todo para el nivel básico, pues destaca “anteriormente imponían lecturas que no eran apropiadas, y lo que se impone se aborrece, ahora ya no, pues dan oportunidad y entrada a nuevos títulos que complementan o refuerzan la educación, los cuales son por lo general a elección de los propios alumnos”.
En un ejercicio que se realizó durante un recorrido por los principales pasillos de la Feria Nacional del Libro, nos dimos a la tarea de preguntar sobre cómo calificaban éste tipo de actividades, y la mayor parte de los asistentes entrevistados coincidieron en señalar que se trata de un evento que debería ser replicado varias veces al año, pues aseguran que es una forma de acercar sobre todo a los más jóvenes a diferentes escenarios que los cultiven, además de que se incentiva el gusto por la lectura que poco a poco se ha ido perdiendo.
Fue interesante también la respuesta que nos dio un adolescente de 15 años de edad, quien nos dijo muy seguro “pues no me gusta leer, y es que de niño me decían que eso era bueno para mí, pero yo no veía a nadie en casa que lo hiciera”, con lo que podemos concluir que todas las costumbres malas y buenas, como en el caso de la lectura, se aprenden en el hogar.
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