A casi año y medio de su muerte, la llamada “bruja de la danza contemporánea”, Guillermina Bravo (1920-2013), fue recordada anoche por amigos, familiares y funcionarios culturales, en la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes.
La presentación del libro “Guillermina Bravo. Testimonial” y un Conversatorio en el que participaron Lucio Sánchez Bravo, Rossana Filomarino, Mario Lavista, Luis de Tavira, Luis Fandiño, Ignacio Toscano y Elizabeth Cámara García, sirvieron de marco para evocar la obra y vida de Bravo, quien murió a los 92 años, el 6 de noviembre de 2013.
El ejemplar es un tributo que el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza "José Limón" le rinde a la ganadora del Premio Nacional Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes 1979.
Elizabeth Cámara García, directora del Centro, destacó la necesidad de recoger los testimonios de quienes trabajaron con Guillermina Bravo, líder indiscutible del ballet nacional, así como de la danza moderna y contemporánea en México.
El texto, explicó, recoge la voz de aquellos que quisieron, apoyaron, trabajaron, convivieron, disfrutaron y sufrieron con “la bruja”, con prólogo de Luis Josefina Hernández.
Destacan las palabras de Guillermo Barclay, Jaime Blanc, Federico Castro, Valentina Castro, Luis Fandiño, Rossana Filomarino, José Mata, Rosenda Monteros, Jesús Romero y Orlando Scheker, entre otros.
“También nos dimos a la tarea de conjuntar documentos, carteles, programas de mano, bocetos, fotografías y videos de la maestra, los cuales fueron digitalizados. Este libro a color recoge así no sólo la voz, sino también la memoria visual de la vida del Ballet Nacional en sus múltiples presentaciones en el Palacio de Bellas Artes y en otros teatros de la Ciudad de México y en el extranjero”, apunto Cámara García.
En su oportunidad, Lucio Sánchez Bravo, hijo de Guillermina Bravo, recordó que cuando era niño se emocionó cuando vio la prefecta comunión de los bailarines del Ballet Nacional de México en la obra “Los Magos”.
“Muchas cosas se han dicho y se han escrito sobre el trabajo de mi madre entre ellas que ella no quiso que sus coreografías fueran preservadas en medios como el video o cine, es verdad, ella misma sostuvo durante muchos años que la danza es efímera. Sin embargo, al final de su vida cambió de opinión”, expresó.
Cuando se dio la última función del Ballet Nacional en el Palacio de Bellas Artes en 2006, agregó Sánchez Bravo, “la convencimos de que se hiciera un rescate de su obra, porque su coreografía no se volvería a ver; la convencimos, aunque no fue nada fácil”.
En 2011 la coreógrafa aceptó que sus danzas fueran vistas por las nuevas generaciones, “fue entonces que iniciamos la labor en coordinación con Orlando Scheker para hacer el respaldo digital de todos los videos en diferentes formatos que el Centro Nacional de Danza Contemporánea proporcionó”, detalló.
También se respaldaron programas de mano y fotografías, de tal forma que al final de la digitalización del material se hizo un inventario de coreografías y entrevistas de Guillermina Bravo e integrantes del Ballet Nacional.
Con esta labor, se realizó un compendio de seis discos en DVD que contienen 18 danzas y fragmentos de otras. Algunos de estos videos que incluye un ensayo de homenaje a Cervantes, “Lamento por un suceso trágico”, “La tambora” y tres fragmentos de “Epicentro”, tienen muy buena calidad de imagen, pero otros no la tienen”, precisó Sánchez Bravo.
Puntualizó que este importante legado cultural debe ser preservado y difundido de manera masiva por las instituciones culturales del país.
Durante el Conservatorio, la bailarina y coreógrafa Rossana Filomarino sostuvo que encontró en la maestra Guillermina Bravo no solo a una gran artista, sino a una amiga y como “me dijo ella antes de morir, una madre. Ella me consideró una artista cercana y una colaboradora, pero también una amiga, cosa que yo estimo mucho”.
Gracias a ella, a su tenacidad y a su amor por el cuerpo, añadió Filomarino, existe la danza mexicana como se conoce ahora, “aunque algunos no estén de acuerdo, todos le debemos a la maestra Bravo el nacimiento de la danza contemporánea”.
Apuntó que el aporte de Guillermina Bravo a la danza fue transformar lo que era la danza moderna con temas nacionalistas hasta llegar a un producto contemporáneo a la danza abstracta.
Mario Lavista, Luis de Tavira, Luis Fandiño e Ignacio Toscano, destacaron no solamente la figura de Guillermina Bravo, no solo como creadora de piezas coreográficas, sino como la gran mujer que fue y la gran amiga que apoyó a bailarines y bailarinas.
NTX
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