martes, 28 de abril de 2015

Primera exposición de danza callejera en honor al Mtro. Tonio Torres


Por: Roberto A. Valenciano Capín

Bajo esta  contundente y terminante voz:  ¡ Qué viva la danza callejera! es como dio inicio esta primera edición del Festival de Danza Callejera Tonio Torres en la Plaza de San Juan de Dios.
 
En donde convergieron no solo en este homenaje en vida al Maestro, coreógrafo , investigador y bailarín Tonio Torres sino el fortalecer esta amistad a través de este arte danzario de los grupos: Nucleodanza, Proyecto Coyote, Módulo Danza Contemporánea, Ciudad Interior y Barro Rojo. Arte Escénico.
 
 
 
Después de una gran ausencia por varios años, la danza volvió a tomar la calles, el cual ineludiblemente provocó e invitó al público potosina a sentirse y ser parte de esta arte tepsicoriano, el cual convoco desde pequeñines, familias, jóvenes y hasta pareja de adultos mayores e  incidir con este acto reflejo de la sorpresa,  este extrañamiento, esta acuciosa curiosidad de ver lo que ofrecen estos creadores escénicos en esta céntrica plaza a pesar de haber sido colocadas en una forma estratégica sillas para la comodidad de los asistentes a esta histórica sesión danzaría.
 
Es importante no olvidar que  los puntos neurales de este  afluente de la danza callejera es que no solamente una memoria viva,  pulsante, sino que todo parte también gracias a este sentido de solidaridad y fraternidad que tuvo la danza con los afectados por el fatídico sismo que sacudió y estremeció a la ciudad de México en 1985.

 


Abrió esta primera sesión dancística callejera,  la compañía Nucleodanza con un fragmento del work progress "Rubik" de Josué Ramírez. Un trazo   pulsado y sustentado en el cubismo, el cual a través de sus bailarines no solo logran proyectar sus líneas y colores, sino crear este potente dialogo con la arquitectura que circunda este proceso creativo, bajo esta exposición de movimientos cadenciosos en este sentido espacial.

Bailaron: Nayelli Torres, Carolina Oliva, Elena Rico y Cristina Díaz.

Proyecto Coyote también ofreció un fragmento de su obra "El ritual de la ponzoña" del Mtro. Arturo Garrido Puga,  sin más incide en esta permanente y mediata pulsación que vivimos, al retratar con gran oficio y puntualidad temas sustanciales como son la migración, la marginación y los sueños quebrantados, gracias a la pulcritud y potencialización de un lenguaje conciso, púlsico y de esta empatía inmediata que se vio refleja en el aplauso y los bravos de pie del público que se dio cita en esta primera sesión dancística de dicho festival.
 
 
 
Bailaron: Monserrat Chávez, Natalia Rodríguez, Jaime Iván Fiscal, Carlos Govea y Gisela Madrigales.

Para proseguir con este aliento con Ciudad Interior danza contemporánea quien ofreció la obra "danza en calles y plazas" de Alejandro Chávez. Bajo la circunscripción del trazo de esta línea inicial que demarca la calle misma, a partir de la cual  se va trazando esta combinación de vértices coreográfico, al  denotarse esta seriación de movimientos rápidos, contundentes, formas e improvisación,  sin más contribuyen a esta complicidad del imaginario del espectador para crear sus propios mundos.

Bailaron:  Isabel Carapia, Claudia Izquierdo, Mariano Áviles y Alejandra Barbosa.

Una pulsación que vuelve a compartir uno de los mas sustanciosos arrestos creativos es lo que ofrece Módulo Compañía de Danza en esta tarde-noche con dos trabajos coreográficos del Mtro. Alejandro Schwartz:  - Reincidencias-. Una obra que se estreno hace 20 años en uno de los primeros festivales callejeros que se realizaron en el país y complementar su intervención con la obra - Una metáfora contra el destino-.
 





Una primera obra de carácter, en donde logra y a la vez se percibe este perfecto diálogo entre lo dancístico,  gracias a esta fuerza expresiva  dialogado con esta consonancia con esta musicalidad hecha danza, aunado a esta meticulosidad y esta sutileza en cuanto a lo  interpretativo como en lo técnico que se desentraña en torno a esta infranqueable lucha  en relación al acceso a esta silla que siempre esta en juego, en donde se detenta el poder mismo. 

Y- Una metáfora contra el destino-. A partir de esta circunstancia propuesta del titulo de la coreografía, es esta infalible travesía de esta certidumbre/incertidumbre reinante en estos habitantes, todo las posibles respuestas se van trazando y desdibujando en si misma a pesar de este anhelado destino manifiesto.
 
Una coreografía de gran fuerza expresiva e interpretativa, aunado  a un lenguaje fluido y con esta riqueza tanto en texturas como en matices.    

 
Obras que indudablemente dejan en el público una sensación del deleite en la magia de hacer danza. Para sin más llevarse los aplausos y bravos.
 
 
 
Bailan: Andrea Canul, Carmen del Valle, Diana Medina, Luz Cárdenas y Enrique Quiroz.

Y cerrar con esta primer sesión dancística con Barro Rojo. Arte Escénico con -desierto-amor- de Laura Rocha.

Una obra que muestra esta exposición de esta naturaleza de la condición humana en la actualidad a través de estos entresijos que van desde lo emocional, lo racional, lo amorosos/ no amorosos, su animalidad de impulsos, del deseo, de la sensualidad y la sexualidad como formas de vulneración en el constructo de una identidad.
 
Imágenes que mueven,  conmueven, permiten y logran esta infranqueable conexión con los espectadores a partir de esta puntualidad en cuanto a este flujo de emociones y sensaciones ofrecida por esta obra coreográfíca. 
 
Al quedar de manifiesto el oficio, la experiencia, la capacidad para la composición escénica de esta creadora, aunado a la depurada técnica dancística de este camada de bailarines formados en dicha compañía, en conjunción en cuanto a la interpretación, así como esta sutileza en cuanto a la selección musical.
 
Bailaron:  Kesia Herrera, Daniela Carmona, Angélica Treviño, Fernanda Salas, Héctor Valdovinos, Julio Hernández, Roberto Solís y Felipe Landa.

Quienes se llevaron el aplauso, los bravos y este unísono de la emoción que causo estas obras al ser refrendada con un ¡Barro, Barro, Barro!.
Indudablemente  una de las virtudes de este espacio creado es la posibilidad de que toda danza va en esta constante búsqueda de transmitir una emoción, un sentimiento, una realidad. No se discrimina por nombre o historia. Es indudablemente a pesar de ser su primera edición, un festival de la danza con y para todos.
 



De ahí que el piso de esta calle peatonal, de esta céntrica plaza ha quedado en la memoria misma de la danza  y en la memoria de muchos que han o no visto danza, así como un inapelable reconocimiento a este incansable trabajo de búsquedas constantes  no solo creativas sino vivenciales  que indudablemente se ven plasmadas no solo en esta voluntad sino también en esta pasión al hacer danza y compartirla sin cortapisas, pues hay que recordar que aun así, se sigue  navegando contra viento y marea.

 
¡Qué viva la danza callejera!...
 

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