domingo, 8 de octubre de 2017

Ficción creada con buenos trazos; Dibbuks se instala en México



Por: Luis Carlos Sánchez

El cómic “no es para niños ni para adultos, no es sólo manga o superhéroes, existen todas las posibilidades”, dice Ricardo Esteban, un amante de las historietas que hace 13 años creó uno de los sellos más importantes del género en España. Se llama Dibbuks y recientemente desembarcó en México de la mano de Malpaso, sello que adquirió el año pasado setenta por ciento de sus acciones.


Títulos como la famosa serie de Spirou y Fantasio o Kongo, de Christian Perrissin y Tom Tirabosco, basada en el viaje que inspiró a Thomas Mann; pero también interpretaciones desenfrenadas de clásicos como Don Quijote, dibujada y contada por Flix. En fin, historias que “ya no se cuentan desde una ciudad como la que habita Batman, sino desde lugares como Chiapas, Siria o Madrid”, conforman el catálogo de más de 360 títulos de la editorial.

Dibbuks es una de esas editoriales hecha por verdaderos amantes de lo que hacen. El propio Esteban hacía dibujos desde adolescente: “Descubrí que no lo hacía mal, pero era muy lento, por lo que pasé a otro tipo de actividad; de pronto, me volvió la vena del mundo del dibujo y, como tal, eché mano de amigos míos de esa época que ahora son muy famosos dibujantes, incluso de Marvel y DC”.


Esteban se hizo cargo de algunos fanzines y revistas, ahora legendarios en España, y al poco tiempo se dio cuenta de que eso de contar historias con dibujos era buen negocio, así que se volvió empresario. Entonces nació su editorial. Ahora es un experto en el tema y hace algunos de los libros ilustrados más bellos y premiados en Europa. El cómic ya no sólo es cómic, ya no es sólo una lectura ocasional, sino que ha trascendido y reclama un lugar más alto entre todos los géneros literarios.


Pero Esteban tampoco “se vuela”, sabe que, antes que nada, la historieta debe entretener. “Yo lo que quiero ofrecer siempre a mis lectores es un producto para entretener, que aquel que quiera pasar un buen rato, divertido, alejarse un poco de la vida, de la cotidianidad, de los problemas diarios, que quiera divertirse un rato con una novela de aventuras o de humor, pueda disfrutar releyendo nuestros cómics, evadirse un poco de lo que es el día a día; apuntamos mucho a series que permiten vivir una aventura”, explica convencido.


Cuenta el editor que, en España, el cómic (así prefiere seguirlo llamando él, por encima del más arrogante término de libro ilustrado o novela gráfica) “empieza a ser un bombazo” y ya es frecuente que aparezca en la televisión o en los periódicos, donde antes tenía vedado el paso. La cosa, sin embargo, aún está lejos de lo que sucede en Francia: “En España, si de un cómic se venden mil copias, en Francia se venden 10 mil; esa es la diferencia”.


TRAZO DE ESTILO FRANCO-BELGA


A Dibbuks le ha funcionado seguir su propio instinto. “Publicamos todo aquello que a nosotros nos gusta, que es un estilo de línea clara, muy de cómic franco-belga, de colores claros, mucha aventura, mucha emoción, ese tipo de libros. Nuestra producción, que es de unos 50 libros al año, proviene 60% de compras de derechos de fuera, tanto de Francia, Bélgica, como algunas cosas sudamericanas y otras estadunidenses, aunque menos”. El resto es producción propia, encargada por el mismo sello.

Su mirada hacia América también tiene la intención de asomarse a la producción local. “México es un país muy grande que está muy colonizado por el cómic estadunidense debido a la cercanía, engancha mucho; sin embargo, creo que hay muchos autores mexicanos y empieza a haber una corriente muy fuerte de novela gráfica y el cómic de autor, el que los autores quieren hacer”, considera Esteban.


Ahí radica una de las grandes diferencias del cómic que le interesa particularmente a Dibbuks y otros sellos que han llevado el libro ilustrado a otro nivel: “Los cómics en Marvel o DC no los quiere hacer el artista, son encargos de la editorial, los dibujantes son obreros de la ilustración; ahora veo una corriente muy fuerte en México y en toda Latinoamérica de autores propios, autores que quieren contar su historia, autores que se acercan a un guionista y juntos hacen una historia. Hay una necesidad de contar muchas cosas a través del cómic.

Pertenecemos al grupo Malpaso. Yo decidí unirme al grupo, porque tiene una gran experiencia en toda Sudamérica y en México; pensamos que la expansión normal es el mercado latinoamericano”.

Esteban dice que los libros de Dibbuks llegarán a México al ritmo de cuatro o cinco títulos por mes, novedades o grandes clásicos del catálogo. Por lo pronto ya están en la mesa de novedades títulos como El fantasma de Gaudí, de El Torres y Jesús Alonso Iglesias, o El puerto prohibido, de Teresa Radice y Stefano Turconi.

También han traído a México el primer número de La cólera de Fantomas, en el que Olivier Bocquet y Julie Rocheleau retoman al célebre personaje. El cómic, al fin y al cabo, dice Esteban, “es un género como cualquiera, en el que hay una variedad tremenda, lo mismo hay novelas para niños y novelas para jóvenes, que de fantasía, eróticas. Hay un cómic para cada público”.

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