Por: Nelly Toche
Desde que el presidente
Andrés Manuel López Obrador anunció el cierre de ductos para combatir el
huachicoleo o robo de combustibles y que posteriormente provocó deficiencia de
distribución en la gasolina, varios son los especialistas que se han manifestado,
pero pocos en el tema medioambiental.
“En todo este tiempo que
hubo fugas o derrames de combustibles por tomas clandestinas, hubo un factor
contaminante de atmosfera, agua y suelo. Históricamente esto no se ha tomado en
cuenta, no se habla de ello”, dijo en Entrevista Adalberto Jurado, maestro en
ciencias en medio ambiente y desarrollo, y jefe de la carrera de ingeniería
ambiental de la Universidad La Salle.
La huella ambiental del
huachicoleo es grande. De acuerdo a los datos sobre sustentabilidad de Pemex,
este problema provocó el crecimiento de 13.5% de las zonas contaminadas por
Petróleos Mexicanos de 2012 a 2015.
El daño del robo de
hidrocarburo no solamente es patrimonial o de inseguridad, también es
ecológico. El derrame de estos combustibles durante su extracción ilegal pudo
dañar los suelos, provocando su pérdida y propiedades físicas. En cuanto a su
combustión en el aire, al ser liberados lleva un importante aumento en la
emisión de gases de efecto invernadero. No se diga en el agua cercana a las
regiones involucradas.
Conciencia social
El docente también
asegura que no todo está perdido, pues la deficiencia de distribución en la
gasolina ha hecho que la gente esté más receptiva al tema y entienda la
importancia del uso de combustibles alternos y procesos más eficientes.
Incluso este tema que ya
tocó a la Ciudad de México, podría tener sus pros y contras en términos
medioambientales, asegura.
“Por un lado, con estas compras de pánico tenemos
vehículos formados que en muchas ocasiones van a estar encendidos y eso va a
incrementar los niveles de contaminación en ese punto, además, sobre avenidas
reducen la circulación, ese es uno de los factores, pero por otro lado, existe
la posibilidad de que la gente esté creando conciencia y en lugar de usar su
vehículo, recurra a otros medios; con eso estamos quitando un factor de
emisión”.
Este caso incluso ayuda a
retomar la pregunta ¿por qué no hemos avanzado en esto? “Que surjan propuestas tanto de los tomadores
de decisiones, como de la propia sociedad civil y la misma academia, para
motivar además a que haya un transporte público adecuado (eficiente, limpio,
puntual), que hoy se ve rebasado”.
El especialista concluyó
asegurando que la era del petróleo no se va a acabar cuando se acabe el
petróleo, sino cuando dejemos de pensar en éste como la primera opción
energética, a pesar de las alternativas y la investigación que se realiza sobre
el tema, estas aún no están a la mano, ni están cerca de sustituir al petróleo.
“Todo ha quedado en clubes académicos, concursos o productos piloto, que
probablemente aun no son lo suficientemente viables para que surjan los
inversionistas, es tiempo de cambiar”.
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