La mexicana Gabriela Ortiz se convertirá en la primera mujer en encabezar una residencia de composición en la Orquesta de las Américas, conformada por jóvenes músicos de todo el continente que se encargará de montar su obra “Hominum”.
La compositora, que trabajará de cerca con jóvenes intérpretes de todo el continente en la ciudad de Puebla, cumplirá el rol que antes desempeñaron figuras como Philip Glass, Krzysztof Penderecki, Arvo Pärt y el mexicano Arturo Márquez.
“Me siento muy honrada de que este año la orquesta me haya nombrado compositor en residencia”, aseguró mediante un comunicado difundido por la Secretaría de Cultura.
Indicó que la música es un espacio universal, un arma muy poderosa justamente para romper con esas fronteras, es mucho más profundo el nivel de comunicación, “creo que eso hace que nos entendamos mejor como seres humanos y que podamos convivir de una manera más equitativa, una manera más justa”.
La compositora mexicana ve con agrado que la inclusión y la equidad de género también se vea reflejado en el ámbito de la música profesional, “las orquestas se dan cuenta de la necesidad de este equilibrio entre mujeres y hombres”.
“A la par, existe otro desafío: el de lograr que la música latinoamericana sea más escuchada, mejor reconocida en otros ámbitos del mundo”, puntualizó.
Recordó que la música occidental europea domina los estudios académicos, pero en contraste, es poco lo que sabe Europa de autores como el brasileño Heitor Villa-Lobos o los mexicanos Silvestre Revueltas y Carlos Chávez.
Refirió que en catálogos eurocentristas aún se cree que el instrumento característico de la música latinoamericana es la conga, mientras que los estudiantes de música mexicanos saben perfectamente quiénes son Robert Schumann, Franz Schubert o Johannes Brahms.
“Necesitamos también que Europa voltee a ver lo que pasa afuera del continente”, un rol para el que la Orquesta de las Américas está debidamente dotada.
Durante su carrera como compositora, Gabriela Ortiz ha logrado sumar diversidad de discursos, herramientas y tradiciones musicales; igualmente puedo apreciar un son jalisciense que una obra de (Gustav) Mahler”.
Aunque en sus obras son reconocibles distintas identidades populares de México, la artista aseguró que las emplea porque forman parte de su vida íntima: de su infancia, sus recuerdos, su juventud, y no por cumplir por alguna agenda nacionalista, un programa temático ajeno.
“Si la música está hecha con convicción, está hecha con emoción, con el corazón, con toda esa fuerza y con toda esa dedicación, con pasión, sí comunica. Y eso es lo importante, que la música tenga algo que decir y que comunique”, concluyó.
NTX/VGV/LMC
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