Por: Ana Laura Tagle Cruz
No se tiene que claudicar de los ideales, aunque muchas veces la realidad pueda más que ellos y nos dejan ver que la conducta humana acaba por ser rastrera y lamentable. Ya el novelista francés Honoré Balzac nos permite conocer la condición humana y saber que es bastante miserable, señaló el escritor y director de la Academia Mexicana de la Lengua, Gonzalo Celorio, quien presenta la novela Los apóstatas.
En su reciente obra, publicada por Tusquets editores, Gonzalo Celorio narra la vida de dos de sus hermanos que en diferentes momentos de su vida siguieron y abandonaron una vocación religiosa, así como distintos ideales; al mismo tiempo, plantea una teoría literaria sobre la novela como un género sucio, abierto y dúctil.
“Los apóstatas es una novela dolorosa, crítica y reveladora. Además, los lectores se van a encontrar con una especie de poética narrativa porque no nada más escribo la novela, sino sobre la escritura de la misma y, en ese sentido, hay explícitamente una especie de teoría literaria sobre este género. Lo anterior me parece importante porque soy escritor, pero también profesor de literatura”, expresó Celorio en entrevista.
IDEALES. “A los 72 años, edad a la que publico esta novela, muchos de los ideales juveniles fueron desbancados por la propia experiencia o realidad”, ese el caso de la Revolución nicaragüense en la que creyó y luchó Eduardo Celorio Blasco, hermano del autor.
La esperanza con la que Eduardo se fue a hacer la Revolución de Nicaragua fue compartida por toda una generación, como lo había sido la Revolución Cubana. “La historia de mi hermano y por lo que se queda a vivir allá en condiciones depauperadas y lamentables, no es sólo su propio fracaso, sino de todo el proyecto”.
“Lo escogí para convertirlo en personaje por lo que representa, al igual que mi hermano Miguel que tuvo una bipolaridad muy fuerte, que fue alguien muy amado, pero que no pudo aprender nunca a amar y que acabó, a pesar de su brillantez, inteligencia, cultura y buen juicio, obnubilado víctima de un satanismo atávico, milenario”.
No obstante, Gonzalo se refleja en ellos. “Miguel Celorio Blasco fungió como mi padre sustutituvo, a él le debo gran parte de mi configuración intelectual porque era un hombre de libros, de letras y un amante del arte…”. En cambio, con Eduardo, compartió la misma generación. “Tuvimos las mismas ideas, participamos en la misma ideología, tuvimos las mismas esperanzas políticas manejadas de formas distintas y en áreas diferentes, pero hubo una gran coincidencia por afinidades y principios políticos, éticos e ideológicos”.
¿Qué duda cabe de que cuando uno se pone frente al espejo de los otros se conoce uno más a sí mismo?, eso es lo que hago y, en el fondo, es lo que hace todo novelista, añade. “Habrá quien considere que esto no es una novela porque tiene un trasunto autobiográfico muy fuerte, pero entonces habría que decir que En busca del tiempo perdido de Marcel Proust tampoco es una novela”.
DENUNCIA. Durante la escritura de esta novela, Gonzalo Celorio descubrió el abuso sexual que sufrió uno de sus hermanos por el padre de su mejor amigo de la infancia, así como por un miembro de los Hermanos Maristas. La obra publicada quedó en el acuerdo de que si Gonzalo publicaría el nombre de su hermano, también los nombres de sus agresores y, en tanto, Los apóstatas se convirtió en una novela de denuncia. No obstante, el autor destacó que no cree en éste tipo de novelas.
“Muchas veces, las novelas de denuncia son aquellas que ya tienen una tesis que defender y entonces se subordina a aquello que quiere demostrar. No creo en las novelas de denuncia, pero lo que ocurrió en esta novela fue algo que yo no pretendía hacer, sino que surgió del ejercicio mismo y esta denuncia, a pesar de que haya pasado medio siglo, es válida”.
Los abusos deben denunciarse más allá de la literatura, resaltó. “Si esto se hubiera sabido, si hubiera habido a tiempo una denuncia, seguramente la consecuencia no hubiera sido que lo mandaran a un convento, sino una vida menos dolorosa, aunque ya estigmatizada”.
Después de este descubrimiento, compartió, pude entender peculiaridades de mi hermano que no tenía justificadas como su mutismo, soledad, introspección y el que asumiera una vocación religiosa impuesta. “Después también pienso en este silencio tan doloroso que tuvo que guardar mi madre por no poder enfrentarse a una situación que a todas luces le quedaba grande porque había una correlación de fuerzas muy desigual, eso es muy grave y doloroso”.
Las denuncias que se han hecho últimamente han contribuido a que haya menos abusos y que las agresiones no queden impunes. “Este desenmascaramiento del padre Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, ha sido muy importante para que la Iglesia tenga una conciencia más autocrítica y menos posibilidades de solapamiento”.
El escritor agrega que lo mismo ocurre con movimientos como el Me Too, en el que se han desenmascarado a tantas personas que comenten abusos contras las mujeres. “Es importante que se puedan hacer denuncias para que la violencia no quede impune, se evite y se proteja a los inocentes”.
Gonzalo Celorio presentará Los apóstatas el 23 de octubre junto a Rosa Beltrán y Sergio Ramírez por Facebook live en la cuenta de @planetalibrosmx y el 4 de noviembre junto a la escritora nicaragüense Gioconda Belli.
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