Al recibir de manera virtual el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2019, por “El vendedor de silencio“, el escritor Enrique Serna lo dedicó al cuentista mexicano Edmundo Valadés, quien a sus 23 años le rechazó su primer cuento, que lo llevó con los años a la autocrítica severa que ha dado lugar a obras como la premiada, según afirmó el autor de 61 años.
“Al recibir el Premio Villaurrutia por ‘El vendedor de silencio’, quiero dedicarlo a la memoria de don Edmundo Valadés porque gracias a su oportuno coscorrón llegué a desarrollar la autocrítica severa que me ha permitido escribir novelas como esta”, señaló el narrador en un mensaje grabado en el que recibió el galardón en una ceremonia virtual grabada.
Serna leyó un texto en el que habló del trabajo de los editores de literatura, que dijo, representan muchas veces un papel de aguafiestas pues tienen que rechazar infinidad de libros y el ego lastimado de un escritor no perdona fácilmente las ofensas. Recordó como a sus 23 años le mandó a Edmundo Valadés, editor de la revista “El cuento”, su relato “Cartas a Eufemia”.
Dijo que en una pequeña nota Edmundo Valadés escribió que publicaría su cuento, pero sin decir cuándo. Serna esperó y esperó pero cuando pasaron meses le escribió una carta a Valadés con un reclamo gentil, tras lo cual Valadés volvió a publicar una nota donde rectificaba su opinión sobre “Cartas a Eufemia y declaraba que aun le faltaba a Serna mucha destreza narrativa.
Serna continuó el relato y dijo que todos sus compañeros se enteraron de su fracaso; pero pasados unos años, releyó el cuento y comprobó que Valadés tenía razón y entonces lo reescribió por completó y lo tituló simplemente “Eufemia” que está incluido en “Amores de segunda mano” y es el único cuento de su prehistoria literaria rescatado en esa colección.
“Fue un tanto cruel por parte de Valadés darme alas y luego cortármelas pero si hubiera publicado el cuento tal como estaba yo no hubiera sentido la necesidad de mejorarlo, como él me puso el listón más alto, reconocí con enorme tristeza que aún era un cuentista ingenuo, sin precisión verbal ni soltura para narrar. Ahora sé que esa publicación prematura me habría dañado. Paradójicamente mi mejor editor es el que no me publicó pues gracias a él entendí que me faltaban horas de vuelo para merecer las letras de molde”, afirmó.
En la ceremonia de entrega del Premio Villaurrutia 2019, donde también participaron Felipe Garrido, como presidente de la Asociación Alfonsina, y Lucina Jiménez, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), y Leticia Luna, coordinadora nacional de Literatura del INBAL, todos celebraron la obra literaria de Enrique Serna, “por su ironía y voluntad estilística, virtudes que lo convierten en uno de los narradores imprescindibles de nuestro tiempo”, como dijo Garrido.
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