En este conjunto de ensayos, la artista y crítica Martha Rosler analiza el rol de las artes visuales como activo estratégico instrumentalizado por los gobiernos municipales para la creación de valor inmobiliario y la invención de nuevos patrones de consumo basados en la comodificación de la cultura. Ciclovías, cervecerías artesanales, la promoción de barrios “emergentes”, la proliferación de festivales patrocinados por bancos y fundaciones, el auge de las bienales como estrategia para insertar a una ciudad en el circuito internacional del arte y la construcción de centros culturales resplandecientes son algunas de las figuras recurrentes con las que los planificadores urbanos construyen un “marketing del estilo de vida” y diseñan una ideología de la creatividad al servicio de la gentrificación capitalista. Pone en cuestión las complicidades de la comunidad artística con los nuevos regímenes de consumo.
Un libro de Caja Negra Editora.
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