Por: Virginia Bautista
Libros “bien concebidos, escritos y bien hechos” que forman lectores autónomos, que miran de frente al lector, que conversan e imaginan con él; volúmenes “hermosos como objetos” cuya guía es “la originalidad, la calidad y la relevancia”; títulos que se confeccionan “sin prisa y no se dejan llevar por la moda”.
Así define la editora Maia Fernández Miret las propuestas del sello Océano Travesía, dedicado a la literatura infantil y juvenil, que llega a sus 15 años de vida este 2022 con 500 títulos en sus diversas colecciones.
Ha pasado por varias manos; pero la original, la de su creador Daniel Goldin, ha estado siempre cerca. Y me parece que sentó unas bases muy firmes para la colección, que funcionan muy bien y que no han cambiado a lo largo del tiempo”, comenta la promotora en entrevista con Excélsior.
En estos 15 años, Océano Travesía se ha caracterizado por publicar libros que tienen el objetivo de formar lectores autónomos. Como dice Rogelio Villarreal, el director general, son libros que miran de frente al lector. Están diseñados para conversar con él, para imaginar con él, no para hacer un guiño a los padres o a los maestros con una intención didáctica.
Buscamos que llamen directamente al lector y lo antojen desde los estantes de las librerías. Tienen un pie en lo comercial y un pie en el idealismo de todo editor de compartir su asombro y la maravilla por todas las cosas que se pueden hacer cuando te preguntas por el mundo, desde la ciencia hasta la experiencia humana más universal”.
La timonel del sello desde hace cuatro años dice que son tres los principios que guían esta iniciativa: la originalidad, la calidad y la relevancia. “Son buenas guías para hacer libros hermosos como objetos que permitan al lector tener una educación estética y que le den algo nuevo. Todos están marcados por la originalidad, un toque de humor, de terror, inquietud, curiosidad, que aporte una experiencia más intensa”.
Dice que los volúmenes de Océano Travesía son especiales desde su concepción. “En la literatura infantil es común encontrar libros que nacen de la anécdota, el día que Pepito se convirtió en calabaza o un día en la vida de una serpiente. Nosotros ponemos inteligencia y humor, ofrecemos materiales generados gracias a un pensamiento crítico, con una visión personal, la marca de los autores”.
Considera que los temas que preocupan a los niños y jóvenes han cambiado poco. “Seguimos publicando sobre las cosas que nos dan miedo, sobre el amor, la ciencia, la relación entre padres e hijos, entre hermanos. Ahora tenemos tópicos más urgentes, como el cambio climático y la guerra.
La pandemia nos marcará los próximos años, pues trabajamos con anticipación, como que sembramos para el futuro. Ahora nos interesan más temas como el abandono y la muerte. Buscamos una conversación con los niños que dure muchos años, que los marque. No nos apuramos a apegarnos a las modas del mercado, hacemos productos muy bien pensados, digeridos. Tenemos nuestro propio ritmo”, añade.
La editora destaca que la mayoría de los 500 títulos, de unos 350 o 400 autores e ilustradores, está vigente y sigue activa. Por esta razón, detalla, para que los lectores aprecien la riqueza del catálogo, éste será “cortado” de manera longitudinal. “Decidimos para festejar tener un mes del amor, otro del humor, del miedo, de la reflexión. Diez meses que sacaremos cosas del catálogo y de las novedades, que conecten a bebés con adultos, a niños con jóvenes. Y ofreceremos charlas con nuestros autores”, indica.
Con el lema de Explorar, conocer, compartir, el sello ha publicado, a un ritmo de 40 o 50 títulos al año, a autores como Gusti, Claudia Rueda, Tony Ross, Peter Reynolds, David Wiesner, Philip y Erin Stead, David Macaulay y Jairo Buitrago, entre otros.
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