Por: José Quezadas
El compositor Arturo Márquez (Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009) estrenó ayer la "Sinfonía imposible: las peras del olmo", obra que le comisionó la directora de orquesta, Alondra de la Parra, para su lanzamiento mundial en el Festival PAAX GNP, que se lleva a cabo del 29 de junio al 3 de julio en el Hotel Xcaret Arte en Quintana Roo.
Además, en la Imposible, primera sinfonía del autor del "Danzón no. 2", hay, como en todas sus obras, una historia particular. “Si no tiene una parte emocional e interna, mejor no hay que escucharla”, dijo Márquez en una charla pública, durante el festival, con el Presidente de la Unión Mexicana de Cronistas de Teatro y Música, Lázaro Azar, el 30 de junio.
En 2020, durante la pandemia —recordó Márquez—, De la Parra lanzó una convocatoria para grandes solistas y les pidió representar el "Danzón no. 2" para reunir recursos para Fondo Semillas y Save the Children México, cuyas causas son la erradicación de la violencia contra las mujeres y los niños. “Le dije a Alondra: llegaste en el momento en que lo necesitábamos. Nos preguntábamos cuándo acabaría la pesadilla, y el proyecto nos dio un motivo para levantar el ánimo”.
Una sinfonía para el presente
La Imposible fue compuesta para los solistas de la orquesta homónima. “Me puse a reflexionar sobre el tema y le propuse a Alondra la posibilidad de los imposibles: el hambre, por ejemplo (…) Nosotros tenemos que encontrar la manera de hacer posible lo imposible. Le mandé una serie de movimientos y ella me dijo quiénes serían los solistas”.
El compositor le propuso, entonces, que los movimientos fueran por duetos, ya que se prestaban mejor a los temas que abordaría: la equidad de género, el calentamiento global y la empatía, entre otros. “Sólo un movimiento es para solista y orquesta”.
El primer movimiento, compuesto para la orquesta en pleno, trata sobre el cambio climático que, “en esta parte de la historia del mundo, fue provocado por la humanidad”. La división se hizo según las cuerdas y los metales, y representa a la humanidad ante la naturaleza; percusiones, metales y alientos van entablando una especie de diálogo, señaló Márquez.
El segundo movimiento aborda la resiliencia y está dedicado sólo al cornista Felix Klieser, que“es extraordinario por el tour de force y lo sobrehumano que hay en su manera de hacer música”. Márquez mencionó también que la resiliencia es la capacidad de “transformar el dolor en fuerza motora (…) Alguien resiliente entiende que es responsable de su alegría, de su futuro (…) Felix es justo eso, un gran artista que no tiene brazos y toca con el pie. La otra vez estuve sentado junto a él y no necesita ayuda para nada. Él ha encontrado su propia manera para tocar su instrumento y llevar su vida diaria. Es resiliente al cien por ciento”.
A la resiliencia le sigue la equidad. “Un movimiento que pensé para dos cellos y orquesta. Un cello representa al hombre y otro, a la mujer. Pero el que corresponde a la mujer es el más difícil (…) hasta que ambos instrumentos coinciden melódicamente.”, señaló.
“Sin retorno”, el cuarto movimiento, trata sobre la migración y fue escrito para dos artistas, Paquito d´Rivera y Pacho Flores, “dos migrantes, uno político y otro por voluntad”. Su ritmo está inspirado en la canción mixteca de Oaxaca.
En “Magicicada”, movimiento para contrabajo y flauta con 221 tiempos, la empatía toma como punto de partida un dato entomológico: las temporadas de apareamiento de dos especies de cigarras, en Estados Unidos, que salen cada 13 y cada 17 años. “Salen miles y ese ruido sube a 116 decibeles. Prácticamente para romperte el tímpano”. Así, las dos especies coinciden cada 221 años y conviven en armonía.
La “controversia”, motivo del sexto movimiento, es representada con dos violines en desacuerdo constante. Mientras que el instrumento solista del penúltimo, “Utopía mayor”, es el trombón, y las emociones que explora son paralelas a la resiliencia. “La utopía nos permite caminar”, afirmó Márquez, quien de joven fue trombonista.
El último movimiento regresa al inicio, es elíptico. “Mi principio será mi final”, señaló, haciendo un guiño a la estructura de Carmina Burana, de Carl Orff, y las Variaciones concertantes, de Alberto Ginastera.
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