domingo, 7 de julio de 2024

Media Luna cumple 17 años de preservar la tradición sonora de Tierra Caliente

La agrupación, originaria de Morelia, está compuesta por los seis hermanos y los padres. Con el nuevo disco, también rinden homenaje a sus antepasados, explicó Ireri Mejía Almonte en entrevista. Foto Jesús Cornejo /



Por: Ángel Vargas

Morelia, Mich. La historia familiar del grupo Media Luna es de al menos cuatro generaciones de músicos tradicionales de la región de Tierra Caliente, en la parte que corresponde a Michoacán. Es, asimismo, la historia de un linaje en el que corre sangre libertaria y que abarca diversos periodos del devenir nacional, desde la Revolución Mexicana hasta los antecedentes del zapatismo en Chiapas y las movilizaciones actuales contra el neoliberalismo.

Conformado por los seis hermanos Mejía Almonte, cuatro mujeres y dos hombres, así como por sus dos padres, esta agrupación de Morelia cumple 17 años de preservar, promover, enriquecer y difundir la música tradicional no sólo de la región calentana, sino la de todo Michoacán, como la de la Meseta Purépecha, a la que se han sumado en tiempos recientes las provenientes de otras regiones de México, entre ellas la huasteca, la jarocha y la Comarca Lagunera.

El grupo celebrará su aniversario con la grabación de un álbum, el tercero en su haber, que llevará de título Floreciendo en la memoria, cuya realización es posible gracias al Sistema Creación (antes Fonca), de la Secretaría de Cultura federal, al resultar beneficiario en la vertiente Músicos Tradicionales Mexicanos.

“Nuestro primer disco, Un solo canto –también con un apoyo del Fonca–, fue para celebrar nuestro décimo aniversario; está integrado por sones de Tierra Caliente, entre ellos dos de la autoría de mi abuelo paterno, José Mejía Ayala. En el segundo, Álbum familiar, grabado por el Laboratorio de Materiales Orales de la Universidad Nacional Autónoma de México, reproducimos las reuniones en la casa de mis abuelos paternos, en Morelia, donde siempre había músicos y era punto de confluencia de muchas tradiciones, ya que llegaban de Tierra Caliente, de la Meseta Purépecha, de la Huasteca y de Veracruz; entonces, había una mezcolanza de músicas”, cuenta a La Jornada Ireri Mejía Almonte, una de las integrantes de ese octeto familiar.

Este nuevo fonograma, previsto para ser grabado en agosto, estará integrado por 13 temas originales, compuestos por tres de los seis hermanos Mejía Almonte: Irepan, Yunuén e Ireri, los más pequeños de ese clan familiar, en el que la mayor de los integrantes tiene 42 años y el menor, 32, y todos cuentan con una formación profesional distinta. Hay, por ejemplo, un físico-matemático, una sicóloga, una bailarina contemporánea y un compositor.

En este tercer disco queremos reivindicar el canto comunitario en la música tradicional. Qué de nuestra herencia queremos recuperar y hacer florecer en la memoria y qué no. Es decir, hay ciertas prácticas en la tradición que sabemos que no son tan chidas y no porque sea tradición tenemos que mantenerlas. No es que estemos en contra de todo, sólo de algunas letras, que son machistas; como en toda manifestación cultural, aquí se refleja también el pensamiento que ha construido y cimentado nuestra cultura, señala la referida intérprete, quien es maestra en filosofía, además de tocar el tololoche.


Desterrar posturas

No es que la música tradicional sea machista, sino que crecimos en una cultura patriarcal. Entonces, no es algo exclusivo de la tradición, pero hay que señalar esas cosas, porque a veces hay posturas que quieren conservar la tradición tal cual y la momifican, como si no estuviera viva y no hubiera cambios en ella; algunos investigadores quieren preservarla como un objeto de museo o de aparador, y no es así.

Otro de los aspectos que buscan hacer patente con este material es el lugar que ocupa actualmente la mujer en esas expresiones, que, en el caso de la música de Tierra Caliente, ya no se limita a la tabla, como bailadora, sino que también estamos componiendo, escribiendo y cantando los versos, apunta Ireri, quien resalta la amplia variedad de músicas e instrumentos tradicionales que incluirá el nuevo álbum, acorde con las influencias con las que crecieron en casa.

Floreciendo en la memoria es un proyecto de sumo significado para el grupo Media Luna, porque con él se rinde homenaje a sus antepasados, entre ellos al bisabuelo paterno, quien, hasta donde se sabe, fue quien abrió la línea de enseñanza de la guitarra y el violín en la familia, así como al abuelo paterno, que además de maestro de educación básica, es compositor. Asimismo, reconoce el legado del abuelo materno, destacado bailador de tabla en Tierra Caliente.

Este disco es también la reivindicación del canto popular. Tenemos esa otra parte de influencia en la que desde mi bisabuelo paterno ha corrido en nosotros sangre libertaria. Él fue miembro del ejército de Emiliano Zapata; su hijo, o sea mi abuelo, formó parte del movimiento clandestino que dio origen al EZLN; mi papá fue comunista y participaba en las marchas y mítines cantando con la influencia de todos los latinoamericanos: Víctor Jara, Violeta Parra, Mercedes Sosa... Y nosotros, como hermanos, aunque yo en particular, nos hemos dedicado mucho a acompañar las marchas y manifestaciones por una vida digna y libre para todos, sostiene Ireri Mejía.

Entonces, queremos reivindicar el canto popular con sentido social y político, tener un posicionamiento explícito político y ético que tiene que ver con la colectividad, con la comunidad, frente a prácticas individualistas de un sistema neoliberal y capitalista que nos fragmenta y nos quiere separados y desunidos. Para nosotros, es superimportante la música tradicional, porque une y crea lazos colectivos y comunitarios que hacen frente a esos valores neoliberales.

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