Por: Fernando Brian Jiménez Durán
Con el fin de promover y valorar la cultura en México, la noche de ayer en Casa Vecina fue presentado Pasos sonideros, proyecto que el sociólogo y activista Jesús Cruzvillegas realiza en el marco del Programa de Residencias Artísticas y que pretende revalorar el aporte del movimiento sonidero en la creación de identidades urbanas.
La investigación fue presentada por varios conocedores del fenómeno sonidero: la antropóloga social Olivia Domínguez; Tonatiuh Cabello, fotógrafo y coordinador de bailes sonideros; Luis Gómez, experimentado bailador originario del barrio de Tepito; Andrea Villela, especialista en el baile sonidero, y Violeta Celis, encargada de la residencia Casa Vecina.
El proyecto de investigación busca la reflexión multidisciplinaria de una de las dinámicas culturales con mayor capacidad de convocatoria pública, así como documentar la historia de la ciudad. El enfoque del estudio no solo se centra en el baile sino también en los espacios públicos que ocupa este movimiento en el ejercicio de su derecho a la cultura.
Las áreas que han sido ocupadas por los sonideros han sido limitadas, pero se han convertido en espacios de goce y convivencia en los que se refuerza la identidad cultural popular.
Los sonideros, además de constituir un medio independiente, al realizar su publicidad y al renovar con sus recursos económicos la tecnología que utiliza, crean su propia identidad, comentó Tonatiuh Cabello.
En la sesión también se mencionó que a la de los sonideros se le ha llamado “la cultura del arrebato”, por apropiarse de las imágenes con influencia de la lucha libre en su propaganda. Además se han convertido en movimientos autosuficientes que se ingenian la manera de difundir su música en espacios públicos.
Nunca desaparecerán
El Centro Histórico de la Ciudad de México es considerado un barrio con una gran tradición sonidera junto a otros de la ciudad: Tepito, el Peñón de los Baños, Candelaria, Coyoacán y Tacubaya. Justamente el proyecto de investigación busca la colaboración de diversos agentes culturales.
En la conversación también intervino Ricardo Mendoza, integrante del sonido "Duende", quien relató las experiencias que ha vivido en sus presentaciones. Hizo una dura una crítica a las autoridades por reprimir el uso público de los espacios, por lo cual dificultan el trabajo de los movimientos. “Hay gente que vive de los sonidos, por lo que los sonideros nunca van a desaparecer”, remató Mendoza.
Además de fomentar el análisis de la cultura en México, el proyecto Pasos sonideros busca expresar la parte fundamental de la ciudad a través del reconocimiento “del valor y la riqueza de la identidad cultural”, dijo Cruzvillegas.
Pasos sonideros tendrá otra sesión el 16 de octubre en Casa Vecina, Primer Callejón de Mesones 7, esquina con Regina, Centro Histórico, en donde también se impartirán clases de baile sonidero y otras acciones artísticas. El proyecto será clausurado el 8 de noviembre.
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