Con una poderosa imagen, un cuerpo sin estas ataduras de estar vestida y en este impostergable caminar y caminar hacia este umbral, en donde se cubre con un huipil para transmutar su corporalidad y serle proyectados acuciosas imágenes y a la vez hacer presente a todos aquellos invisibles.
Es así como es trazada esta ruta a través de esta conferencia dancística " NAKARÓPARI" de la Compañía Marcapaso bajo la dirección de Alejandra Mendoza, como parte de las invitadas del Rino.
Un ejercicio escénico unipersonal que forma parte de esta trilogía que trata el tema indígena, "siendo la primera como fue Pachamama, que tiene esta idea de regresar a la tierra, regresar al concepto de que Pachamama es la tierra y el universo, es como más ancestral y esta segunda tendría más que ver con la problemática actual. Yo veía como teníamos diferentes comunidades indígenas aquí en San Luis Potosí que realmente muchas veces no las vemos, pasan por un lado y nos los vemos" comenta su creadora.
Es a través del cuerpo como va construyendo este sutil trazo de una narrativa corporal sustentada en esta línea imaginaria existente entre yo y el otro. En donde se propone la creadora examinar este sutileza de esta contemporaneidad con lo ancestral y por tanto generarse no solamente este imprescindible diálogo de estos territorios expresivos que cuestionan el orden social y cultural dominante.
Al ir también escudriñando y a la vez ir trastocando estas reflexiones o preguntas directas y en momentos provocadoras en torno a uno de los tantos ejes de estas voces planteados en este ejercicio escénico, que va de lo que no se ha dicho, pero que pueden ser relevadas ante esta posibilidad de este convergente caleidoscopio de miradas.
Un ejercicio escénico vital y puntual al plantearse sobre uno de los vértice principales como es la migración de comunidades indígenas a partir de la violencia. "Me llamo mucho la atención los purépechas que empezaron a llegar muy fuerte con todo esto de la violencia que se estaba dando allá y, entonces fue a partir de ahí que quise abordar el tema". Pero que también incide en la pregunta de ¿hasta donde somos migrantes también?.
Bajo esta pauta, no solamente busca entender y hacer inminente la reflexión, sino también pulsar este momento actual que vivimos como parte integradora o simplemente integrarnos a ellos.
En donde pareciera que el silencio es mudo testigo, solamente basta ver el cuerpo adormilado en la mesa, cobijado de aquellos invisibles expuestos a través de recortes de periódicos, esta foto de desaparecidos de luchadores sociales y hasta de uno mismo, basta estas secuencia lentas, dolorosas de darle su tiempo y forma a expresar lo callado de tajo.
Sino también esta la afrenta desde esta trinchera de la conferencia dancística, como una extensión detonante de este estudio de este fenómeno social, a partir del apoyo de antropólogos, así como también de un texto dramatúrgico de Hugo Rascón Banda.
"Si abordar la temática desde mi perspectiva o desde como la veo y la siento, claro, sin perder este relato de vida", destaca su creadora.
Una búsqueda compartida gracias a esta alusiva cualidad de ir trazando con puntualidad estos visos de como se van insertando a esta sociedad y a la vez como se van desdibujando, "como los vamos desdibujado en cuanto a esta cuestión de adaptarse, ellos también van soltando y perdiendo ciertas cosas. No los incluimos pero lo que ellos tienen lo pierden también".
Al internarse en paisajes duros y ásperos como lo es esta fábula/ historia de los tres hermanos. Espejo permanente de la infalible violencia o, este catalizador del empoderamiento, a la par es narrada esta historia de vida de la triqui, Margarita Ramírez.
Una mesa, ropa, migajas de pan, dolor, silencio/voz claman su espacio y esta anhelante mariposa rarámuri quienes utilizan los capullos para amarrarlos en sus tobillos, y danzar los matachines, por eso son de gran importancia, belleza y respecto para su cultura.
Una mesa, ropa, migajas de pan, dolor, silencio/voz claman su espacio y esta anhelante mariposa rarámuri quienes utilizan los capullos para amarrarlos en sus tobillos, y danzar los matachines, por eso son de gran importancia, belleza y respecto para su cultura.
Comenta Alejandra Mendoza que le gustaría llevar y compartir esta conferencia dancística a los municipios y también que ya se encuentra en proceso de esta tercera y concluyente trilogía, en donde el tema a abordar tentativamente sería el movimiento zapatista.
Alejandra Mendoza es bailarina, coreógrafa, actriz, promotora y docente. Fundadora del Grupo Marcapaso Danza en 1996.Ha pertenecido a Compañías como: Barro Rojo; Ux, Onodanza; Compañía Nacional de Danza del Ecuador; Compañía Alexander Kukin, Leningrado, URSS; Compañía Germán Silva, París Francia; Compañía Estatal Nucleodanza, San Luis Potosí.
Sus trabajos más reconocidos como coreógrafa son: “Muerte Sin fin” presentada en el III Encuentro de la Nueva Sensibilidad 2006. “Voces del desierto” (Proyecto apoyado por el FECA 2004, categoría Creadora con trayectoria), “Tisiana” (Becaria FECA 2002 Joven Creadora), “Ifigenia Cruel”(Becaria FECA 2000 Joven Creadora), “El ojo izquierdo del Alma” , “Hijas del Viento” o “Flor de Amaranto” entre otros. Como actriz ha participado con la Compañía El Rinoceronte Enamorado en obras como: “El Cuarto de Sol”, “Banda de Pueblo” y “Canto Sangurima”.
En cuanto a Marcapaso Danza, es la instancia donde han confluido artistas diversos, comprometidos socialmente. Su producción se ha caracterizado por acercarse desde la danza a aquellos problemas que en el acontecer cotidiano atañe a la mujer. Es el espacio, donde lo femenino, muy lejos de lo abnegado y pasivo o del cliché rutilante de la moda y del objeto.
Un proyecto dancístico que también tiene una de estas cualidad de convocar el talento potosino, como lo fue en el diseño de iluminación de Madeleine Ramírez Beltrán.
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