Por: Alicia Limón
Tras siete años de haber llorado amargamente la pérdida del templo de Santa María Acapulco, los habitantes Xi´ói cuentan con el templo restaurado, y reanudando los servicios religiosos para los indígenas pames del municipio de Santa Catarina.
El templo dedicado a Nuestra Señora de la Asunción, es un recinto celosamente protegido por sus pobladores, creado por la orden franciscana y que data del siglo XVIII.
Fue incinerada por un rayo que cayó en la techumbre de paja el primero de julio del 2007; considerada ésta una de las peores tragedias sucedidas al pueblo Pame que lloró y veló durante semanas las cenizas de los santos, y guardando luto debido a que en la iglesia se albergaban las imágenes religiosas de las cuales no se han revelado nombres ni descripciones.
Sabiéndose que se encomiendan a lo inmaculado las personas que buscan aprender más, como leer y escribir, así como a quienes quieren cruzar la frontera de manera ilegal; al santo de pequeñas dimensiones, a quien se le ofrendan veladoras para que el migrante se haga invisible ante los ojos de agentes de migración y así lograr llegar a su destino.
Los pobladores se preguntaban por qué a la iglesia le cayó el rayo, prefiriendo incluso, que le hubiera caído a la población; lamentando la incineración casi en su totalidad del lugar santo, al considerar que es donde vive Dios. Fueron puestas ofrendas solicitando el perdón divino, creyendo que algo malo fue lo que hicieron para que ocurriera la tragedia, rindiendo una vez más tributo al trueno.
Para la restauración de la iglesia de Santa María Acapulco contribuyeron habitantes de los poblados cercanos, que impusieron sus costumbres retirando inclusive una estructura metálica, sustituyéndola por largas vigas de madera que sostienen el amplio techo de palma y junco respetando la construcción original.
En el levantamiento del tejado, los habitantes de localidades de Santa María Acapulco, Limón de la Peña, Mezquital, La Compuerta de San José de Arriba y La Compuerta de San José de Abajo, San Pedro, La Parada, San Diego, Paso de Botello, La Lagunita y Mesa del Junco, realizaron largas faenas de mano de obra para llevar la palma y el junco a Santa María Acapulco, subiendo a lo alto del templo y tejiendo a mano cada una de las hojas.
Como parte de los trabajos de reconstrucción se recopilaron las vivencias de los habitantes del lugar, para rescatar lo más posible la esencia del lugar místico que por siglos ha sido guardado celosamente por los pames.
Actualmente, llegar al templo de Santa María Acapulco es una experiencia única en donde se puede ver la majestuosidad de la piedra levantada por las manos pames que a través de los siglos continúa de pie, un lugar con piso humilde de tierra, olor a humedad, que tiene en sus entrañas, las imágenes de Santos que son venerados con devoción como La Señora de la Asunción, La Virgen de Guadalupe, La Dolorosa, La Santísima Trinidad, entre otras imágenes que por la tenue luz del solemne lugar tienen que ser atendidas con detenimiento, las cuales son replicas o piezas que alcanzaron a ser rescatadas por los pobladores durante el siniestro. Este es el caso de la imagen de San Miguel Arcángel, que es considerado como una señal divina, debido a que la imagen se conservó a pesar del incendio, permitiendo así la restauración según sus creencias.
Los retablos visten el lugar con color dorado y marrón que resplandecen con los rayos del sol que entran por la puerta principal y la pequeña ventana ojo de buey en la fachada de la iglesia, engalanando cada uno de los santos que son parte de la religión de los habitantes de la zona de Santa María Acapulco, mezclando culturas y cultos en una sola, negándose a compartir abiertamente sus arraigadas tradiciones que se espera se continúen preservando.
Los trabajos realizados representaron una inversión aproximada a los cuatro millones de pesos, concluyendo con la restauración por parte de las autoridades competentes. La diferencia que se tiene es el techo del lugar que anteriormente tenía diferentes imágenes encontrándose esta vez un cielo blanco que protege el más grande tesoro Xi´ói.
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