Foto: Edgar Gutiérrez Calvillo / Dirección Internacional de Festivales
Por: Roberto A. Valenciano Capín
Un desarticulado "mecanismo de relojería naranja" es el trabajo coreográfico de la compañía coreana Trupé Da Dance bajo la dirección del Mtro. Kim Naam Seek compartieron en el Coloso de Villerías, dentro de las actividades programadas de Escena 16.
Un trabajo coreográfico basado en la novela "Naranja Mecánica " del escritor Anthony Burgess, la cual estuvo divida en tres trazos coreográficos: -Olvido-, - Un hombre en el espejo- y - la tribu-.
Una primera imagen, un cuerpo femenino subyugado al cargar un vaso en su cuello a paso lento y pausado en forma diagonal del escenario, para encontrarse con un personaje con una máscara de diablo, en donde éste le conmina o le reclama para después este último desfallecer y caer al suelo, para después desplegarse este fútil juegos y malabares con el vaso, para después suscitarse lo más interesante dentro esta inscripción dancística- Olvido- como es la deconstrucción del movimiento a través de espalda y brazos del personaje de la máscara, para entrar a escena estos dueto de cuerpos marcados a través de esta mezcla de esmero e incertidumbre emplazadas por un tubo y su jugueteo con él, para realmente no pasar nada después de ahí, aun cuando se inscribe ser "la parte descriptiva de un personaje Alex que se encuentra en un estado de conflicto psicológico después de recibir un tratamiento".
Indudablemente, una de las más interesantes por su trazo poético y por la forma de articular los elementos tanto dancísticos como los elementos utilizadas, como fue el desplegado de cartón laminado que funciona como espejo - Un hombre en el espejo- por cierto, basada en el poema -espejo- del poeta coreano surrealista Lee Sang.
Sustentadas en esta sutileza de movimientos, cadencia y la utilización de este elemento para volverse en esta posibilidad de volverse un espacio de reflexión a pesar a las condiciones ineludibles de retomar este retorno a su corporalidad, así como recuperar estas sensaciones, emociones, sensaciones y hasta su propia identidad, al ser mediada por esta música tradicional coreana.
Y culminar este pretencioso mecanismo de relojería naranja con -la tribu- que retrata a través de un grupo de bailarines siempre bajo esta halito de incertidumbre, futuro incierto que se despliega en este encuentro/desencuentro de ellos mismos en la otredad, y por tanto desplegar esta doliente condición identitaria, siempre bajo esta pulso febril que les da este poder de romper esta maquinaria expuesta a través de una desarticulada, caótica e incongruente trazo e idea, llena de esta pirotecnia en movimiento, desarticulación, movimientos gimnásticos, acrobacia y movimientos hip hoperos, aunque para algunos de los presentes les fueron interesantes y ser remarcados más esta aceptación, cuando ofrecieron fuera de programa una coreografía "occidentalizada, con la idea de integrarse a la cultura latinoamericana", siendo sumamente fallida a pesar de su encanto, gracia y empatía, la cual fue muy agradecida por los asistentes a través de sus aplausos y gritos.
La compañía Troupé Da Dance se presentó también en los municipios de
Real de Catorce y Salinas Hidalgo, en donde fueron bien recibidos por las
autoridades municipales así como por los asistentes a las funciones, algunos de
ellos por primera vez tuvieron contacto con la danza contemporánea.
Es de destacar que la
presencia de Corea en San Luis Potosí fue gracias a las gestiones de la
Dirección General de Festivales Internacionales encabezada por el Maestro
Arturo Castillo.
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