Por Juan Carlos Castellanos C.
Con tres décadas de trayectoria y como Directora Artística del área correspondiente del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), la soprano internacional Lourdes Ambriz aseguró que “la ópera es un ente vivo, un espectáculo compuesto por una enorme cantidad de personas, quienes aportan su talento y esfuerzo”.
Entrevistada por Notimex en sus oficinas ubicadas frente al Palacio de Bellas Artes, la intérprete que debutó profesionalmente en 1982 en el papel de “Olympia” de la obra “Los cuentos de Hoffman” explicó que este bagaje cultural lo aplica desde el doble papel que ahora ocupa en favor del bel canto y de la audiencia.
La artista que ha pisado los mejores escenarios del país y del mundo, dijo que su amplio conocimiento del mundo de la ópera desde sus entrañas y desde afuera, así como su experiencia para trabajar en equipo, son sus principales armas en su diario trabajo a favor de este arte escénico.
Como funcionaria, señaló, “lo que me toca hacer es vigilar y privilegiar la parte artística, procurar que tenga un peso específico en el escenario, porque al final, lo que ofrecemos al público es una obra de arte realizada en conjunto”.
Además, continuó, como directora artística de la Ópera de Bellas Artes busca que lo que esté presente en el escenario tenga una hechura fina, para honrar a la tradición que por muchos años ha forjado esta área del INBA.
Lourdes Ambriz añadió que también sabe que como funcionaria debe tener la sensibilidad para entender que todo lo que implica la producción de una ópera es importante y que todo necesita su espacio.
En ese sentido, reconoció que cuenta ya con un historial en el bel canto muy amplio y que a lo largo de los años se ha ido embalando en una serie de formas operativas donde hay cosas que funcionan naturalmente sobre un mismo carril.
Detalló que las variables las han definido los diferentes directores artísticos que ha tenido, no pocas influencias externas, la vida musical y artística del mundo que va permeando el quehacer de la Ópera de Bellas Artes.
Considerada la soprano mexicana más brillante en la actualidad por su calidad interpretativa en los conciertos, óperas y programas de música antigua y contemporánea, Ambriz dijo que al estar frente a la Ópera de Bellas Artes “la vida me ha dado una nueva oportunidad de vivir de acuerdo con lo que pienso”.
Pero además, desde esta posición tiene la posibilidad “de poder demostrar que esta es una ocasión más para hacer bien las cosas, aunque es complejo porque ésta es de ese tipo de direcciones desde las que es imposible darle gusto a todos; yo trato de ofrecer posibilidades al gremio y de buscar su desarrollo”, aseguró.
Con más de dos décadas de experiencia en la gestión de proyectos culturales y más de un año como subdirectora artística de la Opera de Bellas Artes, Ambriz subrayó que si mira atrás en este momento siente satisfacción por lo vivido y curiosidad por lo que vendrá más adelante.
Puntualizó que ha hallado mucho placer en la enseñanza a los cantantes que se desarrollan hoy en día. “Yo intento abreviarles lo pesado que muchas veces es el camino del perfeccionamiento y del conocimiento en esta carrera, donde muchos de nosotros nos hemos desarrollado solos”.
El hecho de que un maestro le ayude a un cantante profesional en ciernes a abreviar esos procesos, y lo catapulte a una mejor manera de ser profesional, es algo que puede darle mucho placer a los jóvenes cantantes, y les proporciona gusto por el trabajo, más allá de lo que puede preocuparles si lo hacen bien o no, acotó la entrevistada.
Ambriz, quien se ha esforzado por consolidar en México su carrera para luego extenderla hacia todo el mundo, es Directora Artística de la Ópera de Bellas Artes desde octubre de 2015, responsabilidad de la cual dijo que hasta hoy ha implicado retos y lo mejor de su calidad de estratega.
“Aquí hay muchas variables que afectan los resultados del trabajo, por eso debo tener la humildad suficiente para entender que hay cosas que no puedo controlar, el temple para sobreponerme a esas situaciones, y la fuerza para hallar soluciones”, acotó.
Se consideró con la experiencia para alcanzar sus metas, pues ha trabajado en el INBA durante más de 25 años, lapso en el que ha impulsado y participado en proyectos de música de varias épocas y géneros, desde medieval y renacentista hasta el repertorio de los siglos XX y XXI; en ópera, oratorio, cantatas, misas, conciertos sinfónicos, música de cámara y recitales.
De su llegada a la Dirección Artística, recordó que “primero fui subdirectora, siendo director el maestro Ramón Vargas, quien buscó internacionalizar el trabajo, como era la tendencia en ese momento”.
Y ahora, además de seguir con las pautas positivas de Vargas, aseguró que su mira está en llevar la ópera a un mayor número de mexicanos, dentro y fuera del Palacio de Bellas Artes.
En ese sentido, refirió que instalar una “pantalla gigante fuera del recinto se debe a una iniciativa de la secretaria de Cultura federal, María Cristina García Cepeda, cuando fue directora del INBA”, y adelantó que el siguiente paso para llevar este arte a más personas ya está marcado.
Sin adelantar mucho, anotó que la idea es que la ópera penetre como un beneficio educativo y cultural en la población. “Es un proyecto a largo plazo en el que no estamos solos, sino en conjunto con los teatros de Iberoamérica, y pienso que la Ópera de Bellas Artes tiene un rol importante en este esfuerzo”.
Expuso que su primera idea al asumir su actual puesto fue montar muchas obras que no han sido traídas al país, pero eso requiere de grandes inversiones, por lo que ahora piensa en combinar obras ya estrenadas con nuevas producciones.
“Busco una alternancia de oferta, que la gente se reencuentre con óperas que conoce, con elencos nuevos y aire fresco, y al mismo tiempo que vaya a conocer producciones nunca antes vistas aquí. Además, al tener una vida y una carrera tan afortunada, deseo apoyar a los jóvenes que inician el camino que gozosamente yo he andado, como agradecimiento”, finalizó.
NTX/JCC/RML/NMN
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