Por: Virginia Bautista
Una niña, sin nombre, está triste porque no le gusta jugar sola, considera que no es divertido, y su hermana no quiere jugar con ella. Acude a su padre, quien, para que lo deje trabajar, le aconseja que vaya a jugar frente al espejo, “así tendrás compañía”. La niña le hace caso y, para su sorpresa, su reflejo se sale y se multiplica en decenas de chicas que propician un verdadero caos en su casa.
Esta historia se le ocurrió hace tres años al músico y escritor Joselo Rangel, mientras le contaba a sus dos hijas un cuento inventado para que se durmieran. Las chicas quedaron fascinadas y el autor decidió trabajarla más, hasta que dio vida a su primer libro infantil, La niña aburrida (Planeta Junior), ilustrado por la peruana Nori Kobayashi.
El guitarrista y letrista del grupo Café Tacvba, quien ha escrito libros de cuentos y una novela, confiesa que le encanta la literatura infantil y juvenil. “Mis hermanos y yo, somos cuatro, crecimos leyendo cómics y revistas. Mis papás no alentaban la lectura, sino que fue un acercamiento natural, nunca me obligaron a leer. Eso desató la imaginación en mí. Siempre he sido una persona imaginativa y creativa”, comenta.
En entrevista con Excélsior, el diseñador industrial detalla que concibió La niña aburrida a partir de su afición por la lectura y de la estrecha convivencia con sus hijas, de 11 y 14 años.
"He disfrutado toda la infancia de mis hijas. Tanto en la casa de mis padres como en la mía hemos leído mucho, tenemos la afición de la lectura. Siempre ha habido libros para mis hijas y valoro mucho la imaginación que se genera alrededor de nuestra infancia. Tristemente, esto se va perdiendo con los años o a veces está ahí y no la queremos sacar”, agrega.
Narra que, cuando sus hijas estaban pequeñas, “siempre las acompañaba a dormir en sus literas y les preguntaba si querían que les leyera un cuento normal o que inventara uno. Ellas pedían que lo inventara, entonces, improvisaba cada noche. Me impresionaba cómo iban saliendo las ideas, muchas basadas en lo que pasaba en el día con mis hijas, lo que había visto. Es como magia, sacar cosas de la nada”.
El autor de Crócknicas marcianas (2011) y Los desesperados (2018) destaca que, al realizar este ejercicio imaginativo todas las noches, un día salió la historia de La niña aburrida. “Está basada en lo que pasaba con mi hija pequeña. Un día le hice la broma de que si quería jugar con alguien fuera al espejo y jugara con su reflejo. Y también la hermana mayor se convirtió en un personaje y le dice que debe aprender a jugar sola”.
Añade que el libro parte de la idea de que aburrirse está bien. “Creemos que el aburrimiento es algo malo, pero estoy convencido de que los sentimientos están ahí por algo. Aburrirte también es parte de vivir. La historia te hace reflexionar sobre la importancia de quererse a uno mismo y de valorarnos como somos”.
Destaca que este volumen, que aborda temas como la soledad, la identidad y la imaginación, llegó en buen momento, ahora con la pandemia. “La soledad es importante, estar con uno mismo y saber estar con uno mismo. En el confinamiento te encuentras contigo a cualquier edad y no debes temer esto, al contrario, te descubres a ti mismo”.
Rangel confiesa que está contento con las ilustraciones de Kobayashi. “Cuando fui a Perú, la conocí como una fan de Café Tacvba. Nos dijo que era ilustradora y a cada uno de los integrantes nos hizo un dibujo y me encantó. Siempre quise hacer algo con ella y, cuando tuve listo el texto, le propuse el cuento para que lo ilustrara. Quedó espectacular”.
UNA MUSA FLOTADORA
El autor de One Hit Wonder (2015) y Cuba Stone (2016) cuenta que le llama mucho la atención poder conectar con niños y jóvenes.
"Esta historia no la hice pensando en un público específico, porque yo de niño leía de todo. Descubrí la ciencia ficción desde los 10 años, aunque ahora sé que no entiendes la totalidad, pero es vital no limitarte.
"Yo escribo mis textos y luego veo hacia dónde se dirigen. Los adultos tienden a pensar que los niños son tontos y, al contrario, son muy inteligentes, despiertos e interesados en lo que hay a su alrededor. Los niños se dan cuenta si los quieres engañar o manipular. Por eso me gusta tratarlos igual que a un adulto”, apunta.
Concibe a las musas, a la inspiración, como algo que flota. “Siento que me mandan las historias, que hay alguien allá arriba flotando y me envía ideas para que yo las desarrolle. Mi papá nos decía que éramos como un radio y que debíamos tener una antena alerta para captar lo que está arriba. Pues soy un radio”.
Joselo Rangel siente que existe una gran diferencia entre crear literatura y escribir canciones.
"La música siempre viene de inmediato, a diferencia de los libros. La música la escribes, la grabas y sales a tocar. Con los libros es diferente, tienen otro ritmo y otro tiempo, es necesario reflexionar e ir creando. Las canciones tienen que ver más con sentimientos, amor, desamor, odio, rabia, y es mi forma de sacar el sentimiento; y los textos son más reflexiones o imaginación pura”.
Aclara que él apenas se está formando una disciplina literaria. “Anoto todo lo que se me ocurre, hago dibujos; voy escribiendo mis ideas en libretas, tanto para canciones como para cuentos u otros textos. No pienso en términos de mensaje, didáctico, no soy un maestro o un predicador; quiero crear y que la gente se conecte y disfrute”.
El también productor acepta que “a partir de la ficción yo también me conozco. No descarto ninguna de las ideas que me vienen. Y prefiero un final abierto que hace reflexionar”.
Adelanta que está escribiendo un libro de cuentos. “Y también estoy aprovechando ahora que no viajo para estar con mi familia”.
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