La Suite del ballet "Pulcinella", de Stravinsky, y la Sexta Sinfonía, de Beethoven, llamada "Pastoral" integran el programa de concierto que podrá verse a partir del viernes 30 de julio por el canal de YouTube de la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí como parte de la programación virtual que presenta la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí #CulturaVivaEnCasa durante la contingencia sanitaria.
Este concierto, que se realizó con público en vivo y entrada gratuita el pasado jueves 3 de junio en el Teatro de la Paz, inició con una pieza basada en 21 fragmentos de “Pulcinella” realizados por el compositor barroco Giovanni Battista Pergolessi, y que luego retomara el músico ruso Igor Stravinsky para conformar la música para el ballet del mismo nombre a solicitud del empresario Sergei Diaghilev (fundador de los ballets rusos). Este ballet se estrenó en 1920 en la Ópera de París, con coreografía de Leonid Massiney, y el diseño de la escenografía y vestuario nada menos que de Pablo Picasso. En su partitura original Stravinsky incluyó la participación de tres cantantes (soprano, tenor y bajo), aunque para la Suite sustituyó las voces por instrumentos y tomó 11 de las 18 partes originales. Una obra que marca el inicio del periodo neoclásico del autor, así como algunas de las páginas más bellas de la música del XX.
Luego se podrá disfrutar de una de las pocas obras "programáticas" o "descriptivas" del Genio de Bonn: su Sexta Sinfonía en Fa Mayor, Op. 68, llamada “Pastoral” por el mismo Beethoven. Cabe señalar que a cada uno de sus cinco movimientos, el compositor le agregó un título (al lado de la obligada indicación del tempo), pero advirtiendo no debía ser tomado de manera literal, pues lejos de describir cuadros naturalistas o imitar solamente sonidos de la naturaleza, pretendía plasmar en ella "más emoción que descripción".
Históricamente hablando, la Sinfonía "Pastoral" se encuentra entre las brillantes "Cuatro Estaciones", de Vivaldi, y los ulteriores poemas sinfónicos de Liszt y, más tarde, de Richard Strauss, pues como afirmó su amiga Theresa von Brunswick: “Ludwig adora estar a solas observando la naturaleza, quien es su única confidente. Cuando se siente turbado por alguna idea, se refugia en la observación de esta encontrando paz”. Y él mismo expresó en una carta: “Que feliz soy al tener la oportunidad de rodearme de ramas y maleza, entre estos árboles, flores y rocas. Nadie ama su país tanto como yo, en el campo cada árbol parece comunicarse conmigo diciendo –¡Santo!, ¡Santo!-, en el bosque se encuentra el encanto que expresa todas las cosas!... Aquí mis oídos no me molestan”.
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