lunes, 27 de septiembre de 2021

Hablando de monumentos. Colotlán honra a Lutteroth, el padre de la lucha libre

 

Busto de bronce de 80 centímetros con la figura de Salvador Lutteroth en Colotlán, Jalisco, una obra escultórica Alfredo López Casanova. Foto: Francisco Vázquez Mendoza


Por  Francisco Vázquez Mendoza

Parodiando a Jaimito El Cartero, Colotlán es un hermoso pueblo de Jalisco cobijado por dos cerros… Pero la idílica descripción se rompe de tajo cuando se menciona a Victoriano Huerta, nacido en este lugar y de inmediato brotan los adjetivos de chacal, traidor y asesino. Un grupo de colotlenses se preguntaron: si Salvador Lutteroth fue un mexicano visionario que trascendió fronteras a través de la lucha libre, ¿por qué no tenía ni siquiera un callejón con su nombre, que además le ayudara al pueblo a limpiarse la cara?

De las pláticas de café, este grupo de amigos pasaron a la acción. Juntaron alrededor de 200 firmas y redactaron una iniciativa ciudadana donde expusieron los argumentos para reconocer al padre de la lucha libre mexicana. La iniciativa Lutteroth fue aprobada por unanimidad por el Cabildo de Colotlán, un municipio en el norte de Jalisco y última fronera de la nación wixárika.

Desde el 21 de septiembre, cuando se celebra Día Nacional de la Lucha Libre y del Luchador Profesional, el boulevard de Colotlán lleva el nombre de Salvador Lutteroth González y en el camellón se colocó un busto de bronce de 80 centímetros, una obra del escultor Alfredo López Casanova.

Placa en honor de Salvador Lutteroth, hijo ilustre de Colotlán, Jalisco. Foto: Francisco Vázquez Mendoza

“Expresamos nuestro más sincero y profundo agradecimiento por el homenaje que otorgan a nuestro padre, al inmortalizar su obra y la contribución a Colotlán”, expresó desde Tijuana su hijo Salvador Lutteroth Camou, de 96 años de edad, a través de un video. Luis Pinedo, del Colectivo Francisco Tenamaxtle, promotor de este reconocimiento, afirmó: “Deseamos contribuir con el rescate de la memoria de la obra de don Salvador y colaborar en el enriquecimiento de la identidad de nosotros, los colotlenses”.

La lucha libre es un deporte-espectáculo muy popular en México. Se suele decir que es el segundo espectáculo en importancia después del futbol. El ring, los luchadores y el réferi. La televisión, el cine y el arte. Todo ha sido parte del llamado pancracio y además ha traspasado las fronteras: llevar puesta una máscara de luchador en el extranjero de inmediato identifica al portador como mexicano.

Muy pocos saben que el hombre que provocó esta historia nació en Colotlán y que un colotlense es considerado el “padre de la lucha libre”. Salvador Lutteroth González nació el 21 de marzo de 1897, hijo de Marcela González y de Alejandro Lutteroth, descendiente de alemanes. “Mi padre vivió su más tierna infancia en Colotlán, esa en la que se empiezan a forjar los sueños”, dijo su hijo Salvador con motivo de la develación del busto de Lutteroth.

La familia se mudó a la Ciudad de México en 1907. El joven Salvador Lutteroth participó en la Revolución, llegando a ser parte de la escolta de Álvaro Obregón. Un día vio una lucha en El Paso, Texas, se impresionó con el espectáculo y tuvo la visión de que podría ser un buen negocio. El 21 de septiembre de 1933 organizó la primera función de lucha libre en México, acompañado de un socio, Manuel Ahumada, y a partir de entonces comenzó el boom gracias al éxito de las funciones. Posteriormente la televisión y el cine fueron parte de la popularización del deporte-espectáculo.

Develación del busto de Salvador Lutteroth en Colotlán, Jalisco. Foto: Francisco Vázquez Mendoza

Técnicos y rudos, el bien y el mal

Salvador Lutteroth González fundó la Empresa Mexicana de Lucha Libre en los años treinta, posteriormente construyó la Arena México, la catedral de la lucha libre, en la colonia Doctores de la Ciudad de México. Conforme creció su empresa abrió sucursales de la Arena Coliseo en diferentes ciudades de México. La Empresa Mexicana de Lucha Libre se conoce hoy como el Consejo Mundial de Lucha Libre.

A él se le considera un visionario porque incorporó a los luchadores enmascarados y creó los dos bandos, los técnicos y los rudos. De combinar el deporte con la teatralidad, y de tenerle respeto a la profesión: pedía a los luchadores vestir de traje en las presentaciones y así llegar a la arena.

Lutteroth en Colotlán

Contrario a las personas que salen un día de su pueblo y nunca más regresan, Lutteroth mantuvo una parte de su corazón en Colotlán. Ya como empresario exitoso, construyó en 1963 la escuela primaria Marcela González de Lutteroth y por medio de su empresa dio empleo a decenas o cientos de sus coterráneos. Cuando se inauguró la Arena Coliseo de Guadalajara en 1959, la mayoría de los empleados eran de Colotlán.

Salvador Lutteroth, el padre de la lucha libre. Foto: Francisco Vázquez Mendoza

Poco antes de morir, en 1987, Salvador Lutteroth y su prima Refugio pensaron en un asilo de ancianos, lamentablemente ya no lo pudo hacer. Su hijo Salvador completó la obra en 1991.

En otro artículo habría que hablar de cuando Lutteroth fundó al equipo de beisbol Diablos Rojos del México, de su promoción al box mediante los Guantes de Oro y el apoyo al patinaje artístico. Pero eso, como dicen, es otra historia

Con esta trayectoria y con este legado no fue complicado convencer al Cabildo de Colotlán de inmortalizar al hijo ilustre con un busto y llamar a su avenida principal con su nombre: Salvador Lutteroth González.

En una de esas, con el tiempo, se logre rescatar aquella frase que se escuchaba en la Arena México en los años sesenta del siglo pasado: “Colotlán es la cuna de la lucha libre”. Y contrastarla con las reacciones que provoca el nombre del último jalisciense que ocupó la Presidencia de México.

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