lunes, 4 de octubre de 2021

La violencia e impunidad también están desapareciendo lenguas originarias: expertos


En México se hablan 68 lenguas indígenas, agrupadas en 364 variantes y 11 familias lingüísticas, siendo uno de los países con mayor diversidad lingüística del continente, aunque algunas de estas hablas en la frontera norte del país están en peligro de desaparecer debido a los procesos de desplazamiento que enfrentan a causa de megaproyectos, el narcotráfico y la discriminación.  

“La impunidad es muy difícil, está desapareciendo la gente. Están desapareciendo la lengua vía la matanza de gente, no es nada más el proceso ideológico de dejar la lengua. Algo se debe de hacer”, declaró la especialista en los pueblos guarijíos de Sonora y Chihuahua, Claudia Harriss Clare, durante la mesa La vitalidad de las lenguas indígenas en el norte de México, del XII Encuentro de Lenguas en Riesgo, que se llevó a cabo este 2 de octubre, con dos mesas virtuales, en las que también se tocaron los problemas lingüístico surgidos en la conquista y la Colonia, y perpetuados por las dinámicas de violencia y desplazamiento actuales.  

La investigadora adscrita a la Dirección de Etnología y Antropología Social del INAH explicó que la lengua guarijía se divide en dos: el río y la sierra. “Es una misma lengua, mutuamente comprensible entre ellos. Lo que se dividió en dos de estos grupos son procesos históricos, el trazo de carreteras y cada vez menos contacto entre sí, pero es interesante el caso de una lengua con dos variantes y misma cultura”, ahondó. Son las situaciones de violencia las que han hecho un territorio discontinuo para esta comunidad, creando una separación social.  

Señaló que una estrategia de los guarijíes, probablemente adoptada a causa de años de agresiones y discriminaciones, es no hablar su lengua fuera de su territorio. Sin embargo, tampoco mantienen redes sociales eficientes que les ayuden a mantener comunicación con sus familias cuando salen, por lo que procesos de desplazamiento y migración forzada también influyen en el abandono de raíces lingüísticas.  

NARCOTRÁFICO. 

En comunidades rarámuris del norte, la introducción de tecnologías como la radio ha permitido procesos de homogeneización de la lengua que resultan positivos para la comunidad. “Tuvo mucho éxito cuando se hizo, permitió una homogeneización entre las variantes y que se entendieran entre sí”, apuntó el académico de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Luis Eduardo Gotés Martínez. 

Sin embargo, ha habido una gran injerencia del narcotráfico en la incorporación de tecnologías, lo que a su vez han generado una serie de cambios en la estructura social. 

“Los celulares se expandieron mucho hace 10 o 15 años, a partir del narco que los empezó a distribuir como mecanismo de distribución que se hacía en la lengua para evitar ser coptados por intereses judiciales. Difícilmente escuchas conversaciones a través del celular en castellano. Es factor de cambio no solo en lo social, sino en la lengua porque ha introducido aspectos internos de terminologías y criterios nuevos”, detalló.  

 “He visto cambios también en las conductas, las mujeres son cada vez más abiertas con respecto a hace unos años, que era muy difícil expresarse conmigo en mi condición de varón mestizo blanco. Ahora es más fácil interactuar con ellas e incluso hacer bromas”, agregó. 

Por otra parte, el antropólogo destacó como factor de cambio fundamental que el narco empezara a pagar con “trocas” (camionetas) hace unos años – “gente rarámuri que usa taparrabos, con lenguaje limitado, tiene trocas y se mueve así, le dan ride a mis alumnos. Hace años nosotros pichábamos, ahora pichan ellos porque traen dinero, pero el narco también implica violencia”; y añadió que la conjunción de los recursos otorgados por el narcotráfico con el esquema educativo de la escuela secundaria introdujo la adolescencia como fenómeno social, pues había pubertad, pero no adolescencia como patrón de comportamiento del joven occidental.  

EL PAPEL DE LAS ESCUELAS.  

“Pienso por mi relación sistemática con la gente rarámuri que muchos elementos han permitido que no se reduzca  la lengua y quizás el único resultado de política que ha tenido un efecto positivo es el radio. Por lo demás, las escuelas son un aspecto de confrontación monolingüística muy importante”, consideró Gotés Martínez. 

Apuntó que durante más de veinte años, la escuela secundaria de la comunidad con la que convive solamente ha generado cuadros para el narco, pues niños y niñas empezaron a vestirse con los recursos que difundieron: botas, sombreros tejanos, y hebillas que tienen los cuernos de un venado o cabeza de serpiente cascabel.  

“Eso ha crecido mucho en situaciones como la escuela secundaria. Se han incrementado las tele-secundarias en los últimos años y sus efectos no quedan claros, pero creemos que serán los mismos. Cuando terminan la escuela los jóvenes no tienen más que irse porque los formó para un ambiente en el que, ahí, no pueden integrarse”, agregó.  

A su vez, el profesor investigador del Centro INAH Sonora, José Luis Moctezuma Zamarrón, quien cuenta con una larga trayectoria trabajando con los yaquis de ese estado así como con los kikapú de Coahuila, opinó que el caso del norte de México la escuela no funciona en términos de transmisión de la lengua, sino para detener el proceso de transmisión de ella. 

“En todas las zonas, incluyendo la zona yaqui, la escuela ha jugado un papel de detener el proceso de transmisión de la lengua, que es uno de los principales factores para ver si una lengua es vital o no”, manifestó.  

POLITICA DE LENGUAJE. 

Moctezuma Zamarrón recalcó la necesidad de políticas de lenguaje bien definidas que puedan ver los casos particulares, porque hablar de lenguas indígenas no es hablar de forma general, sino de las particularidades de cada grupo y comunidad. 

Esta política de lenguaje tendría que plantearse a nivel nacional en términos de diversidad de funcionamiento de las lenguas y de cómo cada comunidad quiere establecer la relación entre lengua originaria y español, o lengua originaria, español e inglés en algunos casos. 

“Si ponen la universidad y no hay una política de lenguaje que venga desde la enseñanza preescolar de la lengua de la lengua mayo-yaqui, es el caballo de Troya para la manera en que los yaquis han defendido la lengua: lo que no acabaron las balas, van a acabar las letras”, advirtió.  

A pesar de la compleja variación de los problemas en el norte de México, el investigador consideró que hay un mantenimiento de las lenguas y una re-funcionalización de la radio, celular, y nuevas tecnologías como elementos que permiten la presencia de estas lenguas, tanto las que migran como las originarias.

“Eso hace que podamos al menos ser idealistas en decir que vamos a seguir luchando o apoyar a las comunidades, viéndonos no como los sabios que dicen qué tienen que hacer, sino acompañarlos en procesos dinámicos donde ellos tengan la palabra, planteen sus necesidades y nosotros los acompañemos”, propuso.  

Diálogos. 

Este encuentro lingüístico tuvo lugar en el marco de la XXXII Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH), organizada por el INAH, cuya versión digital puede seguirse en la página www.feriadelibro.inah.gob.mx.  

También se llevó a cabo la Mesa 2, “Los tambaleos lingüísticos durante la Conquista y la Colonia”, para exponer los problemas lingüísticos que se dieron durante ambos periodos históricos. Participaron los investigadores de las direcciones de Lingüística y de Estudios Históricos del INAH, Alonso Guerrero Galván y Rodrigo Martínez Baracs, respectivamente, así como la académica de la ENAH, Dora Pellicer Silva. 

Puedes acceder a ambas grabaciones en el canal de youtube del Instituto Nacional de Antropología e Historia: INAHTV

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