Por: Roberto A. Valenciano Capín
Una noche de sumas coincidencias se suscitaron en el Teatro de la Paz, en razón de esta nueva edición de lo que en su momento fue llamada la fiesta más grande de danza contemporánea en el país.
Una de estas coincidencias, nos conduce a la trama de esta esperada película protagonizada por esta muñeca que ha acompañado a muchas generaciones de niñas, es expulsada de su entorno (Barbieland) por no ser perfecta, como tal parece que sucede con esta edición dancística que se replica ante esta indiferencia de ya saben quien, ante este trabajo, curanduría de este festival que si se apoya gracias a que es refrendado por los potosinas y las potosinas, con esta puntualidad del estar y llenar el Coloso de Villerías, y hay que decirlo, la presencia de la esposa del gobernador en turno, en su representación.
Que se unen a este distintivo color que que identifican a esta fiesta de la danza en su cuatrogésima tercera edición.
Todo esto en la inauguración de esta 43 edición del Festival Internacional de Danza Contemporánea Lila López, con la presentación de Ictus Danza con la coreografía "Concerto Grosso". Sobre la pena y la vergüenza de Gerardo Sánchez.
Entre el humo que se difumina y deja entrever en el escenario, que sin más nos remite a un salón de danza, al verlos calentar, estirar a los bailarines, para sin más dar un giro ante la llegada del director de orquesta y así dar cuenta de ser una orquesta de músicos.
Es a partir de esta pauta como se detenta el poder como tema principal de esta pieza coreográfica.
"Nosotros estamos explorando las diferentes facetas, las diferentes caras que tiene el poder, claro, de una forma metafórica, todo llevado a través de la gran metáfora de una orquesta que toca un concierto barroco, y es a través de esta temática se van como desplegando diferentes propuestas visuales y metafóricas que te llevan a un universo onírico que hablan sobre este tema específico", comenta el coreógrafo Gerardo Sánchez.
Los creadores escénicos abordan el movimiento a través de metáfora de la orquesta de esta pieza definida como “danza orquestada".
Pero no se queda solamente en la orquesta, sino ser esta invitación a entrar en las diferentes capas que la rodean.
Al desplegarse en estas acciones / imágenes; estas sillas puestas en la cabeza de los bailarines que dan la pauta de no tener no solo identidad ni voz.
Como este potente cuadro; juego de manos entre la hendidura de las sillas; sometimiento, sumisión, atisbos de libertad.
Como también se exhibe esta ironía del director al referirse que los ama y los adora. "Soy una criatura bien amada del universo".
En donde también las estructuras forman parte de este poder, ya que al entrar dentro de estas estructuras finalmente generan un vínculo para que alguien tenga poder, para así detentar la discriminación, racismo, estereotipos en el canon estético del cuerpo, el acoso y hostigamiento, la opresión, los círculos sociales hegemónicos .
Ya que finalmente se exhibe una cruenta realidad. "Estamos dentro de estas esferas que no nos salvamos aunque lo sepamos". Síntoma del estado del alma de la humanidad.
De esta manera hacerlo desde su hacer de danza, o su hacer coreográfico, acota: "Siempre he tomado obras de la reflexión humana, me interesa "
El director comenta " no me interesa ni sensibilizar a la gente, ni esta pauta de que el arte mueve a la gente. No va por hay mi discurso, quiero mostrar con otros ojos lo que somos a nivel humano y en el mejor de los casos, promover el pensamiento crítico".
A pesar de todas estas disyuntivas, logra deslumbrarse este hálito / acción de "voltearnos a ver, simplemente la empatía con el otro, como es el voltearnos a vernos a los ojos, y ser estas personas que generan y dan esta ofrenda a la tierra, porque de hay somos y de hay venimos, volver al origen".
Una pieza de muy buena manufactura que fue muy bien recibida en su primera vez en estas tierras potosinas.
La fuerza de la obra se concentra en su discurso, la creación de atmósferas, apoyadas de manera contundente por el diseño tanto lumínico como sonoro.
Como también por sus creadores escénicos: Beatriz Dávila, Alberto Hiromoto, Maco Viveros, María Teresa Viveros, Jairo Ortiz, Vladimir Kempiz, Fernanda Simental, Bereniz Pantle y Andrés de la Cruz.
ICTUS Danza. Compañía independiente y autogestiva formada en 2018 con residencia en la ciudad de Cuernavaca, Morelos. Su propuesta artística se distingue por invitar al espectador a sumergirse en universos oníricos a partir de imágenes, música, palabras y movimiento. Les interesa crear espectáculos escénicos dirigidos a público no especializado desde la visión de buscar la reflexión y la sensibilización a través de la empatía. Sus producciones se han presentado en espacios como “Volver a verte” 2021 en el Complejo Cultural Los Pinos CDMX, en el “Encuentro Nacional de Danza 2019” en la sala de conciertos Elisa Carrillo, “Festival Internacional Quimera 2019” y en “Primavera Danza” en el parque La Mexicana, y el Día Internacional de la Danza UNAM en la CDMX. También han participado en Festivales como “Con los Pies en el Aire”, “Morelos Tierra de Encuentro”, “Morelos Danza”, “Bailar para el Encuentro” del Centro Morelense de las Artes, “Encuentro de Danza de Cuautla” y “Encuentro de Danza Contemporánea de Morelos”. En 2020 fueron beneficiarios de la convocatoria “Espacios Escénicos en Resiliencia” con el proyecto “La Locura del Otro”.
Han realizado colaboraciones de formación con artistas como Dorothea Eitel de Alemania, quién impartió un taller de improvisación y realizó el montaje “Improfiestación” para la compañia; Ricardo Rodríguez de México - Costa Rica y Nacho Cárcaba de España.
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